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De compras en Nueva York. Williams-Sonoma.

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La primera vez que pisé un Williams-Sonoma fue hace quince años aproximadamente, en la ciudad de San Francisco, EEUU. Y creo que di con ella de pura casualidad, pues no estaba por aquel entonces entre mis prioridades comprar delantales, platos, y moldes para cakes. No fui muy consciente por tanto de que me encontraba ante una de las mejores tiendas del mundo para comprar utensilios de cocina, accesorios y gadgets de todo tipo, ingredientes para hacer recetas, y muchas cosas más! 




Nunca más volví porque no he regresado a los Estados Unidos o Canadá, que es donde la podemos encontrar. Pero si he seguido comprando allí a base de hacer encargos al Sr. Tobe, muy precisos y detallados, pues se mueve con dificultad en este tipo de terrenos.

Así que podéis comprender mi ilusión por volver a pisar ese suelo de madera y pasear entre esas estanterías en cuanto supe de mi viaje este otoño a Nueva York.

La tienda estaba preciosa en las vísperas de Halloween!




Lo cierto es que nunca antes había visto tantas calabazas y de tantas y formas y tamaños diferentes.  Y lo decorativas que son!! Claro que en Williams y Sonoma lo ponen todo con un gusto exquisito. No quiero ni pensar como estará en Navidad!

Pero os podéis hacer una idea echando un vistazo a estos alucinantes cortadores de galletas que se pueden comprar en su tienda on line.




De aquel primer contacto con esta increíble tienda, que cotiza en Wall Street, aun guardo un delantal de rayas verticales verde botella, algún viejo paño de cocina, unos dinner mats, y 4 de los seis platos de pasta temáticos ( los rábanos, las setas, las olivas y la berenjena) cuando por aquí no se veían aun ese tipo de vajillas. Los otros dos pasaron a mejor vida, el de el puerro este mismo año.




... Y eso que por aquel tiempo trabajaba como abogada y no tenía asomo de intención de crear un blog de cocina, ni necesidad de contar con gran variedad de moldes, platos, cucharas y cucharitas para el atrezzo de mis recetas que me gusta presentar como un escaparate comestible.

Williams-Sonoma ofrece una amplísima gama de productos de las mejores marcas como Le Creuset, Kitchen Aid, Nordic Ware, y más de doscientos artículos de marca propia.




Es difícil no encontrar un utensilio o herramienta para la cocina en sus innumerables estanterías. O como en mi caso, es difícil resistirse a comprar otra espátula más cuando una ya tiene quinientas, pero es que se me aparecieron unas doradas y plateadas en tamaño mini que me encajaban fenomenal en el hueco de la parte inferior derecha de mi maleta, justo al lado de los calcetines y debajo del neceser. 

A estas alturas del viaje, las compras empezaban a estar supeditadas a factores logísticos. Y al molde de modelo catedral de Nordic Ware no estaba dispuesta a renunciar, y eso que lo puedo comprar en Madrid. Pero el entusiasmo turístico causa estragos.




En esta estantería encontré unos cortadores maravillosos con formas otoñales para pastas o tartaletas, están encima de los "piecrust mix", y son tres formas de hojas diferentes. 

Y como no, volví a caer rendida ante la elegancia de los delantales de esta maravillosa firma; lisos, a rayas, o con estampados de amebas, de éste último tipo escogí uno en tonos burdeos.

Actualmente tengo en vigor otros tres ejemplares. El de hace quince años de la tienda de San Francisco, que ya está muy vivido, uno amarillo que aun no entiendo muy bien cual es su historia porque el amarillo no me gusta, y otro color almendra que le encargué a mi marido a principios de este año. No sé para qué quiero tantos pero me encantan.






Estas imágenes que os estoy mostrando, pertenecen a la tienda de Williams-Sonoma que está en el 10 de Columbus Circus, que es una de las tres tiendas que se encuentran en la ciudad. También visité la de está en el 121 de la 59 St, pero no era tan grande como ésta.




El origen del imperio Williams-Sonoma ( actualmente más de medio millar de tiendas entre EEUU y Canadá ) lo encontramos en el año 1.956, cuando el Sr. Charles E. Williams, dedicado a la venta de menaje de cocina, decidió importar desde Francia unos útiles que no se conocían por entonces en su país. 

Así fue como se vendieron en su tienda en Sonoma (California) las primeras baterías de cocina francesas, pero pronto se trasladó a San Francisco por ser esta una ciudad mucho más comercial, configurándose como su sede y su base de operaciones desde entonces y hasta la actualidad.




Ante esta selección de bundts permanecí indecisa cosa de un cuarto de hora, me encantaba el modelo Stained Glass Bundt Cake, que está diseñado inspirándose en las vidrieras de las catedrales francesas y tiene forma de rosetón. No os perdáis el maravilloso bizcocho que la blogger Trotamundos hizo con él y del que me quedé enamorada. Pero no era cuestión de repetir, así que me llevé otro diferente para reproducir el que aparece espolvoreado de azúcar dentro de esa campana y al que antes me refería.

Ya os podéis suponer que este encontronazo con la marca Nordic Ware vino a agravar sensiblemente mi asunto equipaje. Pero estaba determinada a llevarme un molde para bundt recuerdo de mi viaje a Nueva York. Yo no soy de estatuitas de la libertad y esas cosas, salvo que se pueda cocinar con ellas, y hasta ahora creo que no las han inventado.




En esta tienda es habitual tener la oportunidad de degustar algunos de los productos que están a la venta, y en esta ocasión me ofrecieron algo delicioso que no había probado jamás; una mantequilla de calabaza y nueces de pecán especiada para untar en una tosta de pan.

Un producto que me encantó, del que guardo un grato recuerdo en mi memoria, y que tardaré en volver a probar, pues no soy de almacenar mantequillas y pantalones en el mismo lugar, o sea mi maleta. Si me da un apurón me la compraré on line.




El momento libro de cocina, era también algo obligado, así que me decidí entre tantísimos que había por uno de Martha Stewart, como no, la musa gastronómica americana!




Lo del libro lo tenía fácil, se lo iba a endosar al Sr. Tobe dentro del maletín de su ordenador portátil. El, como no estaba presente, no se pudo oponer.

Me quedaban aun unos minutos para mi cita de las 20.30 para salir a cenar así que, en lugar de pasear por las calles de la ciudad, me dediqué a deambular entre las estanterías de este lugar con un encanto gastronómico difícilmente superable.




Ingredientes para galletas, cupcakes, masas de todo tipo.... Comprendo como puede sentirse un niño dentro de una tienda de juguetes!




Salsas, condimentos, un sueño de despensa!!! En ese momento quería ser americana y trabajar de dependienta en Williams-Sonoma, para verlos todos los días y para tenerlos muy a mano. 

Cuando viajo tengo esa fantasía absurda de querer ser de repente francesa, o holandesa, o italiana. Supongo que es señal de que me lo paso muy bien y de que no soy consciente de que lo que vivo en unos días o una semana no es representativo del día a día de cada lugar.

Ultimamente insisto, quisiera ser ciudadana neoyorquina, pero se me pasará pronto. En mayo cuando vaya a Hong Kong ya os contaré.






Beatriz Tobegourmet.


Verdinas con almejas y gambón. Receta.

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Presumo de la riqueza que tiene la cocina asturiana. Allí nací y aprendí a comer, luego a andar, a hablar y a escribir juntando letras sin más. En ese orden. Mi infancia sabe a frixuelos, arroz con leche, bígaros, oricios, contundentes fabadas y casadielles y queso cabrales. Cuando empezaba a saborear de verdad Asturias me tuve que marchar. Pero mis primeros recuerdos de olores y sabores son de esta tierra verde y mojada. Como estas verdinas con almejas y gambón que representan a mi entender el paisaje del norte de prados y olas de mar.




Cuando uno tiene un blog le pasan un montón de cosas buenas. Una de ellas es que de repente empieza a tener amigos en muchas partes. Lejos o cerca, lo mismo da. Noelia es una asturiana que cocina que te mueres y hace unas fotos que te vuelves a morir. 

Hace tiempo que nos seguimos la pista la una a la otra, bueno, exactamente un año. Porque de eso trata este asunto de hoy; de su aniversario.




El blog de Noelia se llama La cucharina Mágica y es de esos que apetece leer y contemplar. Hace casi un mes, y con motivo de su primer año cocinando para gente invisible, nos proponía participar en un concurso de recetas que vino a llamar "Saborea Asturias" con el patrocinio del Hotel Villa MarrónProductos El Cuco, y Sidra Trabanco.

Y un día antes de finalizar el plazo, como si de la declaración de la renta se tratara, aquí me encuentro, a las mil, fiel a esta cita virtual. Porque no podía fallar a Noelia, y porque me encanta lo que nos pide: "cocinar algo con sabor a Asturias".




De todos los sabores y texturas de la cocina asturiana me quedo con las fabas, o mejor dicho "les fabes". Fabes pintes o de canela, fabes de la granja para la fabada, y las más gourmet y finas... les fabes verdines. Y como no podía ser de otra manera, he optado por éstas. Por su delicado sabor, por sus cualidades, y porque son una delicia. 

Aunque las verdinas se producen originalmente en Llanes, se pueden encontrar en toda Asturias y fuera de ella en las tiendas gourmet. Estas las compré en el Mercado de San Miguel con otra amiga blogger, Cósima, un fin de semana que pasé en su casa en Madrid. Podéis verlo Aquí.




Este plato de verdinas con langostinos o con gambón, es un plato digno de una cena especial, o una celebración. Así que creo que le va de cine a Noelia y al aniversario de su blog. 

En casa las hemos tomado algún día de Reyes, e incluso en Navidad. Son un producto delicatessen, su producción es limitada y su precio algo elevado, pero son un manjar.

Es posible que encontréis muchas recetas de cómo hacer verdinas con almejas y gambón, pero yo os voy a dar la mía, la de mi casa, que es así:




Ingredientes: (para 4 personas)

- 1 cebolla.
- 1 ó 2 cabezas de ajo.
- Unas ramas de perejil.
- Una hoja de laurel.
- 20 gambones, o langostinos.
- 300 g de almejas.
- 240 g de alubia verdina.
- Un chorrito de vino blanco.
- Una cucharita de harina.
- Aove.
-Sal.

Preparación

(la noche anterior ponemos las verdinas a remojo en un cuenco con agua que las cubra y un par de dedos más).

1- Abrimos las almejas en un recipiente con agua que las cubra a fuego vivo. Cuando hayan abierto las retiramos y reservamos ese agua. 

2- Hacemos una salsa verde
En una sartén o cazuela echamos un chorrito de aceite y añadimos una media cabeza de ajos y perejil, muy finamente picado todo, y lo dejamos que se poche unos minutos sin que se llegue a dorar. Añadimos un poquito de agua y el chorrito de vino blanco, bajamos el fuego, dejamos reducir, y salamos. Incorporamos la harina para que engorde un poquito, al final añadimos las almejas, las dejamos unos minutos y las retiramos.

3- Preparamos los gambones al ajillo. Separamos las cabezas de los cuerpos y las reservamos. Pelamos los cuerpos y los reservamos también. Picamos otra media cabeza de ajos de nuevo muy muy pequeños junto con un poco de perejil. En una sartén o cazuela sofreímos las cabezas de los gambones aplastándolas con un tenedor para que suelten su jugo. Eso nos va a teñir el aceite de forma natural y darle mucho sabor. Retiramos las cabezas y en ese mismo aceite echamos el ajo y el perejil y lo dejamos un par de minutos o tres a fuego medio sin que se llegue a dorar ( para que el ajo no amargue ). Añadimos los cuerpos de los gambones pelados, un poquito de sal, y los dejamos hacerse pero muy poco. Lo reservamos.

4- Cocemos las verdinas. En la olla express ponemos las verdinas cubiertas de agua, para ello, emplearemos la que habíamos reservado de las almejas y añadimos la necesaria, justo para que las cubra. Incorporamos la cebolla partida en dos, 3 ó 4 dientes de ajo, una hoja de laurel, una ramita de perejil y sal. Unos 5 ó  7 minutos desde que suben los anillos, o sea desde que está a presión. Cuando bajamos la presión y abrimos las mantenemos otros diez minutos cociendo con la tapa entreabierta, añadiendo un poquito de agua fría cada vez que vuelva a hervir. Dicen que este recurso las hace aun más tiernas.

5- Unimos todos los ingredientes. Cuando las verdinas están cocidas, retiramos la cebolla, ajos, laurel y perejil de la olla e incorporamos las almejas a la marinera y los gambones al ajillo. Probamos y rectificamos de sal. Dejamos otro ratito a fuego bajo para que se mezclen los sabores, y se reduzca el caldo, con cuidado de que nos quede suficiente.




Un consejo: mucho mejor preparadas de víspera. 

Se concentran aun más los sabores y la salsa engorda un poquito. Una sugerencia para quedar de lujo presentando un plato de cuchara, que se agradece en estos días de frío, sin renunciar a los más exquisitos sabores y a la sutileza de productos de tan alta calidad como son los ingredientes de esta receta de verdinas con almejas y gambón.





Beatriz Tobegourmet.


Bundt cake de mantequilla y anís.

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El 15 de noviembre se celebra en América el día nacional del Bundt cake. He vuelto de Nueva York queriendo ser americana, y ahora que me he enterado de este asunto aun más!.
Así que me ha imaginado viviendo en Wisteria Lane y he horneado este exquisito Bundt cake de anís para compartir con mis vecinos; adoptando la personalidad de Bree Van de Kamp que por otra parte es algo con lo que ya vienen bromeado algunas de mis amigas desde hace tiempo. Si, para ellas yo soy un poco Bree.





Estoy feliz con este molde que me traje de Nueva York. Cuando lo compré, pensé que estaba haciendo una soberbia tontería ya que como todo el mundo sabe, los moldes de Nordic Ware se encuentran en todo el mundo, y parece un poco absurdo venir cargando con él desde el otro lado del  océano, tratándose además de algo voluminoso y de cierto peso.

Sin embargo, ayer tarde mi amiga Isabella me comentó que había ciertos moldes que ésta marca fabricaba en exclusiva para Williams-Sonoma, que fue donde lo encontré, y que sólo se pueden adquirir en esta tienda que como os contaba el otro día tiene 600 sucursales, pero sólo en EEUU y Canadá.




Ciertamente es un molde de Bundt diferente ya en su color, que no es color aluminio sino que tiene un tono que tiende a dorado. Se llama Vaulted Dome, que significa cúpula abovedada, y en efecto si uno entra en la web de Williams-Sonoma puede leer producto en "exclusiva".

No obstante, si alguno se encapricha de él siempre tiene la opción de la compra on line, pues esta tienda distribuye por este medio a nada menos que 75 países. Aunque supongo que los portes serán algo altos.




Inspirado en la arquitectura de las catedrales francesas, es una joya de molde que rinde homenaje al chef francés Carême, autor de "L'art de la cuisine française". Gastrónomo, cocinero y arquitecto, trasladaba sus dibujos de arquitectura a sus pasteles de azúcar, dejando a todo el mundo asombrado.

Y así, asombrados se quedaron mis hijos ayer tarde cuando regresaron de colegio y se encontraron con esta merienda de lujo.




Se trata de un cake de mantequilla y anís, que recuerda en sus sabor a las famosas rosquillas, pero con una textura densa y agradable gracias a la mantequilla.

El espectacular aroma que invadía la casa, la visión de este bizcocho de cuento y el calor de hogar que ya se percibe cuando uno regresa del frío exterior, conformaron sin duda un momento mágico, de esos que se quedan grabados en el subconsciente infantil.




La elaboración es sencilla, y con este tipo de moldes el resultado es infalible. Es tan fácil como hacer castillos con un cubo en la arena, se vuelca el cubo y aparece el castillo.

Ingredientes:

- 225 g de harina Santa Rita especial Repostería.
- 6 huevo L. 
- 3 yemas de huevo L.
- 300 g de azúcar.
- 250 g de mantequilla.
- 8 estrellas de anís.
- 1 cucharada de levadura química.
- Una pizca de sal.
- Azúcar glas.


Preparación:

En un cazo derretimos la matequilla a fuego suave y añadimos las estrellas de anís llevándolo a ebullición para que infusione. Reservamos.

En un bol, o en el vaso de la Thermomix, ponemos los huevos y las yemas con el azúcar y batimos. Seguidamente añadimos la mantequilla (colada) que nos dará el sabor especial de este bizcocho. Finalmente incorporamos la levadura y la harina en tres veces, batiendo cada vez, hasta que quede totalmente incorporada y tengamos una masa homogénea. Salamos y vertemos en el molde engrasado con mantequilla.

No os preocupéis por los recovecos. Con que la mantequilla esté blandita es suficiente para aplicarla sin problema con un pincel de cocina. Si se nos quedan trozos entre las formas y curvas no pasa nada, porque con el calor se fundirá.

En 50 minutos, a 200º en el horno, lo tendremos listo para degustar.




Lo espolvoreamos con azúcar glas y lo servimos con un chocolate calentito o con un café. Mientras planeáis vuestro viaje a EEUU, o vuestra compra del Bundt on line, podeís hacer este delicioso bizcocho de mantequilla y anís en un molde para plumcake; estará igualmente rico y podréis recrear de igual forma en vuestra casa ese momento bizcocho aromático y recién hecho que os hará levitar.




Beatriz Tobegourmet.


El imperio Martha Stewart en Macy's. Nueva York.

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El día que decidir visitar los almacenes Macy's en Nueva York no imaginaba ni por asomo que iba a salir de allí desalojada por los famosos bomberos de la ciudad a causa de un incendio en la planta en la que yo me encontraba. Y os prometo que fue así literalmente como ocurrió. 

Dentro de mi ruta de tiendas de utensilios, vajillas, moldes para repostería y demás cosas interesantes para la cocina, no quise perderme la sección de "homewere" de los increíbles almacenes Macy´s que son toda una institución.





Mi paso por Macy's ya empezó regular. En el minuto uno y viéndome empuñar mi cámara que por otra parte no es nada del otro mundo, no vayáis a pensar que parecía un paparazzi o algo similar, una señora dependienta se me acercó con mal gesto y me reprendió, sin atisbo de sonrisa, prohibíendome tomar instantánea alguna del lugar. 

Como si le hubiera dicho que soy Española y tengo un blog sobre gastronomía probablemente no hubiera sabido por desgracia ni lo qué es lo primero, ni lo que significa lo segundo. Le dije que vale y dejé que pensara que era una especie de paranoica de las vajillas, porque de espía industrial no creo que tuviera yo pinta.




Por otro lado me tomé la justicia por mi mano, como ya hice una vez en Suiza en Ladureé, y pensé que esta buena señora no tenía la culpa de no saber que con toda probabilidad cada guiño de mi obturador supondría con toda probabilidad un cliente potencial, residente en España o español en Nueva York, gracias a cuya visita verá aumentada su comisión.

Así que pese a todo, y por su bien, seguí haciendo fotos hasta que me cansé, eso sí, con mi tablet mini y escondida tras las estanterías, con un ojo en la pantalla y otro vigilante, para no pasar el bochorno de ser interceptada por segunda vez.




Pido disculpas por tanto por la calidad de las imágenes, que han sido tomadas en circunstancias un tanto excepcionales, por no decir, ridículas. ..... A mi edad!! y sorteando a una dependienta como si fuera un profesor que vigila un examen.

Si bien de lo que quería dejar constancia con este valioso, por su exclusividad, documento gráfico, es de la cantidad de cosas que se pueden encontrar en los almacenes Macy's. Y que si algo me llamó la atención, al menos en la tienda de la calle 34, es el increíble protagonismo de Martha Stewart. 

Estos stand cakes tan ideales son de su marca propia, y los anteriores también, así como la vajilla azul con la que empieza este post.




Y esta campana tan preciosa lo mismo.  

Algo sí fue bien esa tarde en Macy's... había una promoción del 50 % en un montón de artículos, y eso me hizo enormemente feliz, porque de otra forma no hubiera sido capaz de comprarme una serie de cosas ideales que ahora contemplo con ojos entornados en las estanterías de mi alacena y en los armarios de mi cocina.




Ya las iréis viendo también por aquí... 

Conocía a Martha Stewart por sus recetas maravillosas, y sabía que era escritora y presentadora de un programa de TV en América, pero no era consciente de todo el imperio que tiene montado alrededor del mundo de la cocina y el lifestyle. Moldes Martha Stewart, cortadores Martha Stewart, delantales Martha Stewart, vajillas Marta Stewart...  tiene incluso una línea de accesorios para mascotas... la gama "Martha Stewart pets". Como lo estáis oyendo!

Sus colores son el blanco, rojo y azul celeste, una combinación que me encanta y me recuerda a cómo vestía a mis hijos cuando eran muy pequeños. Polo celeste, pantalón y zapato rojo.... o vestido rojo con flores celestes.

Creo que esos recuerdos me impulsaron a querer comprar más. Estoy segura de que lo tienen bien estudiado.

Además, presentado el pasaporte y por ser extranjero,  en el Visitor's Centre te dan una tarjeta que te hace un descuento del 11% en las compras. En épocas de rebajas las de Macy's son de las mejores de la ciudad.




Estas espátulas las llegue a meter y sacar unas cuatro veces de mi cesta. Una espátula roja por sí misma no me atrae especialmente, una blanca aun menos, pero la celeste me encanta y ver las cuatro juntas lo más! 

Así que me primero me llevé el pack, luego lo deconstruí como os acabo de explicar y lo volví a sacar, más tarde encontré alguna otra buena razón y lo cogí de nuevo, pero pensé que pagar cuatro espátulas cuando en realidad me gustaba una era absurdo y lo volví a dejar. Me dí una vuelta, pero al rato regrese y sin pensar las pesqué de la estantería en un impulso irracional, para volver a abandonarlas. 

Qué cosas... quien domina nuestros pensamientos en el acto de compra?. Nosotros... cada vez menos, me temo.




Creo no obstante tener bastante dominado el asunto de la compra por impulso, soy muy razonable y sé manejarme con cordura en escenarios hostiles plagados de tentaciones, así que con lo que a continuación os voy a contar os juro que, ni mi visa ni yo, tenemos nada que ver.

El caso es que me hubiera quedado más tiempo en los almacenes Macy's, pero decidí dirigirme hacia una de las salidas para tener algo de tiempo para descansar antes de la cena. De pronto me encontré con un bombero, y me dije "... anda! un bombero de Nueva York" pues por desgracia todo el mundo sabe que son famosos y respetados, así que me quedé atónita mirándole a él, al que vino detrás, al otro y al otro....

Fueron segundos los que tardé en verme envuelta, yo y mis bolsas, en una nube de humo que me hizo toser y en otra nube de gente que me rebasaba corriendo hacia la puerta exterior. Miré hacia atrás y ví la planta casi desierta bajo una neblina y más bomberos. AQUI video AQUI más fotos.




En menos de un minuto estaba en la calle escribiendo este sms "Incendio en Macy's, estoy bien, estoy fuera", como en las películas y eso.

Los almacenes Macy's cuentan con 9 plantas y son enormes; casi 100.000 metros cuadrados. Ocupan casi toda la manzana situada entre la séptima avenida por el oeste, Brodway por el este, la calle 34 por el sur y la 35 por el norte. Podréis comprender así, que en menos de 10 minutos se convocaron allí más de un centenar de  bomberos, ambulancias y una multitud de gente, entre la desalojada y los que por allí pasaban y no daban crédito. Los allí presentes no teníamos ni idea del alcance del desastre, ni si podíamos estar ante una tragedia. Por suerte todo se resolvió exitosamente y no hubo que lamentar víctimas personales.

Desde 1.902 Macy´s Herald Square ha sido un icono de la ciudad de Nueva York, siendo en 1.924 los almacenes más grandes del mundo. Fue además la primera tienda en tener escaleras mecánicas, de madera por cierto, y aun las conservan! Estos grandes almacenes son actualmente "lugar nacional de interés histórico", y el edificio original que se ha ido ampliando y remodelado se construyó bajo el estilo Art Decó, que es al que pertenece esta puerta de madera que tuvo que ser derribada.

Si pensáis viajar pronto a Nueva York, no podéis dejar de visitar esta tienda, tomaros una tarde entera para recorrerla, y si veis entrar a un bombero corred y nos os quedéis mirando.... por lo que pueda pasar.





Beatriz Tobegourmet.

Una hora con Joan Roca. II Parte.

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Lo que importa es que el cliente salga contento y tenga ganas de volver, independientemente de si el restaurante es el número uno o el número dos, el tres o el cincuenta, o tengamos tres estrellas o dosJoan Roca.

6- LA COCINA CONCEPTUAL.

La cocina de los Roca es la cocina de los estados de ánimo. De diseño moderno, neutro, discreto, el comedor parece ser concebido para ceder todo protagonismo al menú. Los colores los vamos a encontrar en las elaboraciones.

Un espacio sin apenas paredes; con cristal, madera clara, luz y vegetación minimalista. Los cuadros los veremos si cerramos los ojos, en el momento de llevarnos la cuchara a la boca. Cuadros que nos pueden transportar a diferentes escenas, únicas para cada comensal, individuales, sin posibilidad de réplica.
La cocina de los Roca es conceptual. Los platos son un pretexto a partir del cual el cliente hará su interpretación personal. Joan Roca sugiere, escribe los primeros párrafos, y el comensal acaba la historia.

"Comenzamos siempre haciendo un recorrido por el mundo, para acabar finalmente contando nuestra propia historia" dice Roca,  "con los mensajes y las pequeñas cosas que llevamos a la mesa, explicamos qué somos, como somos, de donde venimos, y por qué hacemos lo que hacemos".



"Comerse el mundo" 


El menú del Celler de Can Roca es así un "menú codificado". Una invitación a interactuar que podemos aceptar o rechazar. Ante un plato el comensal puede jugar a ser arqueólogo, explorador, un buscador de tesoros y formar parte de la literatura del plato. O pasar por la sinfonía que lo compone sin percibir ni una sola de sus notas. Es una opción.

Joan me comenta, "en la cocina, en cuestiones técnicas ya está casi todo inventado, lo que ahora buscamos dar un significado a cada plato, contextualizarlo, que tenga un sentido".

Los hermanos Roca no renuncian ni a la tradición, ni a la evolución o la ciencia y se mantienen abiertos a servirse de cualquier herramienta que permita que la cocina sea más diversa y más divertida.

Como el cordero con pan con tomate; en donde crujiente de cordero emula el barquillo de los helados de corte, y que es para Joan el plato que más sentimientos le despierta, el que le transporta a momentos de su infancia.

Todo puede ser fuente de inspiración, todo puede ser útil y acabar siendo el fundamento de una receta: La memoria, la tradición, el paisaje, los perfumes, los viajes, las ideas que la gente les aporta, gente como ingenieros industriales, cantantes de ópera, pintores..

A veces meses, incluso un año, puede llevar esta labor de exportación de elementos de mundo exterior a interior de un plato.

Curiosamente, la cocina conceptual que estamos describiendo, traspasa las paredes del Celler de Can Roca y el fenómeno se invierte. Sucedió con el perfumista Vidal, que tras su paso por el restaurante creó la fragancia Núvol de llimona a partir del sorbete de destilado de limón de Jordi Roca. Incluso se han diseñado joyas inspiradas en las elaboraciones del Celler!

Joan dice: "Queremos disfrutar del aroma, del tacto y el sabor de nuestros recuerdos, pero por encima de todo nuestra obsesión está en el sabor"



7- EL MENU.


"Joan"- le digo- "tengo que felicitarte porque es la primera vez que llego al final de un menú con la sensación de ayer; no me sentí con hambre, ni tampoco llena, simplemente ya no necesitaba seguir comiendo, estaba bien. Como es posible conseguir tras varios amuse-bouche, once platos, y tres postres uno no tenga la sensación de haber cenado en exceso?




Nos preocupa la "digestibilidad" del menú, me comenta, las técnicas de cocción, de elaboración, influyen de forma determinante en esa sensación de ligereza. El empleo de productos vegetales, productos con poca grasa, y la forma de ejecutar cada uno de los platos es fundamental. 

Todos los ingredientes se acompañan armoniosamente, tienen sentido en su conjunto. Ahí se encuentra el quid de la cuestión.

Los platos del menú del Celler de Can Roca son equilibrados. Estamos ante una cocina moderna pero inspirada en la cocina tradicional que invita a seguir comiendo porque es ligera. 

Me viene a la mente, la gran aportación a las cocinas del mundo que hizo Joan Roca con su estudio de la cocina al vacío y su defensa de esta técnica que han implementado muchos restaurantes.

Me intereso por el plato de cordero, sé que es uno de sus favoritos. Me comenta que se lo crian expresamente para él, "un señor que está aquí al lado, es de raza Ripollesa. Primero nos traía la leche y luego le propusimos la idea del cordero".




Un cordero lechal exquito, doy fe, y oriundo del Ampurdán. Lo cocinan a baja temperatura para que quede muy crujiente la piel y lo sirven con unas berenjenas blancas que hacen a la brasa con toques de café y regaliz.

En el menú se encuentra también un homenaje a la gamba de Palamós. Una delicia.

Para Joan Roca es importante incorporar a su cocina aquello que se encuentra en su entorno, pero hay un mundo global además del local. No hay que cerrarse a lo que llega de fuera. Un manifiesto contundente ante el "fundamentalismo localista".

La estética tiene un gran protagonismo; se come con la vista, pero sin duda el sabor, una obsesión para Joan Roca, es el protagonista absoluto.

Un menú que Capel describió como "refinado, elegante y con sentido del humor". Estaba hablando del menú o del propio Joan?



8- LA NATURALEZA Y LA BOTANICA.

Flor y fruto de saúco, rosas, brotes, flores, hojas, fruta, trufa, violetas, enebro, regaliz, ajo negro, ajo y berenjena blanca!  forman parte del reparto de la gran obra teatral que representa un menú en el Celler de Can Roca.

Joan me comenta "hemos contratado un botánico", una persona que investigue lo que tenemos a nuestro alrededor. Hay cosas muy interesantes, hemos encontrado en ésta mismo época, aquí al lado, un fenómeno muy curioso; flor de saúco y fruto de saúco, eso es algo único y muy difícil de ver; flor y fruto al mismo tiempo!.

AQUI nos lo contaba.




"La cocina es infinita, cada vez tenemos más productos a nuestro alcance, hoy tengo tomates diferentes a los que me llegaron ayer. La variedad es infinita y el juego es interminable." Declaraba Joan Roca a Oriol Rodríguez.

En entorno que rodea el Celler de Can Roca, situado en el Ampurdán, la "Toscana Catalana" no puede ser más bello y rico en especies. El olor a pino es una de las más claras de señas de identidad de la zona. Adrià, que tenía su restaurante a tan sólo 50 km del Celler de Can Roca, no pasó por alto este aspecto y ofrecía unas púas de pino comestibles que recogían ese sabor. Nos los presentaba en una maceta, lo recuerdo perfectamente.

Joan sigue ese mismo camino de exploración del entorno, de importación de la esencia misma de la naturaleza a la mesa.

La entrada al restaurante se encuentra atravesando un bonito jardín, y más tarde, ya en el interior un pequeño bosque de arbolitos esbeltos proclama la importancia del reino vegetal.



9- MONTSERRAT FONTANÉ

Decía Carlos Maribona que "asumir el triunfo desde la humildad y la modestia, casi disculpándose de que todo les vaya tan bien", es algo que practican pocos de los colegas de Joan Roca. 

"A todos esos, y son muchos, a los que cualquier medallita, estrellita, o solecito, les sirve para adoptar actitudes de autosuficiencia, de mirar al resto por encima del hombro, el ejemplo de los Roca debería hacerles reflexionar!"

Culpa de eso la tienen sin duda sus padres y la educación que de ellos han recibido y no menos el esfuerzo que les ha costado llegar hasta donde están en este momento.

En mi primer encuentro con Joan, el otoño pasado en un evento celebrado en La Rioja, nos mostró al pequeño grupo que estábamos convocados a su charla, un pequeño documental donde explicaba qué era el Celler de Can Roca, su historia, sus fundamentos, su día a día... Recuerdo que uno de los momentos que me resultaron más emocionantes, fue aquel en que Joan y Jordi sientan a la mesa del restaurante a sus padres y les ofrecen un menú.

La imagen comienza con sus padres comiéndose "el mundo". Ellos nunca han viajado, decía Joan, y nosotros les traíamos a la mesa los sabores de los países donde habíamos estado.

"Joan" -pregunto- "que piensan tus padres de la cocina que se hace en el Celler de Can Roca?".

"Mi padre es más tradicional, y le cuesta más entenderlo", me responde, "pero mi madre es más abierta. Cuando alguna vez les hemos sentado a la mesa, hemos tratado ofrecerles un menú adaptado a su forma de entender la cocina, con un giro más tradicional, para darles mejor acomodo"

"No obstante", recuerda, "hace no mucho, un programa de la televisión de Cataluña muy popular "El Convidat" se interesó por nosotros y quiso grabar uno de sus capítulos en casa de mi madre".

Joan me cuenta la historia que resultó muy divertida.




El programa lo protagoniza Albert Om en TV3, que va de invitado a la casa, o cocina de personajes populares y los entrevista. Cuando Joan se lo comunicó a su madre, pensando que se mostraría reticente se encontró con que era una gran admiradora de Albert y dio saltos de alegría ante la perspectiva de conocerle.

El programa se realizó y acabó en el comedor de Celler donde fue servido el menú de los hermanos Roca tal cual, sin anestesia, así que su madre se enfrentó por primera vez a cosas mucho más sofisticadas de las que había probado hasta entonces.

"Y no solo le gustó" dice Joan, "sino que hizo aportaciones y sugerencias muy interesantes".

Manifiesta que su madre en una fuente de energía vital. Por su parte Monsterrat, dice de Joan que es el que más se parece a ella, emprendedor, a los nueve años ya tenía su chaquetilla de cocinero y despuntaba en la cocina. Cuando llegaba del colegio hacían juntos butifarras, flanes, canelones. Los Roca aprendieron a cocinar jugando.

Hay una frase que leí una vez de esta entrañable mujer y que me arrancó una sonrisa; "No entiendo que yo, con dos personas, pueda dar de comer a 180 y ellos necesiten 35 para cincuenta comensales".

Al frente todavía de su tradicional y modesto restaurante de barrio "Can Roca" esta mujer es la responsable de hospedar y dar comer al gran parte del equipo del Celler.

Un ejemplo de sencillez y enorme valía profesional.



10- LA IMAGEN. LA ANTORCHA.

Como si recogieran el testigo del gran Ferrán Adriá, con quien Joan se formó, los hermanos Roca se presentaban al mundo en esta imponente imagen tras recibir el galardón que otorga la revista "Restaurant".

Sobre Adriá opina Joan Roca que las condiciones que se dieron en el Bulli fueron tan especiales, tan mágicas, como restaurante, como concepto, que es difícil que se repita en otro lugar del mundo. Nadie superará su valor y su importancia histórica.




Esta instantánea tomada por el fotógrafo David Ruano de los tres hermanos caminando por el rio Oñar, empuñando una antorcha cuando la ciudad amanece, me resultó impactante y quise saber el por qué de esa escena, qué significa para ellos esa antorcha con la que se abren camino. 

Joan me comenta: "Fue un sábado amaneciendo, apenas había gente, y los pocos que se encontraban por allí nos debieron de tomar por chiflados. No hay photoshop, nos estamos mojando los pantalones de verdad". 

Para Pitu la imagen lleva implícito el mensaje "nos mojamos por nuestra ciudad, por Girona" me dijo la noche anterior cuando le pregunté exactamente lo mismo. Sin embargo Joan es firme al responder que principalmente supone un homenaje al fuego, que representa lo primitivo. Y me recuerda como en su cocina, lo primero que se distingue al entrar y que capta la atención de las miradas es el fuego que ocupa un lugar protagonista. Si, lo recuerdo; chispeante, surgiendo de unas brasas, encerrado tras un marco, detrás de un cristal, donde se prepara una carne.

"El fuego", concluye, "es también la luz que nos guía y nos muestra el camino que debemos seguir".

Esta imagen que encontramos al abrir la página Web de El Celler de Can Roca, irá renovándose año tras año, pero, reconoce, es difícil que consigamos una instantánea con tanta fuerza y mensaje como ésta.

Me despido del mejor y más influyente cocinero del mundo, miro el reloj, son las 13.00 horas, y sospecho que por mi causa probablemente se haya quedado sin almorzar. Siempre lo hace a las 12.00, y en este momento comienzan a entrar los comensales del primer servicio, el del mediodía.

Nos damos un abrazo y pienso en la próxima vez que volvamos a coincidir. Será el próximo 6 de octubre en la cena de inaguración del Congreso de San Sebastián Gastronomika a la que he sido invitada.


Hasta pronto Joan!



Beatriz Tobegourmet.

Cómo freír croquetas y que queden perfectas.

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No hay cosa que más me guste que unas croquetas bien hechas, con su bechamel cremosa, de una tamaño más bien pequeño, crujientes y bien fritas. Las croquetas me parecen de lo más gourmet. Un bocado divino. Me encanta prepararlas de diferentes gustos, las posibilidades son casi infinitas, aunque me rindo ante una buena croqueta de jamón ibérico. 

Soy muy buena haciendo croquetas, eso creo que ya os lo he dicho, pero os contaré una cosa; aunque me hubiera gustado hacerlo, nunca se las he regalado a nadie, aunque he estado a punto, por miedo a lo que fuera a pasar después cuando mis pequeñas obras de arte se encontraran con la sartén.

Es tan importante saber freír bien una croqueta como elaborar una rica bechamel. El último momento es muy importante y si no se hace de forma correcta se puede dar al traste con la preparación anterior. Por eso me he decidido a enseñados cómo freír croquetas y que queden perfectas.




Somos el país de las croquetas, de eso no cabe duda. Aunque original de Francia, os puedo asegurar que allí no se estilan igual que aquí. También se dice que son populares en Holanda, pero en mi último viaje a Amsterdam no fui capaz de localizarlas. Reivindico pues, la croqueta como española!

Tengo un sobrino parisino que cada vez que venía a España las reclamaba de forma insistente, y dos sobrinas irlandesas que se mueren por ellas. Sí... ciertamente tengo una familia bastante internacional, y os aseguro que no hay rastro de croquetas más allá de los Pirineos... las de bechamel, claro está.




Pienso que sería una fantástica comida callejera, como los hot dogs; de cocido, de gambas, de almejas a la marinera, de gorgonzola y nueces, de chipirón! Aun no entiendo como a nadie se le ha ocurrido la idea.

La croqueta se puede preparar con días de antelación, o se puede dejar congelada y lista para cocinar minutos antes de una comida o una cena.

Me encanta hacer croquetas porque me gusta ver como las disfrutan en casa, pero reconozco que también las compro precocinadas de vez en cuando, porque son un recurso fácil en algún momento. En este aspecto, prefiero las que ofrecen las tiendas gourmet o algunas charcuterías de barrio. Y dentro de esta oferta, no siempre es fácil acertar. Recuerdo con nostalgia las de "La Alacena de Victor Montes", que tomé con Cósima en Madrid, en el mercado de San Antón. 

Las últimas que he probado son las de la gama de croquetas gastronómicas de Ameztoi, que me han encantado. Y son las que he usado para esta demostración.




Las hacen con leche de Caserío, como se hacía antes, y tienen una variedad exquisita... de Boletus Edulis, de espinacas y queso, de carne y verduras, de queso de Cabrales, y atención! ... de compota de manzana!!... no se me hubiera ocurrido jamás.




Pues bien, este fin de semana me invitaron a un blog trip y dejé a mi marido solo ante el peligro. Es decir, al cargo de la alimentación de mis hijos. 

Y sabiendo que tenía disponibles unas fantásticas croquetas de Ameztoi en el frigorífico no le dejé utilizarlas porque tenía muchas probabilidades de convertirlas en algo absolutamente desastroso. A cambio, le llamé para darle instrucciones de cómo preparar una crema de puerros, que resultó una odisea, pues me costó un mensaje de 2 minutos y medio en el contestador y tres llamadas para resolver dudas.

Eso me llevó a pensar que es posible que en este mundo haya gente bien necesitada de instrucciones muy básicas para hacer cosas tan sencillas como freír correctamente unas croquetas, con lo cual, aquí lo dejo escrito para que le sirva de consulta a quien lo necesite, empezando por él.


COMO FREIR BIEN UNAS CROQUETAS. INSTRUCCIONES.

1. La masa. Por sí misma no debería ser un problema para conseguir unas croquetas bien fritas. Es de todos sabido que cuando más densa sea ésta más fácil será la tarea, pero me parece un error supeditar una bechamel cremosa a una fritura cómoda. Así que quiero que sepáis manejar una croqueta con masa en su punto, e incluso con masa muy fluida.

Si la croqueta tiene la bechamel cremosa pero consistente, que es lo suyo, mi consejo es que al hacer las bolas éstas sean uniformes y sin recovecos para que se puedan empanar bien, sin que queden fisuras a donde no llegue el pan rallado y por donde pueda salir el relleno una vez en la sartén. Qué mejor para ello que utilizar un dispensador de helado. Podéis verlo AQUI.

Este problema no os va a surgir con unas croquetas precocinadas como las ofrece Ameztoi, ya que vienen perfectamente moldeadas y con una bechamel hecha a base de leche fresca y en su punto ideal.




2. El empanado. Una vez tenemos la croqueta redonda u ovalada, pero de superficie uniforme. Primero las pasamos por harina, después por huevo batido y por último por pan rallado. Es éste momento el que aprovechamos para perfeccionar un poco su forma final con las manos y mucha suavidad. No tengo más que añadir en este apartado, salvo pediros por favor que no las empanéis dos veces, o cosas similares. 

No comprendo como puedo encontrar en bares, restaurantes, o supermercados, unas croquetas con una especie de corteza de corcho comestible alrededor de la pobre bechamel. Esas no se abren con el aceite seguro, pero son toscas a más no poder.


3.- El aceite. Para freír croquetas uso aceite de oliva, es un error pensar que les da demasiado sabor. Al contrario, las fritas en otros aceites las identifico a la primera. Con eso no quiero decir que lo anterior sea lo incorrecto, simplemente recomendados el uso del aceite de oliva virgen extra, por sus cualidades y por su mayor durabilidad.

En la sartén, que tendrá que ser grande y honda, pondremos una generosa cantidad de aceite. Como para que cubran la croqueta al 75%. Y lo pondremos a calentar a fuego alto. Cuando esté bastante caliente es cuando empezaremos a añadir las croquetas. Y qué es bastante caliente?? Bien. No tiene que humear, pero tiene que estar a punto de hacerlo. Yo coloco la palma de la mano sobre la sartén y noto que la temperatura es alta y se calienta mi mano. Eso es cuestión de práctica, pero os daré un dato más objetivo.... Al soltar la primera croqueta tenéis que ver burbujas a su alrededor (la croqueta se fríe).

Así, hacemos la prueba con una y no sucede lo anterior, la retiramos inmediatamente con una espumadera; que es el utensilio que os recomiendo usar, aunque confieso que yo lo hago con un tenedor, pero hay que tener cuidado de no pincharlas.

Si vemos que nuestra croqueta se fríe podemos añadir otras dos o tres.... nunca demasiadas a la vez. Por qué? pues porque nos van a enfriar el aceite. Aunque si nos hemos pasado calentándolo este podría ser un buen remedio para corregir el anterior error. Así, las añadimos poco a poco, y sin saturar la sartén, para que haya espacio entre ellas para su fritura correcta.




4.- En la sartén. Mantenemos el fuego vivo, pero sin pasarnos. Lo primero que vamos a hacer es "sellar" las croquetas dándoles la vuelta en el primer minuto aunque las veamos poco tostadas. Se trata de cerrar la costra del empanado aunque por dentro la croqueta esté sin hacer. Otro minuto o dos por el otro lado y las volvemos a colocar en el lado inicial. Ahora podemos poner el fuego medio. Si dicen que el arroz no hay que tocarlo, con las croquetas os diría justo lo contrario. Siempre con mucho cuidado las volvemos cada poco rato, para controlar el tono dorado, que no se oscurezcan demasiado por un lado.


5.- Fuera de la sartén. Imprescindible tener a un lado un plato con papel absorbente para ir dejando sobre él las croquetas que vamos sacando. No queremos unas croquetas grasientas verdad?. Luego, una vez secas, las presentaremos en otro plato diferente. Por cada croqueta que saquemos podemos añadir otra al aceite, es decir, según vayamos teniendo huecos seguimos friendo más croquetas. En una sartén de 22 cm yo tendría friendo como máximo 6.


6.- Si la masa es muy fluida. Si la masa es muy fluida estarán mucho más ricas, sin duda, pero eso nos va a requerir más atención, y un proceso algo más complejo para que al freír no nos quedemos con la bechamel por un lado y la concha de la croqueta por otro. En primer lugar yo meto en el congelador la masa antes de manejarla. No la dejo que llegue al punto de congelación, pero sí que alcance la misma textura que un helado. Eso puede representar aproximadamente una hora.

Luego las formamos con la ayuda del dispensador de helados, y cuando estén empanadas las colocamos en un tupper grande y plano y las llevamos de nuevo al congelador. No deben tocar una con la otra.

A partir de ese momento, esperaremos otros 40 minutos como mínimo, tened en cuenta que al manejarlas para darles forma las habremos calentado. Pero no hay problema si se quedan hasta el día siguiente. No tiene ningún misterio freír las croquetas congeladas.

En el momento de hacerlo respetaremos los pasos anteriores de "en la sartén" y "fuera de la sartén". Si bien, tras el sellado, y antes de que estén demasiado doradas, trataremos de mantenerlas al final a fuego suave, no demasiado, no se trata de cocerlas, sino de freírlas, pero es importante que estén hechas por dentro, y eso requiere más calor que para las que no están congeladas, y como no lo vamos a hacer dejándolas más tiempo a la misma intensidad.... se nos quemarían... lo haremos bajando el fuego cuando estemos en el último minuto y las mantendremos dos o tres.




7- Croquetas congeladas. Creo que os he contado lo fundamental sobre como tratar una croqueta que ha pasado por el congelador cuando hemos hablado de las croquetas de masa muy fluida. Pero hay algo que es importante remarcar. El aceite se va a enfriar mucho más al añadir cada croqueta, porque no estará a temperatura ambiente, sino helada! Eso requiere un aceite con algo más de temperatura y espaciar algo más el añadir cada una. 

Para saber cuando están perfectas por dentro basta observarlas un poco. Cuando escapa un punto de bechamel por algún pequeño poro, o parece que lo va a hacer, es que dentro de ese caparazón crujiente la bechamel ya está caliente y tierna. Con el tiempo, es una cuestión de intuición.

Si al servirlas cometemos el error de que se hayan quedado frías por dentro... (hasta en los mejores casas puede suceder)... consejo! medio minuto al microondas en mínima potencia. No da tiempo a que se vaya a paseo el crujiente de la croqueta, y se calienta lo de adentro. 

Ojo! esto funciona con una croqueta recién hecha que aun está muy caliente. Ni se os ocurra hacerlo con las croquetas que sobraron por la mañana a la hora de la cena. No me hago responsable del resultado.




Errores comunes:

1. Las croquetas aparecen blandas, flotando en el aceite, no se acaban de dorar, y llevan un montón de tiempo. Las has echado en aceite frío o con poca temperatura, o demasiadas a la vez.

2. Se han abierto y se ha salido el relleno. No las has sellado con el primer golpe de calor. O bien están demasiado líquidas y el empanado no ha resistido la presión de la bechamel, debiste meterlas previamente un rato en el congelador.

3. Están grasientas. Puedes haber cometido el error nº1 ó, se te olvidó que reposaran un par de minutos sobre papel absorbente.

4. No se las come nadie. Puede que no sea cosa de la fritura sino de que te pasaste aprovechando las sobras de la nevera, y aquello no cuela. Para la próxima prueba con unos taquitos de jamón ibérico y un poco de queso emmental. Ya veras!




Las croquetas nos vuelven locos en casa. Mis hijos las devoran, y cuando las hago confieso que me escondo unas cuantas al fondo del frigorífico para que nadie me las pida y piensen que se han acabado.

Ya no tenéis disculpa para disfrutar de este manjar, Ameztoi os las pone en bandeja si no os animáis a hacerlas, y yo os acabo de aleccionar con estas de paleta ibérica para que consigáis la fritura perfecta. Trato siempre de tener existencias por si viene algún niño a comer a casa... ya sabéis, en estos casos siempre se triunfa con la pasta, el pollo, las cosas ricas.....

Hablando de cosas ricas, no me resisto a enseñaros los mejillones o tigres que comercializa esta marca ya que al igual que las croquetas se pueden adquirir en su tienda on line. Y ya metidos en harina daros también una pauta que debéis atender para que os salgan bien.





Como veis el relleno tiene una pinta increíble, lleva gamba y pimiento del piquillo, cebolla, tomate, ajo, aove y brandy. Creedme que no los he probado mejores en ningún bar. Y conozco unos cuantos en San Sebastián que los hacen deliciosos. 

Los de Ameztoi me gustaron por su intenso sabor, con un toque de picante pero muy leve, que es el característico de los mejillones, que así los llamamos por allá (lo de tigres nunca lo entendí muy bien la verdad). 

Y como os decía, os daré un pequeño consejo. Empezad a freírlos por la parte empanada, para sellarlos, pero no les deis la vuelta, mantenedlos hasta que estén dorados, luego al girarlos podemos dejarlos el tiempo que estimemos necesarios sobre la concha, ya que por esta parte nunca se van a quemar. No suelo colocarlos sobre papel absorbente, ya que la parte frita pasa la ultima parte del proceso hacia arriba y se va secando.

Servid con una cucharilla. Y en un plato mono, por qué no... en Navidad.






Beatriz Tobegourmet.

Ensalada navideña de mango, chocolate y foie.

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Tengo grabada en la memoria la escena de aquel ocho de enero, justo pasada la Navidad, en que topé con mi amiga Ana A. comprando gazpacho en tetrabrick en el supermercado, con la misma ilusión, diría yo, que uno compra el primer turrón de la temporada.

No daba crédito, porque yo sólo lo consumo en verano, pero Ana tenía muy claras sus ideas; necesitaba comer muy ligero y prepararlo en poco tiempo. Es decir, justo lo contrario de lo que venía haciendo en las últimas semanas. Como todos. Como yo. Genial idea!




Desde aquel día en que la vi, casi bajo cero, haciendo acopio de aquella fría sopa de tomate como si no hubiera un mañana, abandoné muchos prejuicios sobre la alimentación y el invierno.

Suelo tomar las ensaladas al mediodía, por la noche prefiero las cremas. Los ingredientes los tengo fuera de la nevera ya unas horas antes, para que no estén fríos. Esta es la clave para mí, tomar los alimentos crudos pero a temperatura ambiente, al contrario que en verano. 




Por eso os propongo una ensalada navideña, perfecta para el día de Año Nuevo, el de Navidad o el de Reyes. Se prepara en cinco minutos y es una ensalada especial y diferente, ligera, sana y digestiva. Ingredientes que se pueden localizar sin problema, y de precio razonable, lo cual siempre es un plus.

El foie que lleva esta ensalada es poca cantidad. Aunque a mí me gusta dejarlo a un lado en un recipiente, como si fuera queso rallado, para que el que quiera se añada algo más.

Es necesario que esté previamente congelado; así lograremos las virutas con toda facilidad. Yo suelo tener un block siempre dispuesto porque es un toque que le va muy bien a muchos platos.




Sugiero presentarla en la mesa con unas ramitas de pino o abeto para ambientar un poco el asunto. O en fin, lo que tengáis a mano pero que aporte un toque navideño; por favor abstenerse del espumillón.

En Zara Home hay monadas para adornar la mesa. Pequeños detalles para poner junto a un plato... Lo ideal, un poco de acebo que se encuentra muy fácil en cualquier vivero. Hay plantas pequeñas más económicas, no hace falta traerse un árbol a casa. 

Y no seáis listillos y penséis en coger unas ramitas de aquel arbusto tan mono que encontrasteis en el monte, está totalmente prohibido arrancar ni una sola ramita, igual igual que ocurre con el musgo.




 Ingredientes:

- Una bolsa de lechugas mezclum.
- 1 mango.
- 1 Block de foie congelado.
- Chocolate negro.
- Aove.
- Vinagre balsámico.
- Sal.


Preparación:

Cortamos las hojas de la bolsa de lechugas para que queden más pequeñitas. Las repartimos en los boles, yo he pensado en 4. Pelamos y cortamos el mango en dados; pedid que os lo den maduro para que esté más dulce. Los añadimos a la ensalada. 

Preparamos una vinagreta suave con 6 cucharadas de aove y 1 de vinagre balsámico y sal, todo ello batido con un tenedor. La vertemos en una salsera que llevaremos a la mesa.

En el momento de servir, sacamos el foie del congelador y con un rallador hacemos lascas finas para espolvorear la ensalada y también para llenar un pequeño bol por si alguien se quiere añadir más.

Por último aplicamos el chocolate también rallado, y llevamos a la mesa.




Sé que aun falta aun un mes para Navidad, pero soy de las que les gusta planificar. En Nochebuena no perdonamos el Capón, la mamá de mi marido lo pone fenomenal, a partir de ahí, cada año nos gusta variar. El 25 siempre lo celebramos con mis padres, y solemos debatir el menú, porque nos gusta que sea algo diferente a la vez anterior. Esta ensalada de mango chocolate y foie podría ser una opción perfecta. 

Sencilla, ligera y fácil de preparar!





Beatriz Tobegourmet.


Una Navidad para comérsela en Bloomingdale's, New York.

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Si pensábais que ya lo habíais visto todo en cuestión de adornos navideños, hoy os voy a derribar un mito con los extraordinarios hallazgos que hice hace unas semanas en los almacenes Bloomingdale´s en Nueva York. Por entonces no tenía ni la menor idea de que David Muñoz de DiverXo se iba a alzar con las míticas 3 estrellas Michelín, de otra forma hubiera ambicionado tener ese cerdito ideal en el salón de mi casa esta Navidad.

No sé si sabéis que en el mundo DiverXO hay cerdos voladores y bandadas de mariposas negras, que representan que todo es posible y nada tiene límites en la cocina. 

Me consuela pensar que aunque entonces no disponía de esta información; primero, no me hubiera cabido de equipaje de mano, y segundo no hubiera sido nada razonable pagar los casi mil euros que cuesta el capricho en cuestión.




El universo navideño de Bloomingdale´s es un lujo para la vista y para el bolsillo. Representa un mundo de fantasía como en poco lugares he llegado a ver. Ni Londres, ni Paris... Nueva York! 

Los colores clásicos; el rojo y el verde como el acebo y el blanco, como la nieve, recrean el ambiente de la Navidad como en los cuentos de antaño.




La imaginación tampoco tiene límites, como la ilusión de los niños en la Navidad. 

Pensé que cuando llevé a Marta y Alvaro a Londres hace unos años y visitamos Hamley's y Harrods, y paseamos por Regent Street bajo los copos de nieve y el frío solemne de diciembre, iban a ver lo jamás visto; una Navidad representada con adornos y luces de fantasía, de novela de Dickens, de cuento de hadas.

Pero aquella planta enmoquetada de rojo en los almacenes Bloomingdale's me pareció el summun.




Así que me dediqué a retratar lo mejor que pude este ambiente de película para que lo disfrutaran al menos contemplándolo en mi blog. Un post para ver en familia. Qué os parece?

Si aun no habéis avisado a los pequeños de la casa ya estáis tardando, porque lo que viene a continuación les va a encantar!! Alguna vez les habéis preguntado cual sería su árbol de Navidad ideal??




Si yo lo hiciera con mi hija Marta, estoy segura de que pensaría en algo así:

Un abeto con cupcakes, macarons, pudings de chocolate, helados, tartas de varios pisos.... Como éste!




Se trata del arbol "dessert", o árbol postre. De más de dos metros de altura está repleto de todos los dulces que con los que uno pueda soñar representados en figuritas para colgar.




Un helado.....




Una layer cake....




Un macaron dorado.... aunque los había de todos los colores e incluso por si alguien los prefiere así... unidos en forma de pirámide....




Estos adornos tan magníficos, tienen también un precio magnífico, que oscila entre los 10 y los 15 $ por pieza, lo cual me facilitó mucho las cosas, pues nada más verlo me olvidé por completo de renovar mis adornos navideños con estas joyitas made in America.




Quiero imaginarme la niña afortunada que luzca un árbol postre como éste en su habitación durante estas navidades 2013. Seguro que es rubia, de ojos azules, nariz perfecta y respingona, bucles dorados  en el pelo y probablemente se llame Hanna, Jodi o Charlotte, no sé.... digo yo.

En el salón de su casa no me lo imagino, creo que éste no es sería un árbol indicado para un salón de una casa con buen gusto. Allí luciría mucho mejor uno con las bolas gigantes y de cristal, en colores grises y plateados que se llevan un montón, y con plumas... y bombillitas diminutas con luz blanca y agradable acompasada con los destellos del fuego de una chimena de mármol antiguo.

Por dónde íbamos?




Modelo bundt, o Christmas pudding....




Versión cupcake..... algo desenfocado. 

El Sr. Tobe comenzaba a echar humo ante mi parsimonia. De brazos cruzados, cuan guarda espaldas, llevaba más de media hora manteniendo el tipo ausente de espíritu navideño e infantil alguno. Creo que me propinó un "ya te vale no?" que hizo que me temblara el pulso.

Descendí súbitamente a la cruda realidad......."Ya... voy... sólo un par de fotos más"!




La de este helado que parece de chocolate con almendras...




Y........ la de este otro árbol que me dejó alucinada! Nueva York y todos sus iconos en versión navideña; el clásico taxi amarillo, el Chrysler Building, la estatura de la libertad, un vagón de metro... Los americanos son lo más!

O imagináis un ejemplar de éstos en casa con su Quijote, su Sancho Panza, la puerta de Alcalá, el cartel de Schweepes de la Gran Vía, el madroñito todo mono, un edificio de la Fnac.....  Surrealista no?

Una visita singular la de los almacenes Bloomigdale's  a la que no debéis renunciar sin pensáis viajar en las próximas semanas a Nueva York. Su sección de artículos para la casa no os dejará indiferentes. Calidad, buen gusto, artículos insólitos y en su mayor parte al alcance de pocos bolsillos.





Beatriz Tobegourmet.


Gnocchi con aceite de trufa y yema.

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Me he propuesto presentados recetas para Navidad asequibles en todos los aspectos pero sin perder ni ápice de glamour y sofisticación. Por eso hoy os traigo un plato elegante y original con el que podéis triunfar en la mesa ante vuestra familia o invitados. Se trata de unos gnocchi o ñoquis, hechos en casa, presentados sobre una crema de yema, y aromatizados con un aove de trufa negra de la marca Queen of Truffle.





No os vais a creer si os digo que guardo esta joya gastronómica desde hace casi seis meses a la espera del momento adecuado para "decorcharla". Es un frasco tan ideal que no me ha importado lo más mínimo mantenerlo cerrado desde entonces y contemplarlo todos los días luciendo en mi alacena del salón como si se tratase de un perfume de Coco Chanel.

Tengo que agradecer a la marca que me lo envió su paciencia por conocer mi opinión a cerca de esta especie de elixir... que francamente me ha dejado en estado de shock. Reconozco que de tanto en tanto lo destapo, lo huelo, cierro los ojos y lo vuelvo a tapar.




Conocí Queen of truffles en el Salón de Gourmets y fue un flechazo a primera vista. En este post podéis ver sus productos Premium a base de la trufa Tuber melanosporum considerada como "el Diamante Negro de la Gastronomía". 

Su imagen me pareció super elegante con el naipe de una reina, la reina de trufas, como icono. El packaging atractivo a más no poder. 

Por qué regalar vino o perfumes... teniendo este frasco exquisito y único que no dejará indiferente a ningún gourmet?.... Ahí os dejo la pista.




Al pensar en una aplicación para este aceite, que es por cierto "virgen extra", inevitablemente pensé en  patata, en yema... y no sé muy bien cuando fue el momento en que transformé la idea de patata en gnocchi, que está a medio camino entre ésta y la pasta, con la que la trufa combina genial.

Así que me dispuse a aprender a hacer gnocchi que siempre había oído que era algo fácil e incluso divertido. Y hechos en casa... le darían al plato ese toque exclusivo que estaba buscando.

Vamos a ver pues, cómo se hacen los ñoqui, que también se les llama así.


Ingredientes:

- 400 g de patatas.
- 1 yema de huevo L o XL.
- 150 g de harina (yo Santa Rita).
- sal.


Preparación:

En primer lugar cocemos la patatas con su piel en agua salada. A poder ser de similar tamaño para que se hagan por igual. Las reservamos y esperamos a que enfríen para poder retirarles la piel. A continuación las trituramos con el pasa puré o con la batidora hasta obtener una masa homogénea.

Le añadimos parte de la harina y la yema y con una cuchara vamos mezclando. Seguimos añadiendo más harina y cuando podamos, abandonamos la cuchara y seguimos con las manos hasta obtener una masa firme que se pegue muy levemente a las manos.




Comenzamos a hacer tiras redondas con la masa sobre una superficie enharinada. Es como si trabajáramos con plastilina. Lo puede hacer un niño.

A continuación cortamos con un cuchillo trozos de dos o tres centímetros, y con un tenedor les hacemos unas marcas. También podemos dejarlos lisos, o hacerlos con forma de bolitas. A gusto de cada cual.




Ya tenemos los gnocchi. Con estas cantidades salen para cuatro/seis personas, pero si no necesitamos tantos sabed que se pueden congelar.

Ahora vamos con nuestro plato de ñoquis con aove de trufa y yema:


Ingredientes:

- Gnocchi para 4 personas.
- 4 yemas.
- 200 g de nata líquida.
- Aceite de trufa Queen of Truffle.
- Flores comestibles para decorar.
- Sal.


Preparación:

Cocemos los gnocchi, en agua salada. En cuanto floten están listos. Los reservamos y en una sartén grande y plana calentamos la nata con una pizca de sal. Cuando esté muy caliente añadimos las 4 yemas sin romper, que se mantengan intactas, como en un huevo frito, y las calentamos unos minutos en esa nata. Retiramos la sartén del fuego, y cuando haya bajado un poquito la temperatura rompemos las yemas y removemos con rapidez. Tenemos que intentar que no cuajen.




Con la ayuda de un colador tamizamos la crema y la vamos dejando caer el los platos. A continuación colocamos los ñoquis y los regamos con unas gotas de aove de trufa, salpicando también la crema con alguna. Adornamos con flores y llevamos a la mesa.

Yo he utilizado los pétalos de flores de la casa Ingredissimo a quienes también conocí en el Salón de Gourmets. He visto en su web que la caja cuesta unos ocho euros, pero dura muchísimo, y se puede utilizar en un montón de preparaciones para darles un toque distinguido. Me pareció que iban de cine con mis gnocchi aportándoles un toque de color.




Se trata de flores de malva, de cártamo, de clavel de moro, hojas de fresa, y pétalos de rosa entre otras, que uno puede comer con total tranquilidad y que vienen a poner el punto sofisticado a este plato que sorprenderá por su aroma intenso a trufa y su agradable confinación de sabores.

Servir en pequeñas raciones, no sólo porque los gnocchi son contundentes, sino también por la sensación de exclusividad.

Un propuesta diferente y un punto vanguardista para quienes deseen innovar en la mesa en estas próximas fiestas de Navidad.







Beatriz Tobegourmet.


Qué es un blogtrip? Caso práctico: #Rutagarnacha.

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Dedico este post a mi madre, mis hijos, mi familia y amigos, mis vecinos, allegados y conocidos que asienten muy educados, sin tener ni idea de lo que les estoy contando, cuando les digo "este fin de semana no puedo, porque tengo un blogtrip".

Sé que parte de los que me leéis ya sabéis de qué estoy hablando, pero la gran mayoría de la gente no sabe en qué consiste ni para qué sirve un blogtrip.

Así que tomaré como pretexto el último al que fui invitada; un blogtrip es un viaje de bloggers, en el que éstos conviven durante unos días, para conocer y difundir en las redes sociales los encantos de una zona.

 "Código Deontológico del Blogtripper

Artículo 1. El volumen del equipaje del blogger ha de ser del tamaño apropiado para un fin de semana.  Debiendo abstenerse de todo elemento superfluo que pueda ir en detrimento del espacio que precisan sus compañeros en el maletero.

Artículo 2.  El blogger dispondrá de los cargadores precisos para sus dispositivos móviles, y a poder ser, contribuirá a la causa común con una regleta de 4 enchufes. 

Artículo 3.  El blogger tiene la obligación de bajar puntual a la hora del desayuno para no demorar la marcha del grupo. Si por causa mayor se retrasara, se abstendrá entonces de hacer uso del buffet como si no hubiera un mañana, limitándose a tomar el clásico desayuno continental.

Artículo 4. Se considera de mal gusto tratar de acaparar los mejores sitios del taxi. Parte delantera, o partes al abrigo del reflejo del sol.

Artículo 5. Si se precisa dormir en los trayectos de un punto a otro del blogtrip, se tendrá la deferencia de no roncar, así como de no recostarse sobre el hombro o regazo del compañero.

Artículo 6. El blogger ha de ceder el paso en el momento de tomar las fotografías en la mesa. Teniendo siempre preferencia aquel que nos sale por la derecha.

Artículo 7. Queda prohibido twittear a más de 60 tuits por hora, provocar atascos y embotellamientos.

Artículo 8. El bocado de la vergüenza, es el de la vergüenza, cédelo educadamente a tu compañero.

Artículo 9. Se recomienda calzado cómodo, los tacones son absolutamente prescindibles y no aportan ni un punto más de cobertura por mucho que nos sintamos algo más cerca de las antenas.

Artículo 10. Los blogtrip provocan un estado de euforia en el blogger al regresar a su lugar de origen. Hablar horas y horas de las maravillas del lugar visitado a todos nuestros conocidos puede provocar un efecto contrario a lo deseado, mejor dejar pasar 48 horas antes de tomar contacto con la realidad.

Mi blog trip comienza con la recepción de un e mail en el que llega la propuesta y el planning. 

Tras aceptar la aventura, llegan los billetes de tren, y en mi caso la organización de la infraestructura familiar los días de mi ausencia.... junto con el diseño de planes de emergencia. Cuando me ausento de casa es cuanto todo lo que puede pasar pasa.




Este es el taxi que se desplazó a la estación de Tudela (Navarra) a donde llegamos todos en tren. El grupo lo integramos 4 chicas y 1 chico. Prueba de observación: Cuál es el equipaje de EL ?

A la hora de organizador el evento, se selecciona a un grupo de bloggers influyentes de un determinado sector; (en nuestro caso el gastronómico) atendiendo a factores como su número de seguidores en las redes sociales, los datos que arrojan las estadísticas de su propio blog.... En definitiva:"prescriptores" que creen opinión en su audiencia y cuyas recomendaciones gocen de credibilidad.




El blog trip lleva aparejado el uso de un hashtag, o sea una especie de código que representa el objetivo del viaje y que irá acompañando en todo momento las fotos y los comentarios que los participantes subamos a twittter o instagram. Agrupando así en estas redes toda la información.

Nuestro hashtag en esta ocasión era #rutagarnacha y #tarazonamonacayo.




Voy a conocer la zona de Campo de Borja, Tarazona, Moncayo... Jamás he estado en éstos lugares, pero es evidente que me estaba perdiendo algo muy bueno, de otra forma no sería objeto de promoción turística. 

Hay tesoros escondidos en muchas partes de nuestra geografía, y es una fortuna ser embajadora de sitios con encanto en el mundo 2.0, el de las redes sociales, donde cada vez se encuentra más gente en busca de información gastronómica, turística y de ocio.

El blog trip es una herramienta cada vez más utilizada en nuestro sector, y con excelentes resultados, de hecho, cada vez de programan más. El blogger vive la experiencia en primera persona y luego la difunde en su comunidad. Sus informaciones son vistas por miles de personas en tiempo real, fotos, enlaces,  y opiniones siempre genuinas.

Los medios de comunicación lo recogían ASI.




La #rutagarnacha dio comienzo un lluvioso sábado del mes de noviembre. Elena, Silbi, Fernando y yo misma, fuimos recibidos por Patricia Sola, que fue nuestro enlace con la organización; generalmente asociaciones de Turismo o entidades públicas.

El taxi nos dejó en la puerta del Bar Rodi en Fuendejalón. Allí nos recibía Blanca con los brazos abiertos para ofrecernos el desayuno tradicional de la zona; moscatel y magdalenas caseras. Lo más.

En su casa se produjo uno de los tópicos de todo blogtrip, el modo "me queda poca batería, tienes un enchufe?". Ninguno de mis compañeros mutó el gesto, se saben el modelo de memoria, a lo sumo pensarían.. "pues empieza pronto"....

Pero es que la noche anterior olvidé cargar el I pad, eso sí, me pinté la uñas de un rojo garnacha que me iba fenomenal. Todo no se puede.




Tras el moscatel quetemueres, Blanca nos llevó a un lugar fantástico que nunca imaginé que pudiera existir a una hora de mi casa. En el campo de Borja, todos los vecinos cuentan con una bodega excavada en la montaña, que está hueca formando un hormiguero con estancias ancestrales, llenas de encanto y misterio. En el exterior solo se aprecia el perfil vertical de unas chimeneas que surgen como setas en el paisaje árido.

Catamos Fagus, el primer garnacha, y cuatro pares de ágiles dedos lo tuiteamos para más de diez mil personas, allí mismo, bajo tierra, al abrigo de las rocas, las barricas viejas y las brochetas de sardina y fresa, que maridaban de miedo con el vino seleccionado.




De la brocheta al taxi, y del taxi nuevamente a la mesa del bar Rodi donde degustamos dos tapas exquisitas; la tapa de bacalao a la aragonesa con ali oli suave, y turbante de ternasco de Aragón al chilindrón y vino blanco. 





En ese momento se produjo la primera crisis sería del asunto cargador. Mis compañeros fueron cayendo como moscas detrás de mí, el asunto enchufe comenzaba a convertirse en un tema de primera necesitad.




No podíamos visitar el Campo de Borja sin saludar al famoso Ecce Homo, y como lo nuestro es lo gastronómico lo suyo era hacerlo con una incursión en Bodegas Aragonesas, nuestro siguiente destino. 

Nos unimos a una visita de turistas que contó con una atracción inesperada; la de ver unos blogtripers al otro lado de la pantalla del móvil, que es como se nos ve habitualmente.

En la cata de garnachas fui moderada pues, aunque uno no conduzca, en un blogtrip no deja de publicar mensajes en 140 caracteres y conviene que sean rigurosos y .... decorosos.




En La Bóveda del Mercado, un restaurante situado en uno de los lugares más emblemáticos de Borja en una antigua bodega del siglo XVI entramos como un elefante en una cacharrería. Bueno, como cuatro elefantes mejor.

Llegamos algo tarde, es lógico ir acumulando cierto retraso cuando se sigue un programa en el que todo resulta la mar de interesante. Así que el restaurante ya estaba a rebosar, con los comensales centrados en la degustación de sus platos. No hubo forma por tanto de ser más discretos a la hora de repostar. 

Nos lanzamos en plancha sobre todo aquello que simulaba ser un enchufe, aunque para ello fuera necesario avanzar de rodillas por debajo de las faldas de alguna mesa. 




En este lugar es típica una "crepe de morcilla con salsa de paté", y ofrecen una cocina tradicional estupenda; unas setas que te mueres, unas alcachofas fritas sublimes, o esta codorniz escabechada con pimiento y canela. Probamos también un cabrito estupendo. 

Fue una comida festival que generó las consecuencias esperadas en uno de nuestros compañeros; el cual se puso a roncar, en cuanto subió al taxi de nuevo, rumbo a la almazara de Oliambel.

Le despertamos amablemente para evitar sobresaltarle, pues dormía con gesto de profunda felicidad. En ese momento debatíamos a cerca de si su estado había sido inducido por el cabrito, por la tapa de ternasco, o el garnacha del EcceHomo. 

Luego comprobamos que era algo innato a su condición, pues no hubo trayecto en que no se echara su cabezadita para cargar batería también a nivel mental.


 


Allí participamos en una cata muy interesante comparando aove del mismo día, aove del año anterior,  y aceites con defecto. Para acabar la visita descubrimos un paté de oliva intenso y exquisito. Pura aceituna; me encantó.

El color del zumo de oliva nos dejó maravillados, yo nunca lo había visto así, de un verde hierba tan  puro tan intenso, tan aromático; plátano, manzana verde doncella, papilla de bebé.... 




Continuamos la intensa jornada dirigiéndonos hacia el encantador pueblo de Trasmoz, donde nos esperaba el quesero artesano de los quesos "El Acebo de Moncayo".

Nuestro blogger marmota no perdió la oportunidad de echarse de nuevo otro sueñecito para luego ser el más rápido fotógrafo y twittero más dicharachero. 




Los quesos estaban de muerte. Cada vez me gusta más el concepto de queso artesano, de ovejas y cabras felices que dan leche cuando les da la real gana.

Otro sueñecito y llegamos al hotel.



En Tarazona, y en su parte peatonal, el Condes de Visconti; un palacete del siglo XVI, genuino, con un patio interior renacentista que cuenta con cuatro columnas de piedra toscanas. 

No sé que me pasa cuando me alojo en un hotel que lo primero que hago nada más llegar es fotografiar el cuarto de baño. Sí, es absurdo, pero cada uno tiene sus manías y esta es una de las mías.




El baño de un hotel es como el calzado de un caballero o una dama, puede revelar cosas que de otra forma pasarían inadvertidas. Este baño cumplió sobradamente con todas mis expectativas de calidad hotelera. Una hora para ducharnos rápidamente, nos espera la cena

Será en el  Restaurante Saboya 21; cocina moderna y con toques vanguardistas.




Un lugar que me sorprendió su agradable decoración y por la puesta en escena de su impecable cocina.

Sobre estas líneas el cochinillo de Kataki sobre salsa de cerveza negra y abajo un postre con churros de Chordón del Moncayo y arándanos con helado de garnacha, especial para la ocasión.




Nos retiramos tarde, porque cuando nos reunimos los bloggers siempre tenemos muchas cosas que contarnos. Me quedé pensando, como siempre me pasa, qué buena idea sería volver con la familia o con amigos y verlo todo de nuevo; tranquilamente y más despacio. Volver a repetir las alcachofas de la Bóveda del Mercado y comprar algún queso; que no me dio tiempo.

Y eso que aun me faltaban una de las citas más divertidas del viaje; la visita a Susana y Curro de Mermeladas Bubub.




Mermeladas artesanas, mermelatas de autor y tematizadas. Con la mejor materia prima y exquisitas de sabor.

También tienen gelées como el de gin tonic, o el de cava y oro comestible que va fenomenal con postres y con chocolate!  Nos hicieron una degustación completísima, en otro post os lo contaré con más detalle.




A continuación, nos dirigimos a la bodega Pagos de Moncayo, única bodega de "pago" en toda la #rutagarnacha, pionera en la elaboración de vinos de la variedad Syrah en la zona. 

Catamos y lo contamos.




Nos acompañaron unas tapas del Parador del Bulbuente, de entre las que destacaría unas fantásticas migas que devoré sin piedad aun a sabiendas de que nos esperaba un fantástico ágape de corte palaciego.




Patricia Sola, apodada en twitter "Lady Garnacha" nuestra capitana concentrada en el vino y el en tuit. Siempre viaja acompañada de una batería portátil, no precisa enchufes, es una fuera de serie.




Nuestro último destino este palacio; en el condado de Bureta. Un lugar desconocido por muchos y que no olvidaré. Con casa rural y restaurante anexo, el Palacio de los Condes de Bureta es uno de los destinos a los que pienso regresar.

Ideal para una escapada de fin de semana, o de un puente. Lugar tranquilo, lleno de secretos escondidos, donde el mismo conde nos mostró su casa de más de 1.300 metros cuadrados repleta de tesoros y rica en documentos históricos de entre los siglos XII y XIX.




Dudo si me impresionó más el gran árbol genealógico que exhibe la casa, su mobiliario con solera e historia, sus joyas, sus vajillas, sus estancias secretas..... o las alcachofas del restaurante que comparte el mismo patio, que son un verdadero manjar.




Un final redondo para una ruta intensa, rica y completa que no defraudó y de la que regresé enamorada en mi tren de las 18.47 que me trasladaría a mi ciudad en una hora escasa, y encantada de haberte conocido #rutagarnacha  #tarazonamoncayo !!





Beatriz Tobegourmet.

Muffins de chocolate y grosellas.

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Se aproximan días de tardes en casa, al abrigo del frío y bajo las luces del árbol de Navidad. Son días en los que al menos nosotros recibimos visitas de amigos a los que nos gusta ofrecer siempre algo dulce para acompañar un café o una copa de champagne...

Estos muffins de chocolate y grosellas me parecen ideales para ese propósito, están vestidos con las elegantes cápsulas de papel de horno de Mandisign, que nos llevan acompañando casi desde los inicios de este blog. Amanda y yo siempre nos hemos entendido de maravilla, y tengo aun pendiente vernos algún día y compartir unos dulces horneados en sus moldes por supuesto.





Como en otras ocasiones hemos combinado colores e ingredientes para completar la "experiencia muffin" disfrutándo con la vista de la misma manera que con el gusto. Así lo hicimos también con los muffins de arándanos y lavanda y con los muffins de fresa, lima y limón, y desde entonces ya no sé hacer este dulce para la merienda sin pensar en combinaciones armoniosas de sabores y papel.




A mí esta época me pide rojo, como el acebo y la poinsettia, y negro como mi "petit robe noire" a la que nunca renuncio en las cenas muy puestas.

Y ya puestos a confesarse en gustos y tendencias, prefiero los platas a los dorados para vajillas y para la decoración. Aunque siempre hay excepciones que confirman la regla.




En fin, os propongo unos muffins muy navideños y facilísimos de hacer. En principio pensaba rellenarlos con las grosellas, para ello pensaba hacer un hueco en la magdalena recién hecha, y soltar dentro las grosellas crudas para luego taparlo con un poco de miga y rematarlo con un frosting de chocolate. No era mala idea, pero luego me volví perezosa y se me ocurrió una idea mucho mejor.

Hacer las magdalenas muy planas y rematarlas con una capa de chocolate de cobertura donde las grosellas quedarían perfectamente sujetas si las añadía con el chocolate aun templado. Funciono!


Ingredientes:

- 2 huevos.
- 125 g de azúcar.
- 125 g de mantequilla.
- 125 g de harina Santa Rita especial Magdalenas.
- 125 g de chocolate en polvo Valor.
- 1 sobre de levadura Royal.
-100 g de nata líquida.
- Una pizca de sal.
- Un puñado de grosellas.
- 100 g de chocolate de cobertura.





Preparación:

Batimos los huevos con el azúcar. Añadimos la nata y el chocolate en polvo, y mezclamos con una batidora o con la Thermomix. Incorporamos la mantequilla en punto pomada y batimos de nuevo, a continuación agregamos la harina, la levadura y la sal.

Si quisiéramos lograr un copete en el muffin, dejaríamos reposar la masa dentro de las cápsulas antes de hornear, pero nos interesa todo lo contrario, incluso que la parte superior de la magdalena tenga forma convexa para que reciba la capa de chocolate con facilidad. Así que no os cortéis en abrir el horno en mitad de la cocción, no hay problema.

Colocamos entonces los papeles de las magdalenas o muffins en la bandeja apropiada para hornear y los rellenamos con la masa dejando un tercio del molde para dar margen a que suba. Las colocamos a 180º durante 29/30 minutos, según cada horno.

Dejamos que enfríen y les añadimos una o dos cucharadas de chocolate fundido en el microondas con un poquito de agua. Cuidado con esta operación, es mejor repetir varias veces y remover con una cuchara en tandas de 20 segundos para evitar que se nos pueda quemar.




Ya solo nos queda adornar los muffins con unas grosellas. Si en casa no son de frutos rojos, no hay problema, se ponen de adorno y luego se pueden retirar, es la ventaja de colocarlas fuera en lugar de dentro de la magdalena.

Por cierto... "porque lo llaman muffin cuando quieren decir magdalena"? ... era así el título de aquella película de Manuel Gomez Pereira no?




La Navidad me pone de buen humor. Al menos por el momento. Y con niños en casa es fácil tener miles de anécdotas para sonreír. Ayer Marta afirmaba rotunda, frente a la horda de descreídos que invade su clase de 4ªB, que definitivamente los Reyes no podían ser otros más que los padres, porque "no es posible que las tiendas estén abiertas tooooooda la noche!"

Me pareció una lógica divertidísima, pero no tan aplastante como la que hace más de treinta años formuló en casa mi hermana Isabel. "Mamá, en mi clase dicen que los Reyes son los padres, pero yo he dicho que no puede ser, porque los Reyes son tres y los padres son dos".





Beatriz Tobegourmet.

Calamares en su tinta con arroz. Receta.

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Tengo que decir que soy una fuera de serie haciendo calamares en su tinta. De hecho en casa siempre ha sido uno de mis platos favoritos de invierno. Espero con impaciencia que llegue la temporada para comprarlos; dicen que la tinta es más negra, que cunde más, como las noches de diciembre.

Os voy a enseñar como se hacen unos calamares en su tinta de auténtica categoría. Y los vamos a combinar con arroz blanco. Un arroz blanco suelto y firme con el que hacen perfecta pareja.

Quizá os parezca una comida vulgar, pero nosotros la hemos preparado en días de celebración. Si los calamares son tiernos y buenos, son un verdadero manjar.




También soy una fuera de serie colocándome en situaciones surrealistas. Como la que se produjo el pasado viernes en mi casa frente a este plato. Delicioso por cierto.

Nuestros amigos Beatriz y Javier nos propusieron salir a tomar el aperitivo, pero estaba tan a gusto leyéndome el último Telva tumbada cómodamente en mi sofá, que rechacé su invitación por pura imposibilidad de vencer la inercia de la horizontal.

Cuatro minutos después comencé a experimentar una pequeña incomodidad por el desplante y les propuse, a cambio, venir a comer. A fin de cuentas tenía un hermoso calamar que pensaba preparar con arroz para colmar mi epicúrea mañana que finalizaría con el engalanado del árbol de Navidad.




Seguí leyendo un rato, me incorporé al cabo de una media hora y mientras procedía a cocinar los mejores calamares en su tinta del mundo, preparé la mesa con aires navideños. Montar la mesa me encanta y me divierte un montón.

Mis invitados llegaron y dijeron "Ohhhh!". Eso también me encanta.

Tomamos un entrante ligero y enseguida aparecí con mis calamares en su tinta emplatados como véis; la mar de elegantes.

Me senté a la mesa y fue entonces cuando pensé "ahora es cuando voy a dar al traste con todo este glamour de ágape".




El miércoles me habían colocado brackets. Sí sí, como lo estáis leyendo, de zafiro y tal, como Dña. Leti; de esos que no se ven, y por unos mesecitos.... para el verano lista.... un simple retoque.

Y qué mejor que estrenarlos con mis amigos que con un plato de arroz y calamares en su tinta verdad??

Pues no caí en la cuenta hasta que me los llevé a la boca. La falta de costumbre, o la falta de experiencia, o seguro.... mi capacidad inagotable para generar anécdotas.

Apenas abrí la boca, salvo para comer. 

Ingredientes:

- 1 kg de calamar.
- 3 cebollas.
- 3 ó 4 dientes de ajo.
- 1 hoja de laurel.
- La tinta del calamar.
- 2 ó 3 vasos de agua.
- Aove
- Sal.




Preparación:

En la pescadería, pues han de ser frescos, solicitamos a nuestra pescadera que nos deje el calamar como los chorros del oro, o sea, nada de tripas, pieles y cosas de esas... Yo al menos no me manejo más que con el calamar impoluto. Le pedimos que nos guarde la tinta en un papel separado. 

Ya en casa colocamos la tinta en un vaso de agua, y en la olla a presión ponemos un chorro de aceite de oliva y pochamos las cebollas y el ajo muy picadito. Lo dejamos una media hora y mientras tanto, acabamos de pulir el calamar hasta que quede inmaculado (yo es que soy muy melindrosa), y después lo troceamos con unas tijeras en un bol. Tended en cuenta que el tamaño de los trozos disminuye algo con la cocción.

Cuando la cebolla y el ajo esté pochado añadimos los trozos de calamar. Con un mortero machacamos con cuidado la tinta que está en el fondo del vaso de agua para exprimir todo su potencial, y vertemos el vaso previamente colado en la olla. Nos habremos quedado con el pellejo que encierra la tinta en el colador, pero aun puede dar algo más de sí. 

Pues bien, la devolvemos al vaso y le volvemos a añadir agua; exprimimos con el mortero la sustancia y vemos como el líquido se tiñe de nuevo de profundo color negro. Lo agregamos colado al la olla. Repetimos esta operación mientras el agua salga igual de negra, si vemos que empieza a aclarar es que la tinta del calamar no da más de sí. Paramos.

El agua debe cubrir los calamares suficientemente, y como mucho uno o dos dedos. Añadimos la sal y el laurel y cerramos. Cuando la olla alcance su punto de presión, mantenemos 50/60 minutos.




Al cabo de este tiempo nuestros calamares estarán listos. Consejo: Si los preparamos de un día para otro la salsa espesa algo más y cogen mucho más sabor. Cuidado con la sal, pues se acentúa su poder si los hacemos de víspera. El resultado serán unos calamares sabrosos, con salsa densa y oscura, tiernos y apetitosos, lo más.

No os descubro nada nuevo si os sugiero acompañarlos de un arroz blanco, suelto y hecho en casa en quince minutos, que son los que se precisan. Recordad sofreírlo en un hilo de aceite y  un ajo para darle sabor y para que suelte el almidón. Y al hervirlo, con su agua justa por supuesto (el doble y un poco más que la cantidad de arroz), un truco: incorporarle una nuez de mantequilla.

La fusión del calamar en su tinta con el arroz blanco suelto y sabroso me parece una combinación deliciosa, una receta que no falla, y ahora que ya sabéis cómo hacerlos para que estén sabrosos y tiernos, no renuncies a ellos para una cena puesta, o una celebración!

Cepillo de dientes a mano! por si acaso!





Beatriz Tobegourmet.

Galletas de Navidad decoradas con glasa. Tutorial.

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Me encantan las galletas de Navidad decoradas con glasa. Y mis preferidas son sin duda las que representan los copos de nieve, los cristales de hielo o los de escarcha. Me hacía ilusión hacerlas este año y, aunque no tengo demasiada experiencia, he pensado en elaborar este paso a paso para animaros a hornear vuestras propias galletas navideñas. 

Los fundamentos son bien sencillos, y el resultado final cuestión de practicar y practicar. No es éste mi caso ya que, pese a atreverme a publicar un tutorial, ésta es tan sólo mi segunda hornada de galletas después de asistir a un curso de galletas decoradas con glasa. El resto es la habilidad propia y la imaginación. 





Dibujo bien y ésto de las galletas decoradas tiene bastante que ver con eso. Luego os lo cuento, pero es que tampoco se trata de algo demasiado complicado de hacer si se siguen bien las instrucciones.

A este respecto debo decir que tuve una profesora buenísima; Mar Dulce, que impartió su clase en la tienda "Azúcar y Vainilla" invitada por su dueña, María, que la trajo expresamente desde Vitoria. Podéis verlo AQUI, y de paso ir tomando ya nota de cómo se coge manga de la glasa para delinear los motivos.




Las galletas que a allí me enseñaron a hacer no tienen nada que ver con éstas; los motivos eran otros, pero los fundamentos y la técnica no varían, y a partir de ellos se puede crear lo que uno prefiera. La clase la tomé un mes de febrero y no fue hasta dos meses después cuando encontré el momento de practicar en casa, pero en una versión más básica. Eran mis primeras galletas decoradas con glasa sin ayuda de profesora. Las podéis ver AQUI.




Aquellas primeras galletas fueron simplemente blancas, y en esta ocasión me he animado a meter un color, pero suave y discreto, este azul hielo que me parece precioso. Se trata de separar parte de la glasa y agregar una cantidad muy muy pequeña de colorante azul. 




Y vamos con el Paso a Paso:

LAS GALLETAS: Lo primero que haremos será conseguir una galletas sabrosas, muy lisas y planas para que la glasa quede perfectamente repartida por su superficie.

- Necesitaremos: 1 huevo, 500 g de harina Santa Rita para todo uso, 250 g de azúcar glas, 250 g de mantequilla de calidad, una pizca de sal y una cucharada de esencia de vainilla. Esto último es opcional.

- Elaboración: batimos la mantequilla y el azúcar, a continuación añadimos el huevo, la esencia de vainilla y la sal. Batimos de nuevo, pasamos a un bol y comenzamos a añadir la harina poco a poco hasta que formemos una bola de masa. 

- Enfriado de la masa: Para mí es imprescindible este paso. Lo que vamos a hacer es extender la masa  en varias bandejas sobre papel de horno, cubrirlas con otro papel y meterlas en la nevera al menos dos horas, o de un día para otro si os viene mejor. 
Yo sólo disponía de una bandeja de horno que me entrara en la nevera y luego una plana donde suelo hacer empanada. Así que me sobró bastante masa que envolví en film transparente para usar en otro momento y que metí también en la nevera.

Una cosa importante: que la superficie de la masa extendida tenga la misma altura por todas partes, para ello es útil hacerlo con ayuda de unas guías de madera que podéis encontrar en las tiendas especializadas. También venden rodillos con aros que limitan el grosor de la masa al estirarla sobre una superficie, y en última instancia nos queda nuestro buen ojo.....




Si no disponéis de dos horas para el enfriado podéis meter la masa en el congelador, el caso es que esté dura para que al cortarlas queden perfectas. Y al entrar en el horno estén bien frías, así después conservarán mejor su forma.



   
Así justo después de cortarlas y antes de hornearlas las volvemos a meter en el frigorífico unos diez o quince minutos, mientras precalentamos el horno a 180º.

En este tipo de galletas es recomendable atender a que todas tengan el mismo tamaño, pues si se hornean a la vez las pequeñas con las grandes, las primeras se van a cocer antes. Que es lo que a mí me pasó, así que si tenemos varias bandejas colocaremos las galletas por orden de tamaño.

Con las sobras de los recortes hacemos una bola, la envolvemos en film transparente y la podemos reutilizar en cuanto se ablande para extenderla de nuevo. Podemos reutilizar la masa sobrante hasta tres veces, y también se puede congelar.




LA GLASA: La glasa no es otra cosa sino clara de huevo y azúcar glas batido con varillas. Os recomiendo utilizar un bol grande de acero inoxidable, y recordad que la clara monta mejor a temperatura ambiente.

Empezamos a batir sin azúcar y luego lo vamos incorporando muy lentamente con una cuchara, ya que se levantará algo de polvo, pues es super fino. La proporción es 250 g de azúcar para 1 clara de huevo L.

Nos tiene que quedar dura y consistente:



Dividimos la glasa en dos partes, yo he usado dos boles de plástico pequeños, y procedemos a teñir uno de ellos con color azul ( royal blue de Wilton ). Ojo! con un grano de arroz de colorante sobra!!! Así que con la ayuda de un palillo mojad un pelín y aplicarlo a la glasa. Removed y comprobar el tono, si es necesario meter una puntita más... es mejor rectificar que pasarse de tono, aunque en este último caso con añadir más glasa blanca lo solucionamos.




Cada color lo vamos a dividir de nuevo en dos partes: una para los perfiles y adornos que haremos con la manga, y otra para el relleno de la galleta; para la superficie digamos.

La primera la colocamos en dos mangas con boquilla del nº 1 de Wilton. En una la blanca y en otra la azul. La otra parte la dejamos en los boles, añadimos un pelín de agua para diluirla minimamente, y tapamos con film trasparente al ras para que no le entre aire. Cuanto agua?? pues aquí sucede lo mismo que con el colorante. Mejor tener que añadir que pasarnos. La medida sería la suficiente para que trazando una línea en la superficie, ésta desapareza en menos de 10 segundos. O sea unas gotas.


LA DECORACIÓN:

Lo primero que vamos a hacer es trazar el contorno de las galletas. Como veis no me ha quedado demasiado perfecto, hacía cosa de 8 meses que no practicaba.... pero no tiene importancia, luego no se va a ver.




Dejamos secar el borde (puede tardar 10 minutos). Si no nos gusta como nos ha quedado lo retiramos, y repetimos de nuevo. Para practicar es recomendable ensayar primero sobre un trozo de papel de horno, o un tapete de silicona, a dibujar lineas rectas, y luego en zig zag. Así se va cogiendo destreza.

Cuando los bordes de las galletas estén secos pasamos a recubrirlas con la glasa aplicándola primero con una cucharita (o con un biberón de plástico) y extendiéndola con la ayuda de un palillo, intentando que quede lisa y bien repartida. Al final le damos unos golpecitos por debajo para eliminar burbujas.




Como podéis comprobar algunas no las he cubierto y he pasado directamente a dibujar sobre ellas. Me ha gustado el efecto. Si vamos a decorar sobre una superficie de glasa como la azul que veis arriba, es necesario dejarla secar; depende de la temperatura ambiente, pero calculad al menos una hora para que la primera capa esté dura y se pueda trabajar sin que se mezclen las glasas, e incluso borrar las filigranas y rehacerlas si es necesario. Aunque rectificar sobre glasa no es tan fácil como sobre la galleta, se puede notar algo más.




Esta es la primera que hice, bastante imperfecta, pero el efecto es muy bonito. La manga la cogemos con la mano derecha y con la izquierda sujetamos la boquilla y dirigimos el trazo. Podéis verlo en el enlace que os he dejado más arriba a mi curso en Azucar y Vanilla.

Se aprieta para que salga el hilo de glasa que se dirige un poco levantado en el aire, como si sostuviéramos una cuerda que vamos a dejar con suavidad en el suelo. Es la mejor manera de conseguir que la línea se pose donde nosotros queremos. Y ya sabéis, si nos equivocamos se elimina con un pequeño pincel y se empieza de nuevo. Los puntos se hacen apretando y soltando y luego aplanando con la punta del mismo palillo si es que nos queda un hilo hacia arriba.




Las bolitas de azúcar se colocan muy fácilmente sobre la glasa húmeda y se adhieren cuando se secan. Para colocarlas he mojado levemente la yema de un dedo para atrapar cada una y luego dejarla en el lugar preciso. Me ha resultado muy fácil, y en este paso también se puede rectificar.





El resultado unas navideñas e invernales galletas de mantequilla decoradas una tarde de diciembre. Unas galletas preciosas que nos han encantado a todos. Algunas las he regalado, otras nos las hemos comido y otras las hemos guardado. En una caja hermética duran bastante tiempo... y las podemos ir sacando cuando surja la oportunidad de lucirnos con unas deliciosas y dulces galletas decoradas. A mí me han gustado estos tonos suaves, pero qué duda cabe que cada uno puede hacerlas del color y con los motivos que prefiera.





Beatriz Tobegourmet.


Mermeladas de autor. Mundo Bubub.

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Viendo sus productos en las estanterías con más pedigrí, como las del El Rincón del Gourmet de El Corte Inglés, la idea, el concepto, el packaging, la filosofía y puesta en escena, cualquiera diría que han sido asesorados por una buena agencia de marketing y comunicación. Sin embargo "Mermeladas Bubub" es un invento exclusivo de Susana y Curro.

De hecho, Bubub era un personaje de ficción que éste último había creado de joven para hacerlo protagonista de algún cómic o historia. Curro es un hombre con talento e imaginación, ingenioso, divertido y algo excéntrico; de otra forma no hubiera nacido el Mundo Bubub.




Susana es una mamá cocinera, amorosa y delicada, que tiene magia en las manos, e infinidad de recursos culinarios en el universo de las dulces mermeladas. Mermeladera aficionada de toda la vida, tenemos la suerte de que decidiera compartir con la humanidad su ciencia y su alquimia.

Está detrás de una gama increíble de mezclas de frutas con especias y un toque de alcohol; gin tonic, cava, vino tinto, txakolí... Algo hasta ahora nunca visto.




Bubub ofrece así, una curiosa variedad de suculentas mermeladas; de albaricoque y menta fresca, de fresa a la pimienta verde, de cebolla caramelizada al vino blanco....

Y más sorprendentes: de mermelada de tomate ligeramente picante al whisky, de mandarina y calabaza al Grand Manier, de melocotón a la ginebra de naranja...




De Kiwi, limón y tequila, o de naranja al Ron y canela.....




Difícil decidirse entre tanto sabor y tan curioso.... y por eso quizá lo mejor y más recomendable es visitar su pequeño obrador en el pequeño pueblo aragonés de Trasmoz, muy próximo a Tarazona y probarlas todas. Yo tuve la oportunidad de hacerlo recientemente en un blogrip en donde recorríamos el área del Moncayo descubriendo sus encantos, y fue algo verdaderamente alucinante.

Susana y Curro, que algunos recordaréis como integrante del grupo musical Puturrú de Foie, nos recibieron con gran entusiasmo, y nos explicaron de pe a pa la historia de sus mermeladas; como decidieron dejar la ciudad y mudarse al minúsculo y emblemático pueblito conocido por su mágica noche de la Luz de las ánimas en la víspera de todos los santos. Y su aventura Bubub.




Y para que comprendiéramos mejor el proyecto, ejecutaron sin completos El método Bubub allí mismo y delante de todos nosotros, que boquiabiertos comprobamos que lo tenían formulado en forma de canción con coreografía incluida.




El momento cata no fue menos impresionante... Aquí veis las mermeladas que os he citado pero luego también probamos las "tematizadas", las más divertidas y sugerentes.

"Los Amantes de Teruel" con mora, manzana, agua de pétalos de rosas a la canela, cava brût nature y limón. En clara alusión todos sus ingredientes al tema del enamoramiento, la tentación, y la pasión, es ideal para maridar con un foie.

"Mermelada del encierro" en honor a los encierros de San Fermín a base de ciruela roja y pacharán. Con un ligero toque ácido la recomiendan con caza. 

"Mermelada del cofrade" a base de licor de garnacha y clavo. Una metáfora comestible de la Semana Santa, como ellos dicen solo le falta el olor a incienso. Para degustar con un bizcocho o con una tapa salada.




Mi favorita "La Reina del Carnaval"; una mermelada de inspiración canaria con un mix de plátano, mango, ron y miel. Una pócima de alto nivel que aconsejan añadir a un queso fresco, a un magret de pato.... aunque yo soy partidaria de tomarla simplemente a cucharaditas como todas las demás.




También tenemos Gelés como el de San Jordi, con pétalos de rosa, de gintonic y el de cava y oro, con oro comestible... "para convertir cada cucharada en una fiesta de la Belle Èpoque".

Estos últimos me los traje a casa como no podía ser de otra manera. Bajo estas letras el de gin-tonic aun sin etiquetar. Susana y Curro se ocupaban de hacerlo hasta bien poco de forma manual. Una locura!

Pronto afrontarán, con las ganas y energías de siempre, la ampliación de sus instalaciones, que se estaba convirtiendo en una urgente necesidad. Para ello, Susana y  Curro no dudaron ni un minuto en acudir a un programa de televisión; "Tu Oportunidad" dedicado a apoyar proyectos empresariales, y consiguieron hacer partícipes de su empresa a cinco cualificados inversores que han sabido oler el éxito inevitable de estas mermeladas que sobre todo tienen sabor a ilusión. 

Podéis ver su intervención AQUI.




El contenido de estos frasquitos tan exclusivos es fruto del trabajo bien sincronizado de tan sólo tres personas; papá y mamá Bubub y su hija Arantxa que es la que está detrás del fantástico diseño de las cajas y las artísticas etiquetas que envuelven estas mermeladas super gourmet.

Divertidísimas las notas de cata que figuran en sus envases y a pie de foto, en su página web, donde se pueden comprar on line.  Ingenio, fantasía.... mensajes rebosantes de chispa y sabor.

Hasta en la letra pequeña de estas mermeladas de autor, en la contraetiqueta a la derecha de los ingredientes, el numero de lote y la fecha de caducidad podemos leer:

"Una vez abierta, devorar. 
   Si queda, conservar en frío"."Este producto ha sido elaborado con la radio puesta" 

Alguien da más?





Beatriz Tobegourmet.


Aperitivo de Navidad para TVR y la Ley de Murphy.

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La Ley de Murphy existe y hoy os lo voy a ilustrar con un buen ejemplo. Hace año y medio, cuando apenas llevaba un par de meses escribiendo, cocinando y fotografiando comida, me propusieron hacer alguna cosa en televisión. 

Como tengo más sentido común que vergüenza, de la que carezco en el buen sentido de la expresión, decidí renunciar por considerarlo prematuro. En realidad no tenía gran pasado gastronómico, más que  mi histórico afán por comer bien y cocinar para los amigos, y bueno... no me veía con un delantal contándole a nadie cómo hacer una receta.




Con el paso del tiempo y el paso de las cosas, se me fue abriendo el apetito; más que nada por el asunto de vivir experiencias nuevas. Y de alguna forma y siendo al autora de un blog con más de 200 recetas, entre otros contenidos de índole gastronómica, me consideraba algo más legitimada.

Así que cuando el pasado jueves me llamó Elsa, de la televisión autonómica, la verdad me hizo bastante gracia.

Y lo digo literalmente. Cuarenta y tres años siempre con una sonrisa de esas resultonas y.... zas! el día anterior me habían colocado unos flamantes brackets.  




Bonita forma de presentarme públicamente, con lo presumida que soy..... Pensaba que iba a poder pasar desapercibida, pues en verano me habré librado ya de ellos (solo son cinco meses), pero iba a ser que no. 

Os juro que cuando colgué el teléfono fue lo primero en lo que pensé. Luego me fui al espejo y empecé a poner caras, a hablar sola y eso, a ver como quedaba. ( Sé que os estáis riendo... desde luego....  ).

No contenta con ese asunto, por la noche decidí quemarme con el horno en la mano derecha. Así entre los brackets y la pedazo tirita ya estaba completa del todo.




Me pedían grabar en casa. Y bueno, no tuve inconveniente, porque aunque la cocina es enana, aunque muy chula y luminosa, contaba con otra parte de la casa que tengo acondicionada para cocinar con amigos y cuenta con otra cocina más. Y fue allí donde nos dimos cita.

Decidí desviar la atención del espectador eligiendo un bonito delantal de Williams-Sonoma que me compré hace unas semanas en Nueva York. Y no sonreír apenas nada, aunque sabía que esto me iba a suponer un esfuerzo porque soy muy expresiva y me río bastante.




Creo que lo conseguí, y creo que encontré también la receta perfecta.

Se trataba de preparar un aperitivo navideño, dadas las fechas, y dar alguna idea de como colocar la mesa. Elegí un entrante que preparamos en casa en 1998, mis primeras navidades de casada. Mi madre lo sacó de una revista, que lo mismo tenía otros quince años, por decir algo. Es de las que como yo, guarda recortes, y cosas muy viejas por si las necesitamos 30 años después.

Luego comentamos mi gusto últimamente por mezclar vajillas y copas diferentes en la mesa. Resulta que queda bastante bien, y hasta puede que actualmente sea tendencia, pero en mi caso además, es una forma de poder usar los platos solitarios comprados para un único post.




Intenté también dar la nota con mi collar de la bola, de baratillo, que me chifla y no me lo quito, ya que amenazaba con golpearse con en micro, y amenizar mi receta con un toc toc de vez en cuando para hacerme sonrojar. Pero al final un cambio de posición, pasando del cuello de la camisa al tirante de delantal, evitó lo que parecía otro capítulo risible en mi primer programa de televisión.

Los que me leéis desde La Rioja podéis ver mis brackets, mi tirita, y mi receta esta noche a partir de las 21.30 en el programa de TVR "Degusta La Rioja". El resto podéis hacerlo AQUI a partir de mañana viernes cuando se actualice la página.


Enjoy!


PD. Nota a la profesora de 4ºA:   (con las prisas se me olvidó enviarla).

Señorita Laura: Disculpe la ausencia de mi hija Marta ayer tarde en el colegio, no hubo manera de convencerla de que su presencia en aquella cocina era totalmente prescindible, y además me vino de perlas porque me hizo estas fotos con el I pad que subí a twitter, Facebook e Instagram.



Beatriz Tobegourmet.





Raviolis crujientes de fruta y queso. Aperitivo.

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Todos estamos buscando ideas para la cena de Nochebuena o la comida de Navidad. Yo sin ir más lejos, y pese a mi repertorio de aperitivos y platos especiales, no me resisto a encontrar el aperitivo perfecto, el más original, para sorprender a todos en la mesa y que el menú de estas fiestas sea un éxito sin precedentes.

Cada año lo diseñamos con mucha ilusión y aunque algunos platos, por ser un clásic los repetimos; en los aperitivos es donde dejamos volar nuestra imaginación siempre en busca de una combinación de ingredientes sorprendentes y que gusten a todo el mundo.




Este año tenía un "as" guardado en la manga.... los "pintxos" de titanio y piritas cubicas de La Rioja de la marca Hado's que me envió Elena en verano. Los tenía bien guardaditos esperando un momento especial para lucirlos, y que mejor ocasión que en estas fiestas de Navidad.

Vienen en un lote de siete, así que en función de los invitados que tengáis necesitaréis dos o puede que más. Lo mejor!.... son reutilizables y super originales. 

Podéis encontralos AQUI.




Mi primera idea fue la de combinar grosellas y queso fundido dentro de un brick crujiente horneado cinco minutos antes. Suena bien verdad? Pero luego se me ocurrió la genialidad, perdón por la falta de modestia, de jugar a los colores de los pintxos y las frutas. 

Y así empecé a pensar qué frutas conocía de los tonos de las piritas. Y fue la mar de divertido. El primer color que vino a mi cabeza, dadas las fechas fue el color de la uva blanca!




Luego vino la pera, el melón, los arándanos, las frambuesas, las cerezas! que ayer las ví y me las compré enseguida, la piña, en fin.... todo vale si se presenta calentito con un queso sabroso y fundido dentro de un crujiente ravioli de pasta brick.




Le comenté la idea a una amiga y le encantó. Se pueden identificar los bricks que a primera vista parecerán todos iguales con el pintxo del color de la fruta que lleve dentro, o se pueden dejar los pintxos a un lado y jugar a ver quien acierta!

Una propuesta que por supuesto podemos dejar también para el postre, y empezar así con una sonrisa que nos haga de puente a una larga y divertida noche o sobremesa.




Y ya puestos, se me ocurre que es una forma fantástica, este juego de "adivinar de qué ingrediente se trata", para aquellas familias en donde es preciso romper el hielo, limar asperezas, y distendir un ambiente quizá algo tenso.... que no todo el monte es orégano en estas fiestas que no son tan .... digamos "entrañables" para todo el mundo.

Ingredientes:

- Un sobre de hojas de pasta brick (vienen 10).
- Queso de rulo de cabra sin corteza.
- Queso camembert sin corteza.
- Frutas rojas (grosellas, arándanos, frambuesas)
- Uvas.
- Pera.


Preparación:

Seleccionamos las frutas que vayamos a utilizar; las grosellas en granos, los arándanos enteros. Sin son más grandes como la uva, o la cereza hacemos rodajas pequeñas como veis en la foto de arriba. Con la pera, lo mismo.

Se separan las hojas brick y se cortan tiras largas. Se extiende una tira y sobre ella se coloca un poco de queso y encima la fruta. Se envuelve enrollando la pasta hasta la mitad, luego se gira de medio lado la tira para enrollar en el otro sentido y así cerrar el paquete.

Si no se van a hornear de forma inmediata se cubren con un paño húmedo y se colocan en la nevera. Se hacen en 5 ó 10 minutos en el horno a 180 º.




Como bocado es delicioso, y como presentación muy apetecible. Que duda cabe que aunque estos pintxos son los ideales, podéis encontrar otras alternativas para rematar la elaboración. O tomarla simplemente con los dedos... ya sabeis que la "finger food" está de moda.




Lo mejor de estos pintxos de Hado's es que van genial para cualquier aperitivo que requiera un palillo. Es una forma ideal de tener cada uno el suyo, como los accesorios que se usan para identificar las copas de cava o de champagne. Hay cosas muy bonitas! AQUI os dejo una idea que seguro que os gusta y además corresponde con una de las recetas más visitadas en estos días; el sorbete de limón al cava que me sale delicioso.

Y os invito a visitar la página de Elena, porque además de estas preciosas peinetas de titanio y pirita para vestir de gala cualquier aperitivo, encontraréis un montón de cosas que os van a encantar.





Beatriz Tobegourmet.


Pizza siciliana para Papá Noel, #eldesafío.

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Se llama Ramón, tiene veinticinco años y tableta currada a base de bien. Claro que cuando le descubrí en la calle todo ésto no lo sabía. Había cola para besarle, pero no era un cantante de pop, sino un flamante Papá Noel.  Creo que era la única mamá sin niño en esa cola, pero mi propósito no era pedirle regalos sino invitarle a cenar.

Me chupé pues, una espera de casi una hora; hay que ver lo que piden los niños y lo pesaditos que se ponen los padres con la cosa de las fotos. 

Mi Papá Noel auténtico a más no poder, iba haciendo mala leche.... uno pone todo de su parte pero hay que reconocer que la cosa puede llegar a ser un auténtico peñazo. Así que cuando me enfrenté a él no soplaba el viento a mi favor, precisamente.




-"Tú eres la del blog no?"- 

Salvada. 

Esta ciudad es como un pañuelo y mira por donde que el joven Ramón había dado conmigo en Google hacía unos días tecleando "como freír croquetas". Así que cuando le dije que se me había encomendado cocinar esa noche para él, se encogió de hombros, miró a su alrededor buscando una cámara oculta, y no encontrando nada finalmente dijo -"vale". 

-"Cuando lo cuente en casa no se lo van a creer"- Añadió.




Y eso mismo pensé yo....

Como me vea un vecino entrando con un Papá Noel en la urbanización dentro de mi Polo gris, va a pensar que se me ha ido la olla definitivamente.

Pero soy muy cumplidora y cuando Cósima Piovasco, anteriormente retada a cocinar para el genio renacentista Miguel Angel por otra bloquera, me lanzó el desafío de hacerlo para Santa Claus, desde el principio pensé en un Santa Claus de verdad.

El juego de #eldesafio fue ideado por Patricia del Blog "Dime que es Viernes" y consiste en preparar una cena para un invitado ilustre que nos viene dado de antemano, y lanzar después de nuevo el desafío a otro inocente bloguero cocinero.




Esa noche mi marido tenía cena de empresa así que me iba a evitar el trance de dar explicaciones surrealistas. Mi hijos, enganchados a la tablet, no levantarían ni la vista.

Esperé a que Ramón hiciera una llamada telefónica y recogiera sus bártulos. Le hice cuatro preguntas sobre lo que le gustaría cenar y quedamos en la salida del hipermercado. La cosa fue francamente sencilla. 

Recién licenciado en derecho, acababa de hacer el Erasmus en Catania (Sicilia). Aun sentía añoranza por Italia, su gastronomía, y cierta compañía.... con la que ahora se carteaba; así que pensé que mi pizza Siciliana le encajaba de maravilla. - "Vas a probar la mejor pizza que hayas comido en tu vida". 




Para acompañarla, una rica Coca cola pero de botella que son las que a mí me gustan. No sé si sabéis que la figura de Papá Noel, tal y como hoy la conocemos es una creación publicitaria de esta marca, que decidió que vestirla de rojo y blanco como su imagen corporativa. Hay muchas representaciones anteriores a esta decisión comercial donde aparece de color verde, pero yo soy incapaz de imaginarlo de otra manera diferente a la actual.

Para más info sobre la leyenda de Papá Noel, sus orígenes y su historia qué mejor que la famosa Wikipedia;  a donde podéis acceder de forma directa desde AQUI .




Sobre el Papá Noel que vino a cenar a casa mi pizza siciliana, podría contaros cosas mucho más interesantes, pero sobre algunas he de guardar absoluto silencio porque resulta que su madre también me sigue en el blog. Hola!

Cuando se quitó la pesada chaqueta de terciopelo para sentarse a la mesa, el barrigón de tela, y demás parafernalia, se me apareció con una camiseta negra de Bruce Springsteen, y unos Levi's slim fit. Menuda diferencia! 

Así que visto lo visto, decidí poner como música ambiente, mi canción preferida de Navidad que no es nada convencional y que sabía le iba a gustar. Para escucharla podéis hacer clic AQUI.




Ramón se levanta 100 euros por hora con el trabajo de Papá Noel, lo cual le viene de cine como complemento a su sueldo mileurista. Para este papel se piden ciertos requisitos como tener más de 50 años y cierta habilidad con los niños. A veces la selección se hace mediante juegos de rol, por lo que hay que tener ciertas aptitudes lúdicas. También tienen preferencia las personas con nociones de interpretación o actores.... qué cosas..

El primer requisito Ramón lo incumplía absolutamente, pero es una máquina jugando al Call of duty con la Play Station, así que sabe ponerse en el papel de otros a la perfección. Y por otra parte, trabaja como monitor de natación dando clase a niños pequeños, y como socorrista en verano; de ahí su tableta, sus deltoides y sus etcéteras... No sé si lo anterior o esta última enumeración fue lo que convenció al entrevistador o ..... entrevistadora. El caso es como resultado de todo ello yo lo tenía sentado a la mesa esperando a comer una pizza siciliana....


Y ésta es la receta:




Ingredientes:

- 200 g de agua.
- 50 de aove.
- 25 g de levadura de panadería.
- 400 g de harina (yo Santa Rita).
- Una pizca de sal.

- Pimiento rojo.
- Anchoas en salazón.
- Queso havarti.
- Queso de cabra.
- Aceitunas negras.
- 1/4 de cebolla.
- Tomate frito.
- Orégano.
- Rúcula o canónigos.


Preparación:

Templamos el agua y el aceite y diluimos en él la levadura. Añadimos la sal y empezamos a incorporar harina poco a poco hasta obtener una masa que no se pegue a las manos. Dejamos reposar media hora en una zona sin corrientes y tapada con un paño. Nos saldrán tres pizzas medianas.

Extendemos la masa con un rodillo sobre papel sulfurizado, pero no la dejaremos demasiado fina; la pizza siciliana se caracteriza por ser más gruesa de lo normal. Y aunque es de forma cuadrada yo la hago redonda porque me gusta más. Aplicamos el tomate con una cuchara,  y luego el orégano. Cubrimos con queso Havarti. Añadimos la cebolla picada pequeña. Cortamos en tiras el pimiento y las anchoas y los colocamos sobre la pizza. La pizza siliciana lleva siempre anchoa.

Añadimos los trocitos de aceituna negra y algunos pedacitos de queso de cabra. Horneamos en la parte baja del horno a 200 º durante 20/30 minutos. Al sacar esperamos un par de minutos a que deje de humear y añadimos la hojas de rúcula o canónigos.




A Ramón se le caían las lágrimas, no se si porque se acordaba de su ragazza, Fabiana, o por que la pizza le entusiasmaba.... 

A falta de postre se sacó del bolsillo unos caramelos de una conocida Caja de Ahorros y los puso sobre la mesa. No les hice mucho aprecio, pero fue un detalle. Un encanto este Papá Noel.

El desafío debe continuar y me toca pasar el testigo a otro blog. He elegido a uno de mis favoritos, y que sigo desde el principio, es el de Silvia Icart Chez Silvia. Y respecto al personaje qué tal si nos vamos de un extremo a otro?

Y si  viene a cenar?..... 

El Sr. Christian Grey!!

Desafío en marcha! Tienes 20 días tic, tac, tic, tac... No vemos muy pronto!





Beatriz Tobegourmet.


Saquitos de endivia confitada y langostino. Receta.

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Las recetas con saquitos de pasta brick son un clásico en celebraciones, y por supuesto en estas  fiestas de Navidad. Se pueden encontrar muchas recetas para rellenar saquitos de pasta brick, pero la que os traigo es una mezcla de ingredientes exquisita y muy original. En casa la venimos haciendo desde hace muchos años en la cena de Nochevieja, como aperitivo individual. 

Me gustan por su textura crujiente, su aspecto delicado y por el factor sorpresa. Lo que llevan dentro no se ve hasta que no se rompen con el cuchillo y el tenedor.




Esta receta tiene un montón de años y es cosa de mi madre y sus recortes de revistas que guarda cuidadosamente como si fueran planos de tesoros escondidos.

Se compone de una confitura de envidia, que es el toque original, acompañada de deliciosos langostinos cocinados en mantequilla y un poco de jamón.

Advierto que esta delicia ha de ser preparada casi en el momento. Así que...

O bien sois pocos a la mesa ya sea debido al descenso demográfico, la huida de talentos al extranjero que no han podido volver por Navidad, o el auge de la familia monoparental.

O bien pertenecéis a la tribu urbana de los que os no os importa quitaros el delantal diez minutos antes de sentaros a cenar con tal de vivir experiencias únicas....  




Cuando me llamaron de TVR, que es la televisión autonómica de La Rioja, para realizar una receta navideña no dudé en presentar este formidable aperitivo, por fácil, lucido, muy económico y riquísimo.

Podéis verme preparándolo AQUI. (Bloque 2, minuto 18).

Pero si lo que preferís es que os lo explique por escrito de forma clara y precisa, tomad papel y boli o en su defecto impresora que allá vamos. 




Ingredientes para 6 personas:

- 400/500 g de endivias, (una bandeja).
- 2 lonchas de jamón ibérico.
- 12 langostinos.
- 6 hojas de pasta Brick.
- 100 g de mantequilla.
- 4 cucharadas de azúcar.
- La parte verde de 1 puerro.
- sal.





 Preparación:

En primer lugar cortamos las endivias en juliana. A continuación las pochamos en una sartén con un trozo de mantequilla ( en lugar de aceite ) y cuando comiencen a soltar agua añadimos el azúcar. Lo dejamos a fuego lento hasta que quede casi transparente, y finalmente salamos. Esperamos a que temple y escurrimos reservando la confitura de envidia sin líquido.

Durante el proceso anterior vamos escaldando en agua hirviendo la parte verde de puerro, para que se ablande. La sacamos con cuidado y cuando esté fría cortamos con un cuchillo, y a lo largo, seis tiras finas que será con lo que atemos los saquitos de pasta brick.

Pelamos los langostinos y los ponemos en otra sartén en un poquito de mantequilla y sal hasta que estén casi hechos y digo casi pues luego han de pasar por el horno donde se acabarán de hacer. Reservamos.

Derretimos unos 30 g de mantequilla en el microondas y con una brocha pincelamos las obleas de pasta brick por su cara externa. Damos la vuelta y colocamos primero el jamón, luego las endivias, y finalmente los langostinos en trozos. 





Cerramos los saquitos con ayuda de otra persona que los sujetará mientras los atamos con el hilo de puerro, o si no disponemos de ayuda cerramos con cuerda de asados, y luego atamos con la de puerro que es más frágil y acabamos cortando la primera con ayuda de unas tijeras para eliminarla.

Los colocamos sobre papel de horno y los dejamos de 5 a 10 minutos a 180º. Sabremos cuando podemos retirarlos porque se comenzarán a dorar los bordes de arriba. Esa es la señal de que ya están en su punto. Y .... del horno a la mesa!

Estos saquitos de pasta brick, rellenos de confitura de envidia y langostino, son una forma de quedar muy bien en la mesa un día tan especial como el de Nochevieja. Sugerimos acompañar con una copa de champagne o de cava y degustar con la vista, el oftato, el oído e incluso el tacto.

Un plato para disfrutar con los cinco sentidos

Que así sea el 2014! 





Beatriz Tobegourmet.


Aperitivos para celebraciones. Oreo de foie.

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Los aperitivos para fiestas y celebraciones es algo que siempre va a estar presente en mi recetario sea la época que sea. Cierto es que la Navidad es su momento más propicio; pero el año está repleto de momentos especiales; aniversarios, cenas de amigos, bodas, nacimientos, comuniones, o cualquier tipo de reuniones en torno a una mesa que nos exigen estar bien dotados de un repertorio, cuanto más amplio mejor, de los más sorprendentes aperitivos para agasajar a quienes nos acompañan en la mesa; como esta  "Galleta Oreo de Foie".

Además de todas las delicias en un solo bocado, o en un par de cucharadas, que encontraréis en la sección Aperitivos de este blog, quiero compartir con vosotros las ideas que las chicas de El Arriero nos dieron a principios de diciembre para componer una mesa de canapés deliciosos y sorprendentes.





Campeonas en 2012 del Concurso de Tapas de la Rioja y delantal de plata en 2013, su mente inquieta y su gran habilidad para crear pequeños aperitivos hizo de aquella jornada todo un éxito. Tanto que el próximo quince de enero repiten de nuevo el taller en su local de la calle Perez Galdós.




Esta es una de las elaboraciones que más me llamaron la atención. El "capuchino de patata  morada y gorgonzola". En realidad es un aperitivo con truco; hecho a base de patata normal con una punta de colorante lila del mismo que usamos para el frosting de los cupcakes y que se encuentra con facilidad en tiendas especializadas de repostería.

Se necesita así 100 g de gorgonzola, 3 dl de nata, colorante morado, 1 cucharada de miel, y sal. Para componerlo basta con calentar la nata a fuego lento, añadir el queso hasta que funda, la miel, un poco de sal y al final pasar por el chino. Mientras se enfría se prepara un puré de patatas y se añade una punta de colorante. Se presenta en vasitos, primero una capa de puré y después la crema de gorgonzola previamente montada.

Se puede adornar con una peineta de queso parmesano que se hace de la misma manera que nuestro siguiente canapé:




"Piruletas de queso parmesano"un clásico y muy fácil de hacer. Sólo hay que poner el parmesano rallado sobre papel de horno en pequeños montocitos, calentar en el microondas entre 30 y 60 sg o en el horno hasta ver que han fundido. Dejar huecos entre las mismas para que no se mezclen y añadir el palito ya desde el principio.

Estas piruetas llevaban además almendra molida y le iba fenomenal. Se pueden hacer mezclando diversos quesos a gusto de cada cual.




Además de aprender algunas recetas nuevas, en estos talleres siempre se ven trucos, nuevos productos, y nuevas técnicas que incorporar a cualquier otra elaboración que se nos ocurra en casa. Como estas tostadas redondas hechas con un cortador de galletas partiendo de unas planchas de Bimbo que no conocía.




Mónica estaba preparando la "Cala", que me nos pareció a todos de lo más original. Lleva queso crema a las finas hierbas, nuez picada, zanahoria, pimentón y cebollino. Y lo mejor para bordarla es ver cómo la hace ella.




Los "Bocaditos a las hierbas con queso azul y pera" los hicimos con blinis que me encantan como base para canapés. Se pueden comprar pero Mónica nos dio también la receta para hacerlos en casa.

Sobre ellos una base de queso azul mezclado con queso crema, trocitos de pera, y un poco de Brandy. Luego lleva la nuez, la pera en triangulito, y de adorno el cebollino.

De sabor me encantó.




Aunque no menos que este "Yogourt de Foie"que sólo os enseño, ya que me guardo la receta para otra ocasión, así que o bien tenéis algo de paciencia, o bien telefoneáis a Mónica para que os haga un hueco en su próximo taller.




La que sí os daré junto con algún consejo de cosecha propia es la de la galleta Oreo de foie. Para mí la mejor, pero ya se sabe... yo soy muy de foie.

Se necesita un paquete de galletas "Oreo", un block de foie micuit, queso de cabra, y nata líquida. Picamos la parte negra de la galleta, deshechando la crema blanca. Cortamos el foie del tamaño de la galleta, por ejemplo con un cortador pequeño en forma redonda. Se puede encontrar comercializado de ese mismo tamaño, lo cual simplifica bastante el asunto, pero en caso contrario lo importante es que esté muy muy frío para que se pueda manipular con más facilidad.

En un bol hacemos la crema de queso de cabra simplemente añadiéndole un poco de nata para que esté menos fuerte..



Empezamos rebozando el foie en el polvo de galleta. Inicialmente lo hicimos con las manos, pero enseguida me di cuenta de que lo ideal era tocar el foie lo menos posible, así lo colocamos en el plato donde tengamos el polvo de galleta  y lo que hacemos es recoger galleta y espolvorearla por encima y por los lados una y otra vez hasta que el disco de foie esté bien cubierto. 

Yo aconsejaría volver a meterlo en la nevera o incluso congelador unos minutos antes de proceder a rellenarlo con la crema de queso, intentando no tocarlo apenas, y ayudándonos con unos cubiertos de acero que estarán seguro más fríos que nuestras propias manos.




Las "Mini coronas de meloso de atún" fueron muy aplaudidas, y lo cierto es que con razón pues no se me había ocurrido nunca la idea de usar moldes de repostería, como estos de pequeños bizcochos para hacer una especie de pastel de pescado. La idea es genial.




Basta introducir la masa en una manga pastelera y hornear. Mónica los engrasó con un spray especial y luego se desmoldaron con toda facilidad.

Los adornamos con fresas y pistachos picados.



Resulta que se pueden encontrar ya troceados y sin piel; los comercializa la casa Home Chef, lo cual es genial porque la última vez que hice algo con pistachos, concretamente el delicioso Plumcake de Martha Steward, fue un tanto engorroso deshacerme de la piel del fruto seco para que quedara verde y bonito y resultara así tan apetecible como figuraba en las imágenes de su libro de recetas.

Así que fue ese todo un descubrimiento, junto con las galletas de Oreo que en realidad son de foie y queso, la patata morada, las flores de queso... Unos aperitivos más que sumar a mi lista de entrantes y canapés para recibir en casa, celebrar lo que sea y en definitiva para disfrutar en buena compañía en torno a la mesa.





Beatriz Tobegourmet.


Bizcocho de chocolate y uvas. Receta.

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Os traigo el bizcocho más elegante del mundo. Para mí el bizcocho perfecto. Es de chocolate, super sabroso, húmedo y esponjoso. Lo he rellenado de uva tinta, y lo he cubierto de copos de oro comestible. Es muy fácil de hacer con sólo seguir unos sencillos pasos. Siempre sale bien.

El molde lo compré en Comercial Minguez en Madrid, me recuerda al de los panettones, y es muy cómodo porque además desechable es muy vistoso, con lo que me parece una idea estupenda para regalar.





El toque del oro comestible sin duda es un plus, y convierte lo que sería un vulgar bizcocho de chocolate en algo mucho más especial. Estos pequeños copos me los envió Mamen de Oro Gourmet para juguetear con ellos en la cocina. También tienen láminas de oro, que son algo más complicadas de manejar pero que nos pueden dar mucho juego; como podeis ver en este post que publiqué hace algún tiempo.




Ingredientes:

- 4 huevos.
- 250 g de azúcar.
- 250 g de harina especial bizcochos de Santa Rita.
- 250 g de chocolate en polvo Valor.
- 1 sobre de levadura Royal.
- 250 mantequilla blandita.
- 200 g de nata líquida 18% mg.
- Un puñado de uva tinta.




Preparación: mezclamos primero los huevos con el azúcar, luego añadimos la mantequilla y volvemos a mezclar. A continuación vamos incorporando poco a poco, en veces, para que sea más fácil de manejar, la harina, el cacao, y la levadura. Finalmente lo batimos con la nata y lo vertemos en el molde. Si tenéis Thermomix, lo haréis con gran comodidad en vel. 3/4.

Dejamos reposar la mezcla dentro del molde de papel del que antes os he hablado, es muy duro y resistente, una maravilla para trabajar. 

Seleccionamos unas cuantas uvas, yo he usado tintas porque están de temporada, retiramos las pepitas y las rebozamos de harina, para que al ponerlas en el molde con la mezcla de chocolate no se vayan todas al fondo y nos las encontremos de vez en cuando dentro del bizcocho.

Lo horneamos a 180º unos 45 minutos, o hasta que la aguja salga limpia y lo dejamos enfriar antes de adornarlo con el oro.




Los granos de uva tinta se confunden con el propio chocolate así, si no decís nada, es una sorpresa dulce y húmeda en el paladar. Recomiendo que si lo vais a servir en casa, en una merienda o desayuno, lo mostréis primero y luego lo retiréis para emplatar; pues queda más lucido si volvemos a espolvorear un poco de oro y al tiempo lo acompañamos con estos chocolates dorados, que podéis encontrar en tiendas especializadas en repostería. 

Me parece una opción perfecta también para ofrecer en Navidad, en esos días que se queda con los amigos para tomar en casa una copa de champagne. Qué mejor que con algo dulce y dorado!  Entonces las uvas blancas serán sin duda la mejor de las compañías para este exquisito bizcocho de chocolate y oro.





Beatriz Tobegourmet.

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