No me encantan las monster high, vaya eso por delante, pero cierto es que puestos a prohibir o rechazar, prefiero reservarme para cosas más importantes. Por eso cuando mi hija Marta demostró interés por estas horrendas muñecas me encogí de hombros y pensé... es lo que hay!
Tétricas e incomprensibles para mí que soy de la generación de los payasos de la tele, de la Nancy, la Sindy y la Lesly, la mayoría de las niñas de su edad las adoran. Así que siendo realista creo que no lo hubiera tenido fácil en la labor de distracción... o redireccionamiento hacia otros juguetes.
Sobre todo porque mi Marta es cabezota y determinada, con fuerte personalidad; y a fin de cuentas por qué no ceder en un capítulo que no es esencial en su educación, hay tantas otras cosas que le he de prohibir.....
Ante este asunto detecté cierto rechazo en mi entorno más próximo; mi suegra por poner un ejemplo lapidaba a la tal muñeca en las tertulias del domingo por la tarde después de comer, y dictaminaba que jamás regalaría una de esas a sus nietas; "no pienso fomentar el mal gusto" decía.
Un sector de mis amistades las tiene vetadas en casa, y a veces me he sentido un poco furtiva, como el silencioso espectador fiel al Sálvame Deluxe, que lo ve pero lo niega; un tanto avergonzada en definitiva de estar inmersa en el asunto Monster High.
Pero el día del 2º cumple de Marta, de este año, decidí salir del armario y me planté con esta tarta. Nosotros siempre celebramos 2 ó incluso 3 cumpleaños; uno íntimo, otro con los amigos, y un tercero con el cole. De otra forma tendría que alquilar un local para albergar a todo el mundo, y yo.... soy de cumpleaños en casa.
Marta me la había pedido con cara de entusiasmo y una fe ciega en mis dotes culinarias. Creo que fue más bien ésto último lo que me decidió. Jamás en la vida había hecho nada con fondant, y esa era la única manera de abordar una tarta de monster high.... con la famosa pasta de azúcar comestible.
Ya puestos a confesar cosas vergonzantes para algunos.... yo he sido una niña que ha jugado con las Barbies. De hecho he tenido unas cuantas... y no tengo ninguna perversión, es más, soy bastante normalita. He acabado mis estudios universitarios y post universitarios exitosamente y creo tener buen criterio para distinguir el bien del mal.
En esas muñecas tachadas de mujer objeto yo veía un pelo larguísimo para peinar y hacer trenzas, vestiditos para quitar y poner... y no las cosas que otros quieren ver. Además me encantaban sus muebles setenteros; aun conservo algunos como un sofá rosa fucsia con tapicería de rayas pistacho.
Y creo que igual le sucede a mi Marta con Draculaura y Abbey Bominable... y que no va más allá, ni le llaman lo más mínimo la atención las medias rotas, las cicatrices, o lo trapejos que visten.
Dudo mucho que nada insano quede grabado en su subconsciente, y sólo pienso en una cosa.... "me encanta verla jugar y hablar sóla en voz alta... dirigiendo sus muñecas como soldaditos.
Así que os voy a animar a complacer a vuestras niñas si os piden una tarta como ésta. No puede ser más fácil; es cuestión de paciencia y un poco de habilidad, ni más ni menos que la que ser precisa para hacer una simple manualidad, como las de Art Attack.
Por cierto... por qué nadie tiene nada que objetar ante el hombre araña, o el famoso batman?? ... mi sobrino tiene uno y no creo que piense hacerse culturista, ni de mayor vista ajustadas mayas.
La receta que he elegido como base para ésta tarta la tenéis AQUI.
La hice de dos pisos, por supuesto, eso era un requisito esencial por lo visto. Sobre como hacer una tarta de dos pisos podéis consultar AQUI.
Y la decoración fue la mar de divertido, es más, creo que estoy deseando repetir... Para hacer una tarta con adornos de fondant, lo primero es ir a una tienda especializada y comprarlo en pequeñas pastillas. En mi ciudad estas son mis favoritas; Azúcar y Vainilla, y L'Atelier de Isabella.
Si queréis añadir unas florecillas, necesitaréis unos cortadores especiales para fondant en la misma tienda. Aunque inicialmente iba a hacer lunares de dos colores, y para eso nos bastaría con un tapón de una botella de agua mineral.
A continuación buscamos en google una imagen del motivo, a falta de un cortador especial; en mi caso esta simpática calavera con lazo rosa, y nos la imprimimos. Podemos modificarla antes para obtener un tamaño que se ajuste a lo que nos encaje bien. La recortamos y la usaremos como modelo.
Como véis yo he trabajado sobre un tapete azul. Es un tapete de silicona para horno de Lékué que va fenomenal, y con un rodillo de acero inoxidable de Silikomart. Un rodillo adecuado es importante para que el fondant no se pegue.
Trabajar con él es como hacerlo con la plastilina. Primero estiré el color negro (foto 2) ; coloqué sobre él la plantilla y corté todo el borde con la punta de un cuchillo. Poquito a poco. Después repasé los bordes empujándolos hacia adentro con el mismo cuchillo para redondearlos.
Una vez hecha la base negra, recorté el borde de mi modelo hasta dejar la calavera blanca. Extendí el fondant de ese color y con la ayuda de la plantilla, compuse la capa de arriba que solapé sobre la de abajo.
El siguiente paso fue el lazo, primero recorté el borde, y lo hice en rosa. Con la punta del cuchillo dibujé las dos arrugas, y el nudo fue también un calco del papel que coloqué encima del lazo. (foto 1)
Con los ojos y nariz hice lo mismo, me ayudé de la plantilla hueca para colocarlos en su sitio exacto. Colocándola sobre la cara de fondant y aplicando cada ojo en el hueco del recorte.
El fondat se pega solo, y no es necesario añadirle nada. Lo mismo las florecillas sobre la crema. Es de lo más fácil. Entre nosotros, me las ví y me las deseé con un rey baltasar de platilina para el belén de cole, al lado de aquella figurita en 3D que a todos nos habrá tocado modelar... esto fué coser y cantar!!
Beatriz Tobegourmet.