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Tarta de queso de "La Viña". Receta.

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Hay ciertos establecimientos de visita obligada en la Parte Vieja de San Sebastián. Uno de ellos es el Bar "La Viña" en la calle 31 de Agosto, y lo es por su mítica tarta de queso. Locales y turistas de todas las nacionalidades; americanos, japoneses, nórdicos.... se presentan en la barra solicitando la "famosa tarta de queso de La Viña" de la que tanto han oído hablar.

Bien pues tengo buenas noticias; el equipo de investigación de "tobegourmet" ha hallado el mapa de ingredientes y elaboración de esta joya de la cocina.




El primo del amigo de la amiga de mi amiga... creo que era algo así la cosa.... 

Se me apareció en una celebración de cumpleaños de esa amiga con una tarta de queso que decía haber elaborado con la receta de este bar donostiarra. Años de prospección acababan en la mesa de aquella sociedad gastronómica, y el destino quiso que no fuera yo quien la encontrara sino que me encontrara ella a mí.

Tras proceder a la cata, no tuve más remedio que rendirme ante la evidencia, o era la auténtica receta o desde luego se le parecía muchísimo. 

Así que he tardado lo menos posible en recrearla en casa, con mi estilo y a mi modo, que ya sabéis va un poco más allá de la presentación tradicional.




Aquí la adorné para darle un poco de volumen, porque es una tarta muy plana de presentación, con unas pajitas chevron de Mandisign y washi tape MT. Traté de emular unas ramas otoñales.... No sé si lo he conseguido, vosotros diréis... Pero a mí me gusta mucho el resultado.


Ingredientes:

- 1 kilo de queso estilo Philadelphia, mínimo 30% mg.
- 500 ml de nata líquida.
- 5 huevos.
- 350 g de azúcar.
1 cucharada de harina (yo Santa Rita).


Preparación: En la Thermomix o en un bol grande y con ayuda de la batidora, mezclamos y batimos todos los ingredientes. Posteriormente engrasamos un molde grande y alto (la receta es para diez personas) aunque yo hice dos tartas en dos moldes más pequeños. Vertemos la mezcla y horneamos a 200º durante 50 minutos. Lo mejor es comprobar que está hecha con una aguja y ver si sale limpia.

La segunda comprobación será acudir al bar La Viña de San Sebastián y verificar que si el sabor de nuestra tarta y su textura es igual! .... y me contaréis.

Y eso es todo. No puede ser más fácil y sencilla. Una buena solución si tenemos mucha gente en casa para comer o cenar, pues es un postre que cunde mucho y que gusta a todos.






Un brillante Joan Roca sorprende y divierte en SSGastronomika.

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           Foto: Coconut

Que tengo debilidad por la persona de Joan Roca y su cocina es algo que no voy a esconder, pero si no fuera así, el título que encabeza este artículo no cambiaría en absoluto y me atrevería a decir que su contenido tampoco.

Que el mayor de “Los Roca” es un talento y un fenómeno en el actual panorama gastronómico es algo indiscutible.

En la XVI Edición de San Sebastián Gastronomika expuso con claridad los 4 conceptos clave que fundamentan su actual cocina y fue desarronado uno tras otro: Renovar, Repensar, Reconocer y Recrear. Cuatro erres: una pata más que añadir a su conocido logo?

Seguro y persuasivo, arrancó los aplausos de los asistentes cuando mostró el ingenioso aperitivo que sustituye al conocido "Comerse el mundo", y el plato "con vida" que reacciona ante un consomé caliente.



RENOVAR

Roca comenzó su ponencia anunciando: "vamos a hablar de algo de lo que hasta ahora no hemos hablado nunca en ningún congreso. Vamos a hablar de "innovación" de cómo vemos la innovación, como la entendemos y qué es para nosotros".

Y comienza proponiendo una reflexión en torno al concepto de "Renovación" como forma de explicar  muchas cosas que se entienden como "innovación". Muchas herramientas, muchos utensilios o máquinas que ahora se emplean en cocina, alguno de los cuales ha aportado el Celler de Can Roca, como el famoso Roner, vienen de otro contexto, de otro mundo, por eso, es más correcto hablar de renovación en lugar de innovación. 

En este punto Joan Roca dedica un espacio de su ponencia a su padre elogiando su actitud, su trabajo y el papel que ha desempeñado de forma indirecta en contribuir a que el Celler sea lo que ahora es. "Nuestro padre es muy importante en nuestra historia, en nuestra casa, y también en la innovación de nuestra casa".

Siempre le han llamado el "jefe" pero también "MacGyver" porque es capaz de arreglar cualquier cosa, y disfrutar con ello, cosas aparentemente imposibles de arreglar. De joven inventaba cosas; convertía un secador en un ahumador, diseñó las pipas que ha usado Jordi para soplar el caramelo. Es un hombre que ha innovado renovando conceptos.


                Foto: Coconut

Esto lo han aprendido bien sus hijos, inconformistas, buscando soluciones o inventándolas cuando no aparecen. Mirando alrededor, observando, y localizando herramientas que insospechadamente pueden jugar un buen papel en la cocina. Por ejemplo el Roner que antes mencionábamos, se trata de un aparato de laboratorio al que se le ha dado un uso diferente a aquel para el que fue creado, adaptándolo a la cocina. Lo mismo sucedió con las esferificaciones que vienen otro ámbito; la medicina, pero que hoy se usan en gastronomía. Eso es RENOVACION.

Y es aquí donde Joan Roca hace una defensa de las nuevas técnicas en cocina para poder obtener  "resultados mágicos". Ahora, dice, parece que están denostados, que la gente quiere volver a la tradición. Nosotros también tenemos cocinas con fuego, planchas, brasa, pero a la vez otros utensilios que nos permiten crear cosas maravillosas, cosa mágicas que sin esas herramientas no podríamos hacer." Y se refiere al jugo de riñones al jerez liofilizado que forma parte de su nuevo y divertido aperitivo. Y no yendo tan lejos...."tampoco podríamos cocinar a temperaturas muy bajas para obtener cocciones que nos interesan" añade.


                Foto: Coconut.

Roca anuncia una primicia en el congreso de San Sebastián Gastonomika que entusiasma al auditorio. "Estamos trabajando en materiales termoactivos con memoria de forma" comienza diciendo, en este caso se trata de un material al que le damos una forma determinada, luego le cambiamos la forma, y por acción del calor recupera forma inicial". Y así,  hemos construido un plato que se abre. El año pasado Jordi presentaba el plato que respiraba, pues éste, también tiene vida.

Vierte entonces un consomé que está hecho a baja temperatura, y mientras el calor va tocando las paredes el plato se va abriendo ante los ojos atónitos de todo el mundo. "Esta será una nueva vajilla que usaremos a partir de ya en el Celler".

El auditorio en pleno, aplaude espontáneo y convencido.


REPENSAR

Queremos buscar la relación entre estas palabras: reconocer, repensar, recrear, alrededor, renovar.... dice Roca.

Y en ese camino, en esa idea de repensar como forma de llegar a innovar, este verano han estado de gira por latinoamerica para buscar formas de conectar con las diferentes culturas y recocinar sus cocinas, sus productos. Pensando cómo hacerlo de otra forma.

Los Roca han buscado la forma de recoger en sus platos referentes culturales, y así por ejemplo han reproducido en plantillas "las líneas de Nazca" para aplicarlas después en un fondo.


         Foto: Coconut.

"Hemos hecho una leche de tigre" dice, "que es un guiño al ceviche tradicional, convirtiendo la leche de tigre en una plantilla helada usando unzas plantillas de silicona, para que quede grabada en el plato". La intención es buscar juegos, buscar guiños que se pueden llevar a cabo con estos útiles, estas herramientas de las que antes hablaban sin las cuales no hubiera sido posible obtener resultados fantásticos e innovadores.


RECONOCER

Asegura Joan Roca que reconocer es neceario para innovar para recrear, renovar.... Por este motivo han querido reconocer el paisaje que rodea al Celler en un radio de 50 km a la redonda. De la mano de un botánico han descubierto variedades de flores, de plantas, de semillas, que en muchos casos no se usaban en cocina, "tenemos la suerte de tener un paisaje privilegiado geográficamente y climáticamente, porque tenemos diferentes climas en alturas a muy poca distancia, que nos permite tener a la vez la flor y el fruto de una planta".

"Esto nos ha permitido empezar a utilizar productos que no sabíamos que existían". Los Roca han obtenido un plato, "raíz a la mostaza", con mostaza salvaje, mostaza silvestre "a 20 minutos andando de nuestra casa", dice Joan y continúa:"luego hemos vinculado la mostaza con las uvas (mostaza viene de mosto), uvas de la zona y hemos acabado el plato con vinagres de chardonnay.

La innovación de la mano de la capacidad de reconocer el entorno.


RECREAR

Y para renovando Joan Roca propone la idea de recrear, de volver a jugar, jugar con la inocencia, la fantasia, y para ellos desaprender lo que uno sabe para poder jugar, para poder mirar la cocina con ojos de niño.

          Foto: Coconut

Joan guarda uno de los momentos más divertidos su ponencia para el final, de la mano del concepto de la "recreación".

"En las próximas semanas", dice "este plato va a sustituir a el mundo que es el primer plato que uno se encontraba en la mesa del Celler. El mundo era una esfera que encerraba sabores de los diferentes lugares del mundo donde habíamos estado, pero ahora es hora de volver a casa, a casa de nuestros padres, de cuando éramos pequeños, de volver a la infancia."

Despliega entonces un diorama sobre la mesa y anuncia: "Vamos a servir el aperitivo en un soporte de papel que representa el bar de nuestros padres". "Tenemos la barra, aquí Pitu de jovencito, yo en la cocina, Jordi en bicicleta por las nubes". La audiencia que permanece sentada y atenta en el Palacio de Congresos del Kursaal comienza a esbozar una sonrisa.
"Sobre él se van a ir colocando los diferentes aperitivos que se podían encontrar en nuestra casa".... Un bitter representado en un bombón de campari, una tortilla de patata y cebolla líquida, cordero con pan y tomate, calamares a la romana, un cubo liofilizado de riñones al jerez, y un helado de corte, para el que han elegido un helado de maíz aplicando lo que han "repensado" en su reciente viaje a Mejico.




Y como se trataba de recrear, de jugar, en el Celler han diseñado un huevo kinder, se va a regalar junto con el diorama del bar a los clientes cuando se vayan... el juego es toda una serie de platos clásicos de El Celler de Can Roca que se pueden montar en casa... y se pueden coleccionar.

El auditorio se funde en un enorme aplauso, monstrando una absoluta empatía con el planteamiento expuesto por Joan Roca; la recreación, la innovación, y la renovación.


LA MASIA


La ponencia termina con una referencia a un nuevo proyecto que se viene desarrollando desde hace poco en el Celler.

La Masía está funcionando ya como espacio de encuentro, donde desarrollar proyectos, ideas. El martes el equipo se reúne en este lugar para establecer un diálogo interdisciplinar, donde se trata de implicar a todo el equipo en el proceso creativo. Un espacio donde seguir manteniendo vivos los sueños y hacerlos realidad. Donde tienen cabida las ciencias sensoriales, la gestión emocional, la ciencia, el diseño gráfico, "todo lo que pueda enriquecernos para seguir adelante". Ya antes de estar restaurada, en esta masía fue donde se gestó "el Somni", donde se diseñó la gira por latinoamérica...

"Viene a ser nuestro pequeño mundo nuestro pequeño universo".

Un pequeño planeta, añadiría yo, donde desde la humildad, el trabajo constante, y la pasión por la cocina los hermanos Roca están conquistando el mundo.





Beatriz Rodríguez.


Tarta otoñal de fondant.

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Esta es para mí la tarta de fondant perfecta. Y lo es porque me parece sencilla y a la vez elegante, porque los tonos rosas empolvados me parecen de lo más romántico, y porque creo que se adapta perfectamente al gusto de cualquiera.

Mi hija Marta lleva soñando mucho tiempo con una tarta así, hecha en casa. 

Pero debo confesar que el fondant es algo con lo que no me he atrevido nunca. Y francamente las tartas de fondant que uno puede encargar son algo caras. Con lo cual llevo meses distrayéndola y a la vez haciéndole entender que aunque para ella su mamá es la mejor repostera del mundo la realidad es otra.




Cuando descubrí Suggart me pareció la cosa más genial del mundo. La solución a mi quebradero de cabeza con la tarta de fondant para Marta. Suggart te proporciona lo básico, a un precio sin competencia, para que tú le des tu toque personal en casa.... así sea tu tarta de fondant.




Y es un descubrimiento que quiero compartir con vosotros porque estoy segura de que va a suponer una revolución en vuestra casa. Cumpleaños más personales, celebraciones con un fin de fiesta de altura, cenas especiales; no siempre hay que relacionar fondant con tartas de Bob Esponja vamos.

Yo decidí decorar nuestra tarta fondant con unas flores del jardín que se estaban apagando con la llegada del otoño; las hortensias. Aquí lucen sin duda mucho más bellas. Es importante limpiarlas bien antes, se pueden lavar un poco con un spray o se puede quitar el polvo con un secador de pelo.

Y lo mejor va ahora; las tartas de Suggar resulta que están deliciosas, echando por tierra el mito de que la tarta de fondant es sólo su apariencia, ya que como tienen muchas capas están muy jugosas.




Además si, como es mi caso, pretendemos colmar la felicidad de una niña golosa, no puede ser más divertido hacer el encargo a su lado frente a la pantalla del ordenador.

Marta, como tantas niñas de su generación, disfruta con esos juegos o aplicaciones en que se cambia el color de los labios, el pelo, los ojos a una cara dibujada. Pues ésto es casi igual de divertido.

Al entrar en la web de fondant Suggart se accede a dos cartas de colores para elegir tono de fondant por una parte y tono de cinta por otro. La paleta en muy extensa. Y no os engaño si os digo que estuvimos más de media hora de "a ver como queda ésta" solo por la diversión de ver en la pantalla como cambiaba la tarta al seleccionar las diferentes opciones. 




Las dos tenemos gustos muy parecidos así que la opción del rosa palo fue prácticamente unánime. Otra ventaja más, a prueba de niños impacientes, cenas a dos días vista y emergencias similares; el envío es rapidísimo, en cosa de 24 horas. Vamos que si os apetece una tarta naranja con cita negra para la noche de Halloween estáis perfectamente a tiempo.




Hay tres tamaños que son independientes. Se puede comprar así una base sola y queda también genial. Su precio: 29 euros!! el tamaño intermedio. ( 12 raciones ).

La que veis en las fotos es el tamaño intermedio y el pequeño sobre él. Tarta para 20 por 50 euros.




Se me ocurren mil formas de adornar una tarta fondant en casa; con frutas escarchadas, con hilos de caramelo, con coco o chocolate rallado, bolitas, confetti, corazones, chispitas de las que se encuentran en los botes pequeños en la zona de repostería del supermercado.... Os iré dando ideas y enseñando resultados.

Pero esta vez me apetecía hacerlo con flores. Me encanta decorar así las tartas; lo he venido haciendo en muchas de las que podeis encontrar aquí. Me parece una forma muy sencilla y original. Si son flores frescas delicadas se deberían colocar justo al final para que no pierdan la tersura. En el caso de estas hortensias es más fácil porque aguantan bastante.

Esta tarta fondant puede ir rellena de chocolate-praliné, frutas del bosque, o como en mi caso de caramelo toffe. Espero ver cual es vuestra elección y cómo la pensáis decorar!!




Beatriz Tobegourmet.


Restaurante Azurmendi Prêt à porter.

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Hemos pasado el fin de semana conociendo la comarca de Uribe en la costa de Bizcaia. Verdes prados, increíbles acantilados, playas de postal, viñedos de txakoli, viejos molinos de piedra que después de 300 años siguen moliendo maíz tostado, y un clima que no pudo ser más agradable para la estación en la que estamos.

La experiencia no podía completarse sin tomar el pulso a la gastronomía del lugar. Así que probamos de todo un poco; una buena alubiada en el Restaurante Aurrekoetxe en Mungia, una cena que me encantó por la calidad de su producto en el Restaurante Begoña de Gorliz, y como colofón una visita al Prêt à porter de Eneko Atxa que aun no conocía.





Este restaurante que atiende al concepto de Bistró con menús fijos que se van cambiando a diario, fue premiado con la distinción Bib Gourmand por la Guía Michelín en 2013. 

Se trata de un formato casual, con una cocina de producto que presta especial atención a la estética en los emplatados. El menú cuesta 35 euros más IVA, bebidas a parte y ocupa un lugar estratégico, muy cerca del aeropuerto de Loiu (Bilbao). 




La imagen de la sala y el complejo guarda perfecta sintonía con la de su hermano mayor; el Restaurante gastronómico de Eneko Atxa también llamado Azurmendi, y que ostenta en este momento 3 estrellas Michelín y se encuentra a pocos metros del Prêt à porter.

Minimalista, sobrio y con abundacia de la madera y los tonos tierra en su decoración. 




El menú del domingo 26 comenzaba con un trampantojo que me gustó por el concepto, muy de la tierra. Sobre una cama de alubias un talo de txistorra que en realidad parece una empanadilla. Eneko decidió desvelar el misterio ya desde el nombre del plato que bien podía haber llamado "las empanadillas de mi abuela" pues figuraba en la carta como "Talo de harina de maíz y txistorra".




Le siguió la "Ensalada de foie" muy colorista y con elementos de temporada como la manzana en forma de compota que aparecía por debajo y el membrillo presentado en lingotes. El chocolate y la frambuesa no aportaban mucho bajo mi punto de vista más allá que la pura estética. En cualquier caso muy rico.




Esta es la "Brandada de bacalao crocante y su caldo meloso". Muy buen plato en presentación, en sabor, en texturas... delicioso el caldo que apenas se percibe en la foto y que va por debajo.




Le sigue la"Merluza a la plancha, alcachofas y zanahoria". Lleva además unos puntos de calabaza.  Un plato sencillo pero muy estético, que entra por los ojos y con producto de temporada. La merluza para mi gusto un poco por encima del punto al que estoy habituada.




"Terrina de rabo, duxell y su jugo". Un plato que según llega a la mesa se confunde con un postre a modo de trocitos de brownie salseados con caramelo, pero que resulta ser un plato salado; el plato principal de carne con su jugo y una duxell; mantequilla, setas y chalota. Si he de lamentar algo al respecto es no haber contado con algo más de salsa. 




El momento de los postres es divertido. Nos invitan a levantarnos y elegir entre nueve distintos. También estos postres van cambiando semanalmente. 




Yo me decanté por el "Falso huevo", consistente en una mousse de queso Idiazabal sobre galleta bretona y el membrillo a modo de yema. Un postre con elementos tradicionales que me llamó la atención por encima de los demás y con el que creo que acerté.

Tras el postre en el restaurante Azurmendi Prêt à porter nos invitan a pasar a otra edificación anexa pensada para tomar el café y disfrutar de una tertulia sin prisa en cómodos sofás. 

No pudimos disfrutarlo, ya que habíamos empleado bastante tiempo visitando el huerto de Eneko Atxa antes de la comida, visita que recomiendo absolutamente. Se encuentra en el exterior del restaurante gastronómico y es digno de ver.  Al mismo tiempo es obligado contemplar el edificio mismo; un edificio sostenible diseñado por la aquitecta Naia Eguino en el que es posible plantar, recoger agua para el riego y captar el sol para general electricidad. Es por ello que este restaurante ha obtenido el premio a la sostenibilidad en 2.104 por la prestigiosa revista 50 Best.




Beatriz Tobegourmet.

La mejor receta de muffins de chocolate.

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Tenía clarísimo que esta tarde en casa habría merienda especial. Los niños mandan y mal que nos pese estamos muy americanizados. Así que si no puedes con tu enemigo únete a él y haz que tu Halloween sea lo menos chirriante posible. 

Yo me he decidido por hacer una merienda en blanco y negro sin más. Llevo unos cuantos días navegando por internet para encontrar la mejor receta de muffins de chocolate; así que si os fiáis de mi criterio os acabo de ahorrar unas cuantas horitas frente a la pantalla de la tablet, porque esta receta es simplemente perfecta.




Para tematizar los muffins he elegido unas cápsulas que compré por estas mismas fechas el año pasado en Williams y Sonoma. Estaba decorado ideal, con mucho gusto, sin estridencias: Podéis verlo AQUI.

Y luego he utilizado los washi tape y los cubiertos de madera de Mandisign que dan mucho juego a la hora de preparar cosas para niños.




Hay un washi que contiene todas las letras del abecedario; me encanta porque puedes identificar a las personas cuando lo creas conveniente. En este caso y temiendo que haya niños muy espabilados he colocando la inicial de la letra de cada uno sobre al menos un muffin. El resto... a la guerra!!




Ingredientes:

-100 g de mantequilla.
-180 g de chocolate negro en trozos grandes.
-150 g más de chocolate negro (para fundir).
-325 g de Harina Santa Rita especial Repostería.
- 1 cucharadita de café de bicarbonato.
- 1 cucharadita de café de levadura Royal.
- 1 chorrito de esencia de vainilla.
-125 g de azúcar.
-2 huevos grandes.
-180 ml de leche.
-1 chorrito de limón.
-una pizca de sal.


Preparación

En primer lugar cortamos la leche con el limón en un vaso (tarda 10 minutos). Derretimos al baño María o con cuidado en el microondas los 180 g de chocolate y la mantequilla. Lo pasamos a un bol y le añadimos el azúcar. Batimos con las varillas hasta que esté homogéneo, incorporamos los huevos y volvemos a batir. Añadimos el bicarbonato, la levadura, la vainilla, y la sal y batimos de nuevo. 
Finalmente vamos incorporando poco a poco la harina y removiendo hasta que esté todo bien integrado. En el último momento añadimos el chocolate en trozos, que luego nos encontraremos.

Precalentamos el horno a 180º, colocamos la masa en las cápsulas y éstas en un molde especial para que no se deformen con el calor y nos crezcan hacia arriba y no en horizontal. Los tenéis en cualquier tienda en la sección de repostería.




Ya sólo queda sacarlos, esperar a que enfríen, y empezar a indentificarlos con las iniciales de cada niño. Creedme que ésta es sin duda la mejor receta de muffins de chocolate. No apta para adultos pendientes de cuidar la línea; pues cada uno de ellos puede alcanzar fácilmente las 500 calorías. Lo sé muy bien: En los Starbucks las indican debajo de cada uno, y de verdad que es mejor comer y no mirar. Los niños ellos sí, pueden comérselos de dos en dos!!





Beatriz Tobegourmet.



El bocado de la vergüenza.

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El bocado más insípido que uno puede llevarse a la boca es sin duda el bocado de la vergüenza. Dudo que aquel que estira la mano para llevarse del plato la última croqueta, el último canapé, sea capaz de saborearlo sin experimentar cierto sentimiento de culpa o arrepentimiento casi inmediato. 

Valió la pena?

Abogo por el pincho nominativo, por el acto de comerse un canapé con pleno derecho, sin dudas, ni titubeos, con todas las de la ley.

Por desgracia, y por diversos factores sociales, económicos y culturales, es difícil que ésto suceda, así que para evitar volver a sentirme violenta en aperitivos o cenas, he decido auto proclamarme objetora del bocado de la vergüenza. Aunque se me estén saltando las lágrimas y me asfixie un nudo en la garganta contemplando el plato. Es un tema que ya no me planteo por una cuestión de principios.

Llevo así pues un tiempo viendo los toros desde la barrera; y observando las diferentes reacciones del personal. De hecho he identificado hasta 10 tipos de sujeto:

       Pongamos una mesa con 6 comensales a las que llega un plato con 12 croquetas:

1.- El contable: Probablemente habrá alguien que diga "tocamos a dos"; quiere marcar el terreno.

2.- El aguafiestas: Puede que haya quien anuncie "yo croquetas no como". ( La acaba de liar porque ahora van a sobrar 2 para 5 personas ).

3.- El tonto trabajador: Dividirá con un cuchillo cada croqueta en 3, entonces tendremos 6 microtrozos para 5 personas con lo que no ha hecho sino destrozar 2 croquetas y generar otro bocado sobrante.

4.- El graciosete: Es el que proclama "queda el de la vergüenza". Acaba de multiplicar por 3 la tensión que ya se respiraba.

5.- El despistado: Pasaba por allí, saluda y se lleva una croqueta en la mano como quien no quiere la cosa.

6.- El padrazo: Es el que mira alrededor, busca a sus hijos y dice... Mira Juanito, dos croquetas, come que tienes que crecer.

7.- El audaz: Espera a ese momento álgido de la conversación en que nadie mira al plato y zas!.

8.- El político: Cogerá la croqueta mientras se deshace en epítetos "es impresionante como está, qué cremosa, qué sabrosa, hace mucho que no tomo unas croquetas así..." dejando con cara de bobos a los demás.

9.- El débil: Siempre coge el último bocado. Se deja llevar por la tentación porque es débil y no se puede resistir. Luego se arrepiente el resto de la noche porque además de débil carece de la suficiente autoestima.

10.- El jetas: Se come la ultima croqueta para hacer un favor al resto, suele actuar manifestando: "no vamos a dejar el de la vergüenza". Ole tú!


Beatriz Tobegourmet.


Como hacer tortilla de patata en el microondas.

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Aunque me gusta la cocina y las cosas hechas como Dios manda, para según que cosas y en según que circunstancias uso olla express y microondas. Ya sé que más de uno no querrá ni oír hablar de éste último por el tema de la emisión de radiaciones. Convendría informar entonces a este sector tan precavido sobre la conveniencia de abandonar de la misma manera el uso del teléfono móvil; pues produce así mismo ciertas microondas de baja energía y por tanto las temidas radiaciones.

Aclarado lo cual, paso a explicaros la forma más fácil y sencilla de hacer una tortilla de patatas, es la manera en la que yo la vengo haciendo desde hace años por ser más cómoda, más limpia y rápida, y con un resultado estupendo.




El proceso parte de la forma tradicional de la elaboración de una tortilla de patata, pero sustituyendo el momento de freír la patata en la sartén; que requiere estar de pie contemplado como aquello va progresando, y vigilando que la patata no se queme, no se pegue... etc etc. 

Pues bien, ese momento lo podemos convertir en 15 ó 20 minutos de sofá con tres viajecitos cortos a la cocina. Suena bien verdad?.

Pues vamos a verlo paso a paso.




PASO 1-. Pelamos 500/550 gramos de patata y una cebolla mediana. Lo troceamos todo y lo colocamos en un bol; las patatas en cubitos pequeños, la cebolla de la misma forma y lo salamos. Para esta cantidad añadiremos posteriormente 5 huevos L.

PASO 2-. Incorporamos aceite de oliva, mejor virgen extra. Hasta llegar a las 3/4 partes del contenido del bol. Lo metemos en el microondas y programamos 5 minutos a potencia normal. Al finalizar el tiempo con una cuchara de madera removemos todo para que se vaya haciendo por todas partes igual (ya sabéis que éste es el punto débil del microondas; que calienta más por el borde que por el centro de un plato). Volvemos a programar otros 5 minutos, y vamos repitiendo la operación hasta que la patata esté blandita, como si la hubiéramos cocinado en la sartén.




PASO 3-. Sacamos el bol del microondas con cuidado y sosteniéndolo con un paño para no quemarnos. Con la ayuda de una espumadera pasamos la patata y la cebolla a otro recipiente para liberarlas del aceite.

La patata ha de estar hecha pero entera. Retiramos el aceite sobrante del bol y en dentro batimos los 5 huevos con la ayuda de una varilla de cocina.




Cuando los huevos estén bien batidos (si no lo están nos quedarán manchas blancas, de la clara, en la tortilla) salamos e incorporamos la patata y la cebolla. Integramos nuevamente con la varilla. Yo aquí suelo hacerlo de forma que rompo un poco más la patata, para hacer la mezcla más cremosa.

PASO 4-. Localizamos nuestra sartén fetiche para hacer tortillas. Yo tengo una sólo para ese uso y es la de 24 cm. Para las cantidades que hemos referido me va bien; con una de 20 nos saldría la tortilla más alta y gruesa. Esto es un poco a gustos.




Mi sartén "para tortillas" es de BRA. Me gusta porque reparte muy bien el calor, no pesa demasiado para dar la vuelta a la tortilla y no se pega en absoluto; imprescindible! 

Echamos un chorrito de aceite en la sartén y la giramos en el aire para repartirlo bien de forma que  llegue incluso a los bordes para engrasarlos. La ponemos al fuego y cuando esté caliente vertemos el contenido del bol con la patata, la cebolla y los huevos. 

PASO 5-. Esperamos a que la tortilla esté cuajada por los bordes y el contenido líquido del centro es más bien superficial, de otra forma al darle la vuelta se nos vendrá todo abajo. En la imagen superior se ve bien cual es ese punto idóneo. En todo el proceso utilizaremos fuego medio.




PASO 6-. Damos la vuelta a la tortilla con la ayuda de un plato lo suficientemente grande para que cubra el diámetro de la sartén y un poco más, al menos para la primera vuelta. Yo suelo usar un bajo plato. Colocamos de nuevo la tortilla en la sartén por el lado crudo y volvemos a esperar a que cuaje un poco. 

A partir de este momento, iremos dando vueltas cada dos minutos aproximadamente a la tortilla ( ya podemos usar un plato llano de tamaño normal) hasta que esté a nuestro gusto. Yo la suelo hacer bastante porque en casa no gusta que el huevo esté bien cuajado. Se puede comprobar el punto probando con un cuchillo y viendo si sale húmedo o no; más o menos como con los bizcochos. Aunque con el tiempo es algo que se ve claramente a ojo.




El asunto de la tortilla es curioso. A nosotros nos gusta muy hecha y yo particularmente la prefiero fría, para otros es imprescindible que esté bien calentita, y por supuesto los hay, y creo que son la mayoría quienes la prefieren muy jugosa e incluso poco hecha, con el huevo sin cuajar en el centro. 

Un consejo: Si queréis que esté bien firme al presentarla, buscad un plato lo más plano posible, ya que de otra manera, y aunque sea llano, se vencerá por la parte central formado, si está muy tierna, alguna pequeña arruga. 

Espero que con estas sencillas instrucciones para hacer tortilla de patata en el microondas os animéis a hacerla en casa con más frecuencia, ya sea para cenar o incluso para el almuerzo a media mañana.




Beatriz Tobegourmet.


Un restaurante con vistas: Mirador de Ulía.

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Hay pocas vistas que me gusten más de San Sebastián que la que se contempla desde el Restaurante Mirador de Ulía, en el monte Ulía. Desde este privilegiado emplazamiento, se puede disfrutar de un estupendo menú degustación mientras se abandona la mirada al cielo o al mar.

El Chef Rubén Trincado es el responsable de todo lo que se cuece en este lugar con encanto que ostenta una estrella Michelín y dos Soles Repsol.




Su famosa "Gilda", que vemos en la imagen, es una de sus tapas icono desde hace ya alguna temporada; un claro ejemplo de "play food" donde encontramos cosas que no son lo que parecen.

El resto de los platos pueden ir variando en función de la estación del año, de la disponibilidad del producto en el mercado, o de la propia inspiración de Trincado; últimamente muy interesado en las fermentaciones de verduras y en el ajo negro.




Como bienvenida se presentan en la mesa las "Cortezas de ibéricos y de algas con lámina de morcilla y chipirón".




El "Caldo de garbanzos, con panceta, ñoki de foie, morcilla y brochazo de fermentos"aparece como una forma suave y amable de entrar en el menú que se va a presentar a continuación; con foie, marisco, pescado, caza, y deliciosos postres. Esa es una cosa que me encanta de su casa; los postres.




Le sigue un exquisito "carpaccio con trufa, remolacha y frutos secos" que no puede ser más delicado y sutil en boca.  Exquisito.




Con vistas a la ciudad de San Sebastián seguimos con el "Taco de tomate a modo de ensalada con queso de cabra y verduritas encurtidas".  Con esferificaciones de tomate, y ajo negro, muy fresco y agradable.




"Foie a la parrilla con tallarín udón, ajo negro y caldo de umami". Soprendente, e incluso diría magistral, cómo Rubén Tricado trata un producto como el foie, que aparentemente es pesado y contundente. Trabaja con la casa Rougié, y consigue mediante un tratamiento especial del producto que resulte muy suave y ligero. Que se pueda seguir a continuación probando otras cosas sin la sensación de pesadez que pudiera dejarnos un taco de foie al uso. 




"Cigala asada y puerros, con candy de palo seco y matices de naranja". Visualmente muy atractivo, la composición es simplemente bella. La cigala fantásticamente ejecutada y el toque de naranja estupendo.




Simpático el emplatado de el "Chipirón con escamas de su tinta, menier y arena de maíz", con la estampación del nombre del restaurante. Me gustó el punto del maíz, últimamente encuentro este ingrediente como recurso en muchos platos.




Tengo que elogiar éste plato especialmente; "Pichón de Bresse, emulsión de algas, mole, pan de maíz y palomita", y lo digo porque el pichón no es un plato que esté precisamente entre mis favoritos y sin embargo en esta ocasión no sólo tengo que decir que me gustó muchísimo, sino que hubiera repetido: De nuevo el maíz, el mole; ese toque de cocina Mejicana le iba fenomenal.




El momento de los postres, y ya lo decía antes, es algo que recibo con especial entusiasmo en el Mirador de Ulía. Ya conocía el "After Eight"; es un postre hecho a medida para los amantes del chocolate. Me gustó encontrarlo decorado de otra forma con tonos diferentes a la última vez. Podéis verlo AQUI




"Esferas crujientes de crema pastelera y rocas de cacao sobre crema acidulada con frambuesa y helado de vainilla". Un homenaje de Rubén Trincado a los canutillos de crema de San Sebastián de toda la vida. Un placer degustarlos en ese emplatado tan bonito y tan delicado.




Para acabar el "Carpaccio de queso, espuma de manzana y helado de queso". Una combinación tradicional de queso con fruta evolucionada y reinventada. Delicioso plato ya simplemente para la vista.

Un café, unos petit fours, y me despido del Mirador de Ulía una vez más y con la misma sensación placentera, y las ganas de regresar muy pronto otra vez.





Beatriz Tobegourmet.


Croquetas de salmón ahumado y huevas. Receta.

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No dejo de pensar en nuevas variedades de croquetas. Las croquetas me encantan ya lo sabéis, aunque lo cierto es que las suelo hacer más bien en ocasiones especiales. Ayer lo era, si, un martes.... porque los cumpleaños no respetan los días laborables y tocan cuando tocan; y aunque es evidente que lo celebraremos mucho más el fin de semana, en casa un día así se come siempre especial. Por eso me apetecía sorprender con algo distinto y por eso pensé en hacer croquetas de salmón ahumado y huevas. 




Recordaba un plato de pasta con esa misma combinación por tanto no arriesgaba demasiado, sabía que iba a funcionar bien. Pero una vez con la idea en la cabeza, faltaba encontrar la forma de trasladar todo el sabor de esa receta a la suave masa de la croqueta. Ahí es donde entra en juego la experiencia y encontré que la mantequilla, ingrediente fundamental de una croqueta, era el medio perfecto para llevar el aroma del salmón ahumado a la bechamel. Y ahora os cuento de qué manera.




Ingredientes:

- 50 g de mantequilla.
-1 litro de leche entera.
- 100 g de salmón ahumado.
- Una cucharada de huevas de lumpo (opcional).
- Sal.

- 2 huevos.
- Harina.
- Pan rallado.
- Aceite de oliva virgen.


Preparación: Troceamos el salmón muy pequeño con unas tijeras y lo reservamos. En una sartén  (me gusta la "terra" de BRA) derretimos la mantequilla y añadimos el salmón. Lo dejamos un par de minutos para que se haga un poco.




A continuación con una espumadera separamos el salmón de la mantequilla, retirándolo en un plato y añadimos a ésta unos 200 ml de leche. El resto lo batimos con la harina en una batidora. Cuando la leche de la sartén hierva, vamos vertiendo la mezcla poco a poco mientras removemos rápidamente para que no se formen grumos. Salamos.

Cuando la bechamel se halla formado la dejamos cocer unos minutos. Finalmente, y ya con el fuego apagado añadimos el salmón y removemos para integrarlo. 

Igualmente, añadimos una cucharada de huevas de lumpo; muy suavemente para que no se rompan. Esto lo hago básicamente porque la receta de pasta en la que me he inspirado para hacer estas croquetas las llevaba, (son muy apreciadas en la cocina danesa) pero evidentemente se puede prescindir si no nos apetece.




Una vez preparada la base de las croquetas, la dejamos enfriar y después las vamos formando tal y como explico AQUI; uno de los post, por cierto, más visitados de este blog. Veo que no soy la única aficionada a este pequeño manjar que son las croquetas.

Una variedad éstas, de salmón ahumado y huevas, que estoy segura os van a encantar y que sin duda suponen unas croquetas de lo más original.





 Beatriz Tobegourmet.

Honey cake de Martha Stewart. Receta.

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Las tartas y bizcochos de Martha Stewart son siempre una garantía de éxito. Me compré un libro hace  justo ahora un año en un viaje a Nueva York, y lo tengo lleno de post-it con todos lo que quiero ir preparando poco a poco. 

De lo que hasta la fecha he probado me quedo con la Sugar-and-Spice-Cake; es una tarta que no puede estar más rica ni ser más bonita. Y también impresionante el Pistachio Pound Cake; lo he hecho varias veces para regalar.





Estos días en los que el otoño va entrando poco a poco con su anochecer temprano, sus hojas tostadas, y el aire frío de la mañana son muy propicios para hornear ricos bizcochos en cocinas con olor a hogar y calor dulce de horno.

Ayer recibí a Marta en casa con un trozo de este Honey cake o bizcocho de miel al llegar del colegio. Creo que entre los recuerdos de su infancia habrá un rincón seguro para las cosas que su mamá le preparaba para hacerla felíz. Tener una mama que sepa cocinar cosas ricas es algo de lo que se siente bien orgullosa. 




Este bizcocho está al alcance de cualquiera, no hace falta ser una experta cocinera. Y los ingredientes necesarios son los básicos de cualquier despensa. Así que os animo a que os lancéis con este honey cake, de sabor inolvidable y de textura muy esponjosa.

El del libro está hecho en un molde más grande y por tanto el bizcocho sale más plano, pero a mí me pareció más coqueto así; alto y coronado con la fruta caramelizada.




Ingredientes:

- 200 g de harina (yo Santa Rita especial bizcochos).
- 1 Cucharita de levadura Royal.
- 1 Cucharadita de bicarbonato.
- 1 Cucharadita de canela molida.
- 2 huevos L.
- 150 g de azúcar blanco.
- 50 g de azúcar moreno.
- 150 ml de miel.
- 125 ml de leche.
-125 ml de aceite de oliva.
- 1 Cucharadita de limón.
- Una pizca de sal.


- 1 ó 2 peras conferencia. 
- 60 g de mantequilla.
- 60 g de azúcar.


Preparación: Batir en un bol con unas varillas los huevos con el azúcar. En un vaso poner la leche, añadir el limón y esperar 10 minutos. Incorporar el aceite de oliva, la miel y ésta leche al bol y batir de nuevo.

En otro bol mezclar los ingredientes secos; la harina, la levadura, el bicarbonato, la canela y sal, y remover hasta que esté todo bien integrado. Ir añadiendo poco a poco esta harina al primer bol y batir hasta que tengamos una masa homogénea y lisa. 

Verter la masa en un molde engrasado con mantequilla y espolvoreado de harina, y hornear durante 50 min. a 180º.




Mientras nuestro honey cake se hornea caramelizamos las peras; en un cazo ponemos la mantequilla y la derretimos. Después añadimos el azúcar y vamos removiendo hasta disolver. Incorporamos las peras cortadas en trozos pequeños y con su piel. Dejamos cocer unos 20 minutos.

Utilizamos las peras caramelizadas para cubrir el "cake" de miel y canela. Si además añadimos por encima el jugo que ha quedado en el cazo tendremos un bizcocho más húmedo y dulce. 

Irresistible!




Beatriz Tobegourmet.

Fotografía gastronómica y fotografía vital. Curso gratuito express.

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Si afirmo que al menos 70 millones de personas en el mundo fotografían comida habitualmente lo más probable es que me quede corta, y ésto es cosa seria. 

El tema ha venido in crescendo con el boom de los blogs gastronómicos y la omnipresencia de los smartphones en la vida diaria. En 2012 la cantidad global de suscripciones a móviles activas alcanzó los 6.700 millones; casi la misma cifra que la población mundial. Se estima que 4.300 millones de individuos tienen un teléfono móvil por lo menos.

El 83% de los teléfonos del mundo disponen de cámara. Esto lleva a pensar que al menos 3.500 millones de móviles se encuentran tomando fotografías diariamente de .... uno mismo (selfie), de.... un gato, de un perro, de un bebé, de una playa con palmeras, y por supuesto de "el plato super yummy que me voy a comer".


Si cualquier ciudadano de a pie es capaz de fotografiar una media de, pongamos,  50 platos de comida al año. Qué decir tiene lo que son capaces de fotografiar quienes se dedican a ello en cuerpo y alma: la nueva tribu urbana de los blogueros o tuiteros gastronómicos.

Y como uno aspira a hacer cada vez las cosas mejor, han proliferado los cursos de fotografía y estilismo gastronómico

Pues bien, en atención al resto de la población mundial, que o bien no es blogger, o bien no se puede permitir costearse uno de esos cursos y además se encuentra tirando a muy verde en el asunto, vengo dispuesta a impartir un curso express completamente gratuito de fotografía básica

Dedico este curso a mi marido, al que llevo casi veinte años repitiendo las mismas consignas a la hora de tomar la instantánea vacacional de turno sin éxito alguno, y con resultados penosos. Dicen que querer es poder, ergo no querer.....

"Como hacer una fotografía y que no sea un desastre":


COMPOSICION:

1.- Todos, o casi todos, nacemos con pies y cabeza. Respétalo; haz que todo el mundo sepa que los tenemos y trata de que aparezcan completos en la foto.

2.- La claustrofobia adopta muchas variantes. Hay quien le resulta muy turbador contemplar una fotografía donde el objeto, pongamos tu novia estupenda, no tiene aire ni por arriba ni por abajo, como si estuviera encerrada en un cajón. Déjale un poco de espacio, como si estuviera viva, para que se pueda estirar.

3.- Coge un folio y colócalo en horizontal. Traza un aspa. Ves el punto central en que confluyen las líneas? Nunca coloques ahí el objeto principal de la fotografía. Hay una fuerza interna, que nos atrae hacia ese punto como si fuera un poderoso péndulo que nos hipnotiza. Pasa de péndulos y de historias y coloca al modelo a la izquierda o a la derecha del fatídico punto de la equis. Suerte! hay gente que no lo consigue nunca.


LUZ:

1.- El sol se mueve, eso ya lo sabemos todos. Bien, hay veces que te lo vas a encontrar delante, otras detrás, otras a un lado, y otras al otro lado. No da lo mismo. El sol delante de tí hace que tu objeto a fotografiar salga mucho más oscuro. Pero ésto es como lo de la playa y la protección solar; si lo que tienes delante es un poderoso resol o una gran claridad, estamos igual. Solución: usa flash.

2.- El todopoderoso flash. Han sido muchas las veces que paseando por la noche por mi querida playa de La Concha en San Sebastián, he estado a punto de interpelar a un "fotógrafo" que se disponía a inmortalizar la Isla de Santa Clara a golpe de flash. Eso era cuando la sorpresa de que todo había salido negro se la llevaba uno al revelar. Ahora por suerte, el fatídico resultado se puede comprobar en el acto. 
Algunos lo repiten una y otra vez porque no saben por qué la foto no sale, o llegan a pensar que su cámara ha petado. Atribuyen super poderes a su flash y creen que puede llegar a iluminar a un objeto que está a medio kilómetro. Pero no. El alcance de tu flash es el que es.... unos cuantos palmos.


LOS DAÑOS COLATERALES:  ( Piénsatelo dos veces antes de disparar).

1.- Sé que el objeto principal a fotografiar es el centro de atención pero.... salvo que fotografíes en un estudio, alrededor siempre pasan cosas; cosas que suceden precisamente cuando uno desenfunda la cámara para disparar. Es importante estar entrenado para detectarlas y esperar; 

Caso 1) Posado en la playa: se te va a meter en la foto un niño con una supercolchoneta amarilla, o alguien con sobrepeso que ocupe un tercio de la toma. Espera.

Caso 2) Posado ante un monumento: Si es verano aparecerá gente con mochilas, otros turistas fotografiando lo mismo, un grupo organizado... Espera.
Si es invierno los plumíferos rojos y blancos se llevan la palma. Surgen como setas alrededor del objeto fotografiado. Nuevamente espera.


2.- La tierra es redonda. No desafíes esa teoría científicamente comprobada con una instantánea donde el horizonte no sea una línea recta perfectamente paralela a los bordes horizontales de la foto. Esto sirve también para farolas, paredes.... si en la vida real surgen perpendiculares al suelo, deberías captarlo así.

3.- La peineta o el tocado. El ojo fotográfico se educa con la práctica, y éste punto es uno de los más difícil de conseguir: Si tu modelo no lleva sombrero, peineta o tocado.... no se lo coloques. Evita plantas, extintores, farolillos, banderas, que aparezcan en la instantánea justo encima de su cabeza. Desplázate a izquierda o derecha.


Todo lo anterior es perfectamente aplicable a la fotografía gastronómica. Las mesas rectas, la comida iluminada, y con aire a su alrededor para que respire... como si fuera humana. Y salvo que quieras hacerte un autorretrato evita salir reflejado en la cuchara.


Beatriz Tobegourmet.

Los auténticos pimientos del piquillo asados. Receta tradicional.

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Tengo la suerte de vivir cerca del lugar donde se cultiva el llamado "oro rojo". Los Pimientos del piquillo D.O. Lodosa (Navarra), cultivados también en Mendavia, se cosechan a mano en otoño y se asan a la leña, evitando ser mojados para que el sabor y el aroma de cada uno de ellos sea de la mayor naturalidad posible. Luego se pelan a mano de forma totalmente artesanal.

En el mercado se encuentran otros pimientos del piquillo que no pertenecen a la D.O. Lodosa; los originales. Y la gran mayoría de ellos provienen de Perú. Por ello conviene buscar el sello (con una L y una P entrelazadas) que los identifica como los auténticos, porque su sabor y textura no tienen nada que ver con los de importación. En importante no caer en el error; el etiquetado en ocasiones resulta engañoso. Eso sí, y como es lógico, los pimientos del piquillo de la Rivera de Navarra son de precio superior.




La producción de Pimientos del piquillo D.O. Lodosa es pequeña porque se cultivan en unas zonas muy concretas y de pequeña dimensión. Su mejor momento es finales de octubre y principios de Noviembre. Es entonces cuando hago acopio para disponer de ellos casi todo el año.

Hace tiempo los compraba recién asados, en unos puestos en Puente la Reina, y los pelaba en casa para luego conservarlos congelados en bolsas que atesoraba y racionaba como si se tratara de sacos con monedas de oro.

Con el tiempo me he vuelto más perezosa y los compro en el supermercado, donde sólo los encuentro en estas fechas. Pero en casa los cocino siempre igual, a fuego muy lento, con ajo, y mucho mimo, removiendo. En eso si me entretengo. El resultado vale la pena.




Y aunque quizá para algunos parezca una receta muy básica, estoy segura de que los menos cocinillas no saben cómo prepararlos. Así que vamos a explicar paso a paso cómo hacer unos pimientos de piquillo y que queden deliciosos.

Ingredientes:

- 300 gramos de pimientos del Piquillo D.O. Lodosa. 
- 5 dientes de ajo.
- Aceite de oliva virgen Extra.
- Sal.




Preparación:

En una sartén echamos un buen chorro de aove y ponemos a calentar. Pelamos los dientes de ajo, los picamos pequeños y los añadimos. Los dejamos unos minutos sin que lleguen a tostarse. Entonces añadimos los pimientos y los salamos en ese momento. Tapamos y bajamos a fuego mínimo. Si vemos que es necesario añadimos algo más de aceite. El caso es que queden bien empapados.

De tanto en tanto removemos y volvemos a tapar. Así hasta que veamos que han reblandecido y están más tiernos. Pueden ser de 20 a 30 minutos. Nosotros los hacemos para cenar, cuando estamos tranquilos, sin prisas. Cuando estén ya hechos veremos que han producido una salsa espesa y rojiza... una delicia.




Los podemos presentar de forma individual en cocottes, que quedan muy bien presentados y además mantendrán perfectamente su temperatura.

Hay varias recetas interesantes en las que los Pimientos del Piquillo toman un gran protagonismo; 

- Quedan genial con una base de patatitas en dados en el fondo, y coronados después con una yema de huevo; pero en casa no hay quórum con lo del huevo. 

- Con ventresca de bonito quedan estupendamente, y es algo rápido y fácil para improvisar. Y a falta de ventresca, bonito, pero que sea de calidad; Olasagasti, El Consorcio, Serrats.... 

En ambos casos ya veis que los ingredientes son de fondo de despensa. Aunque más sencillo todavía.... y para mí la mejor de todas las opciones es:

Coger tenedor, pan, y a por ellos!!





Beatriz Tobegourmet.

5 direcciones para comer bien en Nueva York.

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Cuando uno aterriza en la ciudad de los rascacielos va seguramente bien informado sobre todo aquello que es interesante visitar. De ello se encargan las guías al uso y últimamente los blogs. 

Lo que quiero aportar con este post es algo que habitualmente suele quedar relegado a un lugar totalmente accesorio y es el asunto del "buen comer". Porque pasarse cinco días a base de perritos calientes, porciones de pizza, o aventuras de prueba y error es una lástima y seguro que ensombrece el recuerdo de un viaje de que otra forma puede resultar de lo más completo sin dejarse el bosillo en ello. Así que si este destino se encuentra entre vuestros próximos viajes, estoy convencida de que visitar alguno de estos estupendos restaurantes en Nueva York se convertirá en objetivo seguro.




1. BAR ITALIA

Empiezo por el "Bar Italia" en el que francamente caímos por casualidad; de ésto que te mueres de hambre, estás cansado de caminar y casi que te da igual lo que te encuentres sobre la mesa. Lo del Italiano no parecía arriesgar mucho, y pensamos que había poco margen de error.

Nuestra sorpresa fue encontrarnos en un lugar absolutamente repleto de locales, ni un sólo turista y con ambientazo impresionante. Personas clase media alta y fisonomías propias de una película de Woody Allen. Fue genial.




La comida además resultó estupenda. Una cocina italiana de gran calidad y muy buen servicio. Acerté de pleno con mis tagliatelle al pesto (me encanta el pesto), y con el Carasau Bread; un pan de romero y aove típico de Cerdeña que veíamos llevar y traer de una mesa a otra.






Este Restaurante con encanto, está situado en el 768 de Madison Avenue, en el Upper East Side en Manhatan. Un barrio elegante y distinguido de céntrica localización; al lado de Central Park. El precio aproximado es de 30 € por persona.


2. BRENDAN'S BAR & GRILL.




Al restaurante Brendan's fuimos con absoluto conocimiento de causa, ya que es uno de los favoritos de mi marido. Según dice se sirven las mejores hamburguesas de Nueva York, y como podéis ver en un ambiente señorial y elegante. 

No hay que quedarse en la parte de la entrada, sino llegar hasta el final del local, en un momento toparemos con una persona de pie atenta a aquel que llega y que nos colocará en la mesa que nos corresponda. Mantel, servilletas y buen servicio para comer a un precio verdaderamente económico.




Esta es la super famosa hamburguesa. Yo no soy tanto de carne, así que me decanté por la clásica ensalada Caesar; un comodín fantástico, siempre que luego esté buena, y en esta ocasión estaba buena no, buenísima.




Puedo decir como argumento de peso en favor de éste lugar que en los cinco días que pasamos lo visitamos dos veces. 

En este restaurante se puede almorzar, así de forma ligera, por unos 25 euros, y se encuentra en la 42 W. con la 35 St. Muy próximo al Empire State Building, los almacenes Macys o el Madison Square Garden. 

Tras mi ensalada Caesar este "Herb grilled flat bread con tomate marinado, albahaca fresca y queso de cabra templado. Delicioso. 





3. THE DUTCH.




The Dutch es un restaurante fantásticamente situado para visitar la zona del Soho en Nueva York. Se trata de un local muy casual, también sin turistas, con público joven y muy trendy.




Se encuentra en el 131 de Sullivan Street haciendo esquina con Prince Street. Un buen lugar para hacer una parada antes de seguir visitando la ciudad. Ofrece Brunch, y menús, pero lo bueno de The Dutch son las ostras, y vale la pena probarlas.




El local está ambientado con música y el servicio es joven y amable, con horarios muy flexibles. Otro plato delicioso es el cóctel de bogavante; donde "hay bogavante". Porque yo con eso de los cócteles de marisco soy muy pero que muy escéptica.




Pero creedme que lo que más me impresionó fue una ensalada exquisita de pera que iba aliñada con una salsa según el camarero "africana" de la que no pude obtener más información y con la que sueño de vez en cuando.



Debo disculparme por la calidad de las fotos, pero el asunto fue completamente improvisado y están hechas con mi móvil anterior, que no era un I phone, con el que se obtienen resultados mucho mejores. Pero en fin, os la quería mostrar.

El precio de esta comida, sin postre y con varias copas de vino, rondó los 30 € por persona.


4.VAPIANO. 




Perfecto para ir con niños y al lado del famoso edificio Flatiron tenemos Vapiano; una franquicia de comida italiana que triunfa con más de 130 tiendas en todo el mundo, gran posicionamiento en Europa, y que no sé muy bien por qué motivo aun no ha llegado a nuestro país.

La gracia de Vapiano es que a parte de contar con producto de primerísima calidad, te preparan la comida en una especie de showcooking justo delante de tí.




Luego te la llevas tú mismo a una de las agradables mesas del amplio y luminoso local y la disfrutas rodeado generalmente de gente joven, grupos de amigos y apenas turistas.




La pizza es fantástica y la pasta fresca, hecha allí mismo y combinada con diferentes salsas, es otra opción fenomenal.




Puedes contemplar la gente pasar a través de sus amplias ventanas o simplemente observar a tu alrededor. Informal, muy barato y de gran calidad. Se encuentra en 113 University Place.




5. CRAFT.

Y por supuesto si quieres pegarte un buen homenaje, el sitio es Craft, un lugar muy de moda en el que conviene reservar con cierta antelación. Tiene un menú por 135 $, o bien se puede ir a la carta. 

Situado en un edificio emblemático de la ciudad de Nueva York.




Elegante, con luz ténue y gente bien. Sobresalen sus vieras y su tatin de manzana. Muy característicos los recipientes en que sirven la comida muy a tono con su ambiente industrial vintage. 




Craft pertenece al famoso y carismático chef Tom Colicchio, muy mediático y conocido en EEUU; ha publicado varios libros, recibido varios premios y participa como juez en Top Chef. 

En este local se da gran importancia a la materia prima, y como consecuencia nos encontramos ante magníficos platos de gran calidad y sabor sublime,  estando por eso entre los restaurantes favoritos de los locales. 




La lista de vinos y el servicio excelente. El ambiente íntimo y tranquilo, y la gente que lo frecuenta elegante y muy fashion.

Llegados los postres sabía que debía pedir el tatín de manzana, pero caí en la tentación del souffle de chocolate, así que convencí a mi acompañante a que lo solicitara él y así no perder la oportunidad de probarlo también.




Fantásticos los dos....




El Restaurante Craft está situado en 43 East 19th Street en Manhattan. No os perdáis la galería de fotos de su página web para formaros una ideal fiel de la cocina de Craft.




Beatriz Tobegourmet.

Corona navideña de pavo y salmón. Receta.

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Ahora sí, queda un mes para la Nochebuena y conviene comenzar a organizarse y pensar en menús, en ideas que sorprendan y que resulten especiales. Si contamos con un presupuesto pequeño la imaginación nos va ayudar a que nuestra mesa luzca igual de espléndida que sin fuera de otra manera. Por otra parte, es interesante buscar opciones que sean fáciles de preparar y que se puedan dejar hechas con cierta antelación.
Esta corona de pavo y salmón la improvisé ayer domingo con las sobras de una cena de amigos la víspera. Y lo hice ya pensando en mi menú de Navidad.




La base de esta receta son tres ingredientes básicos de despensa; salmón ahumado, fiambre de pavo y mayonesa. Para adornar; unos granos de pimienta rosa y unas ramitas de pino que se pueden encontrar en cualquier floristería o vivero, y que luego podemos aprovechar para hacer un centro bonito. Desde luego que también se pueden recoger en un paseo por el monte.

Las demás ramas que veis en las imágenes son de un tejo que tengo en el jardín... también lo podéis encontrar en una pequeña maceta y utilizarlo para vestir con un aire navideño a las servilletas, atado con un lazo verde botella, rojo, dorado... o con un simple cordel... según los colores de la vajilla o el mantel.




Este plato rústico lo podéis encontrar en la tienda on line My Home Style, pero las opciones son muchas, y en una vajilla blanca y lisa también quedará fenomenal.

Para hacer la corona, sólo necesitamos un molde de savarín, que se puede encontrar en ferreterías o tiendas especializadas, y film transparente para desmoldar con facilidad.




Ingredientes:

- 200 g de salmón ahumado.
-100 g de fiambre de pavo.
- 1 ó 2 cucharadas de mayonesa.
- Pimienta rosa.
- Ramas de abeto, pino...


Preparación:

Triturar con una batidora todos los ingredientes tratado de que nos queden pequeños tropezones. Pasarlo a un bol. Coger el molde de savarín cubrirlo por encima con un trozo de film transparente y con una cucharita comenzar a rellenar la corona aplastando hacia el fondo la mezcla para que tome bien la forma redonda y circular.




Para desmoldar damos la vuelta al molde sobre el centro del plato y estiramos del film para que se suelte el contenido. Este proceso es facilísimo. Si tenemos varios moldes podemos preparar varias coronas a la vez y si no, basta con ir repitiendo el proceso con el mismo mol. Se ofrecen tostas o grissini para acompañar.

Si hay un elemento navideño que en casa no falta es la corona que se coloca en el exterior de la puerta. Cada año, con las modas, van apareciendo diferentes versiones pero nosotros seguimos colocando una muy clásica que tenemos desde hace años.

Me ha parecido entrañable presentar este aperitivo como recibimiento justo al inicio de la cena de Nochebuena o la comida de Navidad; dando la bienvenida al comensal desde el mismo el plato con la clásica corona en versión comestible y que por supuesta lleva pavo!




Beatriz Tobegourmet.



Galletas Reno para Navidad. Christmas cookies.

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Me parece fenomenal lo de poner el Nacimiento y el árbol de Navidad, la iluminación de las calles y salir a comprar regalos.... Pero si no horneamos galletas de abetos o renos y nos las tomamos viendo nevar tras la ventana como que no es igual.

Lo de nevar no es cosa fácil, pero un buen chocolate caliente puede causar el mismo efecto de calor de hogar. Así que para ir entrando en ambiente os dejo estas galletas con forma de reno ideales para entretener estas largas tardes de invierno que ya están aquí, y por supuesto para compartirlas con las visitas y los niños que vienen a merendar... "en esas fechas tan entrañables".




Como aun contamos con la compañía de los abuelos y en la familia nos llevamos todos muy bien, la Navidad me sigue pareciendo una de las épocas más bonitas del año. Sé que para muchos son como una piedra en el zapato que están deseando sacarse para continuar caminando sin molestias el resto del año. Es una lastima.




A los amigos los eliges, los mantienes o les das la patada si te han salido rana, pero el tema de la familia es para siempre, y a lo largo de la vida hay demasiadas bodas, funerales, y.... Navidades. Así que me considero verdaderamente afortunada. Y espero seguir horneando galletas navideñas por muchos años más.




Aprendí a hacer galletas perfectas en un taller en Azúcar y Vainilla y nunca hubiera imaginado el provecho que le he sacado a aquella mañana. Esta que os enseño es lo más sencillo del mundo, porque solo lleva el borde de glasa blanca, no necesita nada más. 

Así que el asunto es conseguir que al sacarla del horno conserve la misma forma que dibuja el cortador. Eso se consigue utilizando debidamente el frío y el calor.

La cortaremos con la masa muy fría, la desmoldaremos y la volveremos a enfriar. Cuando la metamos en el horno precalentado debe estar dura como.... un pedazo de madera. Esa es el cuestión.




No me he entretenido demasiado en que la glasa estuviera perfectamente aplicada. Es más, buscaba justo el efecto contrario, para darles el aire imperfecto de lo hecho en casa. Así que una cosa menos por la que os tenéis que preocupar.

Ingredientes:

- 1 huevo L.
- 500 g de harina ( yo Santa Rita especial Repostería)
- 250 de azúcar.
- 250 de mantequilla punto pomada.
- Un chorrito de esencia de vainilla.
- Sal.


Preparación: Batimos el azúcar con la mantequilla, luego incorporamos el huevo y seguimos hasta integrar. Agregamos la esencia de vainilla y una pizca de sal. A continuación vamos agregando poco a poco la harina hasta obtener una masa consistente que no se pegue en los dedos.

Con estas cantidades salen unos diez renos, aunque por las imágenes ya podéis observar que son de un buen tamaño. 

Extendemos una parte de la masa, tratando de que la superficie quede lisa y nivelada, preferiblemente con ayuda de unas guías. Refrigeramos al menos dos horas para que esté bien dura a la hora de cortar.

Marcamos los renos con el cortador tratando de aprovechar al máximo el espacio, y los colocamos en una bandeja sobre papel de horno. Si podemos los refrigeramos de nuevo unos quince minutos y a continuación las horneamos a 180º. No olvidéis precalentar el horno.

Sacar cuando los bordes comiencen a dorarse, aunque parezcan poco hechas, al enfriarse endurecen. Calculad unos 10 minutos.

Para la elaboración de la glasa os remito al post de las galletas de Navidad que hice el año pasado que además os van a encantar. Podeís verlas AQUI.




Con la glasa en la manga y la boquilla del nº 2 hacemos dibujamos el contorno del reno para rematar nuestras galletas de Navidad.

Estas galletas, es mejor elaborarlas en soledad. Os aconsejo prescindir de la romántica escena de hacer galletas con niños, depende de la concurrencia, puede ser un infierno. 

Ultimamente hago un duro casting antes de admitir amiguitas cocineras; tengo recuerdos horribles de alguna niña muy modosita y con aparente buena educación que bien podía ser Mowgli el niño de la selva, así que mejor que le haga las galletas su propia mamá. 

Una idea fantástica también como detalle o regalo, simplemente envuelta en papel de seda, o papel kraft, y decorada con un washitape con motivos silvestres como los que tiene MT. Ideal!





Beatriz Tobegourmet.



Una galleta Principe todas las mañanas.

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Hay miles de historias bonitas en donde se unen comida y vida. Algunas, como la de hoy, merecen formar parte un pequeño relato con final feliz del que todo el mundo pueda aprender lecciones, y que invite a reflexionar sobre algunos valores que hoy en día, poco a poco, se van perdiendo:

El esfuerzo y el trabajo, el amor a la familia, y la importancia de no olvidar quienes somos y de donde venimos.

El padre de Mª José, Mónica e Isabella era un hombre sencillo y trabajador. Por el día desempeñaba su oficio y por las noches trabajaba en una gasolinera, de forma que llegaba a casa bien entrada la madrugada.

Sus hijas, que apenas le veían, preguntaban a su madre cada mañana "si había llegado papá". Tal era su insistencia y preocupación que a aquel padre, que adoraba a sus hijas, se le ocurrió una original forma de anunciar su vuelta a casa sin tener que despertarles, y que las dejara tranquilas.

Cada mañana regresaba a casa cansado y somnoliento, pero no olvidaba jamás coger unas galletas Principe, que junto a él veían pasar las horas en aquella tienda, para dejar a cada niña una galleta en su mesilla.

Cuando Isabella abría el ojo y veía la galleta, o sacaba su pequeña mano de entre las sábanas y la palpaba, daba media vuelta en su colchón y dormía tranquila.

Cuando su padre murió, mucho antes de lo que uno espera, el coraje y la voluntad de las cuatro mujeres de la familia logró sacar adelante "La Posada de el Arriero". Una bonita casa rural donde también se daban comidas, y en la que todas trabajaban dejándose la piel para salir adelante.

El 29 de noviembre de 2014, las tres hermanas se abrazaron emocionadas cuando en la XIV Edición del Concurso de Tapas de La Rioja. Escucharon su nombre, el de La posada del Arriero, y el de su tapa como ganadora de un certamen de relevancia y gran tradición en su tierra. Ya habían ganado el primer premio en otra ocasión, pero esa vez era muy especial.

La tapa ganadora, era una galleta Principe. Así lo habían decidido como homenaje a su padre al cumplirse diez años de su falta. La galleta era patata, y el chocolate una crema de rabo de toro. Una fantasía deliciosa, un trampantojo. Y sobre todo un tributo a amor y a la familia, una mirada atrás, a los olores de su casa, a lo que allí se cocinaba, y aquel hombre tan especial que con una sencilla galleta de chocolate cada día, año tras año, las despertaba.


Turrón de chocolate en tres capas. Receta.

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Uno no se hace ni la menor idea de la cantidad de calorías que puede contener una barra de turrón de chocolate y nueces, y crema, y rellenos.... hasta que no se pone a la tarea de hacerla en casa. Es más, creo que voy a parar en seco con el turrón de chocolate de Suchard del que ya me llevo comido, apenas empezado el mes de diciembre, el equivalente al consumo de la media nacional en toda la Navidad.




La razón es que normalmente ni el día de Nochebuena ni el de Navidad consigo llegar con hambre a los postres; así que voy adelantando el trabajo poco a poco, día a día, trocito a trocito, o mejor dicho, tableta a tableta. 

De ésta que hice ayer quedarán dos trozos como los que veis en la foto pues, como era novedad, la quisimos probar enseguida y bueno, algún amigo vecino también comió y como todos repitió. Así que éxito total. Creo que haré unas ocho o diez más. 

Y no, no es demasiado, porque la combinación de chocolate, con coco, nuez, galleta, vainilla.... es simplemente impresionante.





Ingredientes:

- 200 g de mantequilla.
- 50 g de azúcar.
- 300 g de azúcar glas.
- 3 cucharaditas de cacao en polvo.
- 175 g de chocolate 70%.
- 50 g de coco rallado.
- 50 de de nueces picadas.
- 100 g de galletas (mejor si son de mantequilla).
-2 cucharadas de agua.
- 1 cucharadita de esencia de vainilla.
- 1 huevo.




Preparación:

Paso 1: Derretimos 100 g de chocolate con 100 g de mantequilla y el azúcar normal en el microondas,  poco a poco ( miramos cada 20 segundos y removemos ) para que no se nos queme. Agregamos el huevo batido y volvemos a calentar pero sin que llegue a hervir. Incorporamos el coco, las nueces, el cacao y la galleta, removemos y vertemos sobre un molde rectangular revestido con papel film para que nos sea más fácil desmoldar. Refrigeramos 1 hora.

Paso 2: Batimos juntos 50 g de mantequilla reblandecida con 250 g de azúcar glas, el agua y la esencia de vainilla. Lo vertemos sobre la capa anterior y dejamos enfriar en la nevera una media hora.

Paso 3: Derretimos 75 g de chocolate con 50 g de mantequilla y otros 50 g de azúcar glas. Esperamos a que temple un poco y lo colocamos sobre las dos capas anteriores. Lo metemos en el frigorífico de nuevo y esperamos una hora más.





Desmoldarlo es muy fácil; si lo vamos a regalar lo podemos envolver simplemente en papel Kraft y atarlo con un cordón. Si lo vamos a servir en casa lo podemos cortar en barras delgadas o en pequeños cuadrados. 
Al ser un turrón de chocolate en tres capas, se parte mucho mejor si ha pasado más tiempo en el frigorífico y está bien asentado y formado. La capa del medio, la de la mantequilla con azúcar y vainilla, es la más delicada y a la vez la de textura más agradable; aunque lo cierto es que cada una de las capas de este turrón de chocolate tiene su atractivo. 
La base con el coco, la nuez y la galleta está impresionante y las tres juntas son una verdadera delicia, como lo es este postre navideño fácil y original que podemos preparar en casa para sorprender y agradar a nuestros invitados y a nuestra familia.




Beatriz Rodríguez.


Galletas de Navidad de coco y glasa. Receta.

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De los moldes de galletas de Navidad mi favorito es el de abeto. Son muchas las posibilidades, pero a mí me apetecía representar los árboles de un paisaje nevado como de cuento.
El molde pertenece a un kit de Navidad de Lékué que incluye también en famoso hombrecito para hacer galletas de jengibre. 




Como el año pasado me rompí un pie a principios de marzo, me quedé a medio gas con el asunto de esquiar. Y aunque parece insólito, me he pasado todo el verano deseando que llegara el invierno y la nieve para poder volver a respirar el aire frío y puro de la montaña y sentirme rodeada de los pinos nevados y los paisajes blancos.




El pie no me lo rompí en las pistas, me lo rompí haciendo una foto. Pero no subida a una silla, una mesa, o una escalera, como suele ser habitual a la hora de realizar alguna toma desde la perspectiva buena. 
No no, estaba caminando por una calle asfaltada tranquilamente y la foto, lejos de ser gastronómica, era de unas florecillas preciosas que me apeteció subir a mi Instagram en donde, por si no lo sabéis, publico de todo un poco: el paso a paso de algunas recetas, los platos del menú de un restaurante, fotografía urbana, paisajes, y alguna que otra toma más personal.

No sé cómo pero pisé mal y aquello se puso fatal.... así que no volví a andar con normalidad hasta un mes después. Y no me recuperé totalmente hasta el mes de septiembre.




El próximo fin de semana espero volver a la nieve; aunque este año el otoño ha sido caluroso y parecía que no iba a llegar el invierno el frío y el paisaje blanco, ahora de repente lo tenemos aquí, como la Navidad; esa sí que cada año llega antes.

Lo cierto es que alcanzada cierta edad todo llega y pasa antes, y parece que fue la semana pasada cuando recogía el árbol y guardaba los adornos en una caja y ya han pasado más de trescientos días.... 
y ...... me habré podido comer más de quinientas galletas de mantequilla como éstas:


Ingredientes:

- 1 huevo.
- 500 g de harina, (yo Santa Rita).
- 250 g de azúcar.
- 250 g de mantequilla blanda.
- glasa para cubrir la galleta.
- coco rallado.


Para la glasa: 1 clara de huevo y azúcar glas.


Preparación: Batimos la matequilla con el azúcar, añadimos el huevo y seguimos batiendo. Poco a poco incorporamos la harina hasta formar una bola. Estiramos sobre papel de horno y refrigeramos  un par de horas para cortar las formas cuando la masa esté bien dura.




Horneamos las galletas a 180 grados hasta que se comiencen a dorar los bordes; unos diez minutos. Cuando estén frías aplicamos la glasa (azúcar glas batido con clara de huevo hasta que adquiera consistencia) y antes de que ésta se seque espolvoreamos el coco rallado para que quede adherido y simule la nieve recién caída.

Para seguir paso a paso el proceso de hacer galletas y aplicar a continuación la glasa podéis seguir este sencillo tutorial que publiqué hace algún tiempo.  Más fácil no puede ser, así que no hay disculpa, porque no es necesario tener conocimientos previos ni destreza con la manga pastelera para conseguir estas preciosas galletas tan navideñas.





Beatriz Rodríguez.


Sopa de almendras dulce para Navidad.

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Esta Nochebuena me ha tocado encargarme de preparar un postre. Nos solemos repartir los platos entre los más cocinillas, salvo el capón que es tradición que lo haga la abuela porque lo borda. Además de los turrones solemos acabar la cena con un plato dulce y este para esta vez he pensado en presentarme con una sopa dulce de almendras que es típica de estas fechas en Madrid y la zona de Castilla. No la van a conocer, así que será una sorpresa.




La sopa de almendras dulce es una elaboración muy fácil que se puede tener preparada con antelación de uno o dos días. Se toma fría, y su sabor es parecido al del mazapán.
Hay varias versiones de esta sopa navideña; hay quien le infusiona con limón, hay quien le incorpora trozos de pan...
La receta que os dejo es la que más me ha gustado. Para hacerla me he ayudado de la Thermomix; sobre todo en el paso de moler la almendra, que antiguamente se hacía en un mortero. Vaya mérito!




En las pastelerías, en estas fechas, venden también "pasta de almendra" que se puede utilizar en lugar de la almendra cruda molida. En cualquier caso no es gran dificultad hacerla en casa con los medios con los que actualmente contamos; así que quizá lo más sencillo sea comprar la almendra cruda, eso sí, de buena calidad pues es evidente que cuando mejor sea más sabrosa y más rica estará esta sopa.


Ingredientes:

- 250 g de almendra marcona.
- 100 g de azúcar glas.
- 1 litro de leche entera.
- 1 ó 2 ramas de canela.
- 1 cucharada de maicena.
- Láminas de almendra para decorar.




Preparación: En un vaso echamos un poquito de leche fría y disolvemos en ella la Maicena. Reservamos. En un cazo ponemos a calentar el resto de la leche con la canela y cuando llegue al punto de ebullición apartamos del fuego y dejamos reposar para que queda bien aromatizada.
Molemos la almendra y la incorporamos junto con el azúcar a la leche removemos y dejamos cocer unos 15 minutos, añadimos después la Maicena disuelta y seguimos removiendo unos minutos más.

Tras retirar la rama de canela, yo he pasado la sopa por un colador para encontrarla más fina, pero eso ha sido cosa mía. Podéis prescindir de este paso.

Vertemos la sopa a un bol y la dejamos enfriar. En el momento de servir se adorna con almendras en láminas o también con piñones. Y si queréis darle un toque de color, puede irle bien unas hojitas de menta, aunque yo le he puesto un poquito de romero que me parecía que por su forma le daba un toque más navideño.




Nuestra sopa ya está lista para degustar. Una receta navideña con tradición, que es una perfecta alternativa o complemento al turrón. Refrescante después de una copiosa cena o comida y que por no ser tan conocida es seguro que resultará un éxito en cualquier mesa del norte donde en general no se conoce ni se estila.





Beatriz Rodríguez.


Tartita de mazapán, naranja y chocolate para Navidad.

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En invierno las naranjas no faltan. Zumos diarios, la salsa de algunas carnes, y por supuesto en los postres la utilizo bastante. Este año me estoy animando mucho con los turrones, y hace unos días pensé en hacer uno de chocolate y naranja, pero al final, después de dar vueltas a la forma y la receta, acabé por elaborar una cosa completamente diferente, y muy navideña también.

Se trata de una tarta pequeña, porque es muy dulce y contundente, a base de mazapán, chocolate y orange courd o crema de naranja.





Siempre trato de comprar la fruta en el mercado o en pequeñas fruterías; no me gusta la de los supermercados, casi siempre refrigerada, recolectada antes de su punto óptimo de maduración, que al llegar a casa de transforma en cuestión de horas en una cosa completamente distinta a la que lucía en la estantería. 

El summum me parece comer tu propia fruta, recién recolectada, o en su defecto, la de un vecino que la cultiva, o la que te sirven a casa pocas horas después de ser arrancada del árbol a golpe de click. Una de las frutas que más aprecio es la naranja, la buena naranja, tan dulce y tan versátil en la cocina.

He tenido la oportunidad de probar las de diferentes marcas y francamente las Naranjas Castellón me encantan; este es el segundo año que las tenemos en casa, así como las mandarinas de la misma casa.

Así que sólo tuve que ocuparme de ir a buscar almendras para esta receta, ya que lo demás son ingredientes de despensa.




Es muy sencilla de preparar, únicamente hay que tener un poco de paciencia para adaptar la masa de mazapán al molde de la tarta, pero a continuación os daré algunos consejos.

Ingredientes:

- 150 g de azúcar.
- 150 g de almendra.
- 30 g de clara de huevo.


- 150 g de chocolate 70 %.
- 60 g de mantequilla.
- 30 g de nata líquida.


- 150 ml de zumo de naranja.
- 100 g de azúcar glas.
- 2 huevos.
- 60 g de mantequilla.




Preparación:

En primer lugar vamos a hacer la masa del mazapán, para ello trituramos las almendras hasta que estén bien molidas ( se pueden comprar directamente picadas, pero siempre son más ricas las que se compran enteras ). Mezclamos con la clara y el azúcar glas hasta obtener una bola de mazapán. 

La medida que os doy es aproximadamente la de media clara. No es necesario que sea exacto. Vertéis la clara en una taza y añadís parte sin más. Para la clara entera se precisan 250 g tanto de azúcar como de almendra y para el tamaño de nuestra tartita (16 cm de diámetro) nos va a sobrar. Pero consideradlo como opción, y podéis hacer unos mazapanes con la parte que nos sobre.

Recortad un círculo de papel de horno del mismo tamaño que el fondo del molde y sobre él extended la masa de mazapán. Yo lo hice con un rodillo especial para fondat como éste que se desliza muy bien sobre la masa sin que se pegue. Recortad lo que sobre del círculo del papel y reservar. Colocar la masa extendida en el fondo del molde y con el resto de la masa ir formado el borde poco a poco, yo me serví también de un extremo del rodillo para empujarla dentro de las hondas y sellarla bien con la base.

Hornear a 180º unos 5/10 minutos. Esperar a que enfríe y desmoldar. Quizá debáis ayudados un poco con una espátula por algún punto de los bordes para soltarlos, luego sale sola.




Fundimos el chocolate con la mantequilla en el microondas, con cuidado y mirando cada 20 segundos para que no se nos queme, agregad la nata también. De hecho recomiendo acabar de fundir con el propio calor residual del chocolate que ya lo está, removiendo un poco todo junto. Cuando temple verter sobre la tartita de mazapán.

A continuación preparamos la crema de naranja. Mezclamos todos los ingredientes en un bol. Yo suelo hacer este tipo de crema con la Thermomix, pero os lo voy a poner fácil y vamos a conseguir un efecto muy parecido con el microondas, truco de una amiga cocinillas. Simplemente vamos programando 45 segundos, sacando para batir, y repitiendo esta operación hasta que obtengamos una crema (unas cuatro o cinco veces serán suficientes). Luego reservamos en la nevera un par de horas hasta que espese. 




Vertemos sobre la capa de chocolate que ya habrá solidificado un poco, y mantenemos refrigerada en la nevera hasta una o dos horas antes de su consumo.




Antes de servir esta pequeña tarta de mazapán y naranja, la vamos a adornar con un gajo de mandarina pelado y unas lascas de chocolate. El corte es precioso; tres capas blanca, negra y naranja, y con distintas texturas. La primera, del mazapán más firme, la del chocolate algo más suave y la de la naranja cremosa y fresca.

Una idea original para llevar a la mesa en Navidad, con producto de temporada con la que vais a triunfar seguro.




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